La buena pipa de Grondona
El cuento de la buena pipa es tan viejo que la mayoría de los niños no lo conoce.
Comenzaba una y otra vez de la misma manera y jamás terminaba. Con el tiempo, los chicos aprendían que era una broma de los grandes.
Este martes 27 de diciembre de 2011, La Nación deportiva publica una sentencia de Julio Humberto Grondona relativa a los clubes de la Asociación del Fútbol Argentino que preside desde 1979: "El que tiene deudas no inscribirá nuevos jugadores".
Leer esto es lindo para un niño, especialmente si nada sabe de fútbol nacional. Lo invita a creer en la justicia, a seguir ignorando el significado del término impunidad. Hasta que un adulto le cuente que frases por el estilo no han impedido a los clubes grandes endeudados contratar futbolistas mientras dirigencias como las de Gimnasia de Jujuy, que incorporan jugadores sólo si pueden, se van al descenso insultadas por los hinchas.
Por lo menos, el cuento de la buena pipa era un pasatiempo, no un modus operandi.
Un blog variopinto, con textos ligados a pensamientos, sensaciones, descripciones, narraciones, sentimientos, ocurrencias y reflexiones sobre temas periodísticos sin correr tras primicias. Miradas acerca de lo que nos pasa, lo que nos gustaría, lo que perdimos y lo que soñamos.
27/12/11
23/12/11
Impuestazo a la libertad
Chen Wei no dice nada para la mayoría en estas tierras. Curiosamente, fue condenado por decir demasiado.
Ocurre así con los nombres chinos. Y es lo que les pasa a los que intentan expresarse en los regímenes totalitarios.
La cadena inglesa BBC informa que el escritor fue sentenciado a nueve años de prisión por “incitar a la subversión”, tal como se rotuló su lucha por la democracia.
Su afán expresivo le costó su libertad. Una paradoja tan brutal como el régimen del gobierno chino.
“La democracia prevalecerá”, manifestó Chen Wei. Es probable que su lucha resulte vana. Con suerte, engrosará la lista de los que pagaron en vida el altísimo costo de un futuro mejor.
Anteojeras
Los premios Olimpia son entregados por el Círculo de Periodistas Deportivos de Buenos Aires, que flaco favor le hace al estereotipo del porteño centralista.
En 2011, este cuerpo colegiado -o sea que sus decisiones no son las de uno sino las de varios- consideró que el mejor futbolista del medio local había sido Juan Román Riquelme. El que le metió un gol a Unión de Santa Fe, la rompió contra Estudiantes, organizó ataques en el 1-0 a San Martín de San Juan. El que, según declaraciones de sus compañeros, fue un líder positivo tras el retiro de Martín Palermo. La figura de anchas espaldas que absorbió presión cuando el vicepresidente Juan Carlos Crespi sugirió, cumplida la primera fecha del certamen, que cabía pensar en un plan B para el entrenador Julio Falcioni, luego conductor del campeón invicto.
Méritos como para el agradecimiento que a Riquelme le tributaron los hinchas de Boca. De ninguna manera, suficientes para ser elegido el mejor futbolista de los campeonatos argentinos 2011.
Franco Damián Vázquez, transferido al Palermo de Italia sin pasar por equipos de Buenos Aires, fue el estratega de Belgrano y algo más. Con piernas como para pisar el área, le metió un golazo a la firme defensa de Vélez, hizo el del 1-0 sobre Arsenal en su último partido en el club y fue el salto de calidad de los cordobeses en el ascenso a Primera.
Pensar que el Olimpia no fue para Vázquez porque Belgrano subió a costa del primer descenso de River sería un prejuicio antiporteño. Al cabo, no hubo Olimpia para Diego Villar, ese barbado mediocampista derecho de Godoy Cruz ubicuo, solidario para recobrar el balón, astuto para pasarlo y principal asistidor de Rubén Ramírez, goleador del torneo que concluyó apenas días antes de la entrega de los premios.
Tampoco lo ganó Juan Manuel Martínez, el delantero por cuya labor Vélez tendría que haber goleado a Peñarol en aquel 2-1 que no alcanzó para avanzar a la final de la Libertadores 2011. El mismo que hizo evocar a Maradona por su capacidad de eludir defensores pegados a la línea de fondo y, lejos de irse con pelota y todo, mandar centros de gol.
No se trata de centralismo geográfico. El error es tener ojos únicamente para grandes figuras mediáticas.
Chen Wei no dice nada para la mayoría en estas tierras. Curiosamente, fue condenado por decir demasiado.
Ocurre así con los nombres chinos. Y es lo que les pasa a los que intentan expresarse en los regímenes totalitarios.
La cadena inglesa BBC informa que el escritor fue sentenciado a nueve años de prisión por “incitar a la subversión”, tal como se rotuló su lucha por la democracia.
Su afán expresivo le costó su libertad. Una paradoja tan brutal como el régimen del gobierno chino.
“La democracia prevalecerá”, manifestó Chen Wei. Es probable que su lucha resulte vana. Con suerte, engrosará la lista de los que pagaron en vida el altísimo costo de un futuro mejor.
Anteojeras
Los premios Olimpia son entregados por el Círculo de Periodistas Deportivos de Buenos Aires, que flaco favor le hace al estereotipo del porteño centralista.
En 2011, este cuerpo colegiado -o sea que sus decisiones no son las de uno sino las de varios- consideró que el mejor futbolista del medio local había sido Juan Román Riquelme. El que le metió un gol a Unión de Santa Fe, la rompió contra Estudiantes, organizó ataques en el 1-0 a San Martín de San Juan. El que, según declaraciones de sus compañeros, fue un líder positivo tras el retiro de Martín Palermo. La figura de anchas espaldas que absorbió presión cuando el vicepresidente Juan Carlos Crespi sugirió, cumplida la primera fecha del certamen, que cabía pensar en un plan B para el entrenador Julio Falcioni, luego conductor del campeón invicto.
Méritos como para el agradecimiento que a Riquelme le tributaron los hinchas de Boca. De ninguna manera, suficientes para ser elegido el mejor futbolista de los campeonatos argentinos 2011.
Franco Damián Vázquez, transferido al Palermo de Italia sin pasar por equipos de Buenos Aires, fue el estratega de Belgrano y algo más. Con piernas como para pisar el área, le metió un golazo a la firme defensa de Vélez, hizo el del 1-0 sobre Arsenal en su último partido en el club y fue el salto de calidad de los cordobeses en el ascenso a Primera.
Pensar que el Olimpia no fue para Vázquez porque Belgrano subió a costa del primer descenso de River sería un prejuicio antiporteño. Al cabo, no hubo Olimpia para Diego Villar, ese barbado mediocampista derecho de Godoy Cruz ubicuo, solidario para recobrar el balón, astuto para pasarlo y principal asistidor de Rubén Ramírez, goleador del torneo que concluyó apenas días antes de la entrega de los premios.
Tampoco lo ganó Juan Manuel Martínez, el delantero por cuya labor Vélez tendría que haber goleado a Peñarol en aquel 2-1 que no alcanzó para avanzar a la final de la Libertadores 2011. El mismo que hizo evocar a Maradona por su capacidad de eludir defensores pegados a la línea de fondo y, lejos de irse con pelota y todo, mandar centros de gol.
No se trata de centralismo geográfico. El error es tener ojos únicamente para grandes figuras mediáticas.
20/12/11
Algunas son correctas
Estas dos preguntas invitan a pensar cómo educar a un adolescente.
1. ¿Qué es más irrespetuoso?
a) Decirle: "Si querés ayudar, prepará un huevo pasado por agua, eso sí que lo sabés hacer".
b) Empujarlo a la frustración al proponerle lo que a priori es imposible que realice.
c) Hacerle creer que entre él y el futbolista Lionel Messi no hay grandes diferencias.
d) Jamás pedirle colaboración.
2. ¿Cómo se ayuda a que un adolescente madure?
a) Dándole la llave de la casa a sabiendas de que pierde casi todo.
b) Mandándole mensajes de texto cada quince minutos.
c) Pidiéndole que sea sociable mientras nos hacemos negar por teléfono.
d) Llevándolo al cabaret.
e) Saliendo con una chica cinco años mayor que él.
f) Planteándole que los hijos "son hijos de la vida", por lo cual "que te eduque Montoto".
g) Escuchándolo.
h) Mostrándole equipos de fútbol que ganaron desde la belleza, otros que se impusieron mediante la trampa, y que él elija.
i) Avisándole que siempre hay alguien más vivo que uno.
j) Recordándole que equivocarse es inevitable, pero no es cuestión de que cometa errores que le cuesten la vida.
k) Enseñándole que el esfuerzo y la constancia dignifican aunque no deparen medallas.
l) Sentándose a su lado a ver Showmatch.
Con gusto se recibirán inquietudes.
Estas dos preguntas invitan a pensar cómo educar a un adolescente.
1. ¿Qué es más irrespetuoso?
a) Decirle: "Si querés ayudar, prepará un huevo pasado por agua, eso sí que lo sabés hacer".
b) Empujarlo a la frustración al proponerle lo que a priori es imposible que realice.
c) Hacerle creer que entre él y el futbolista Lionel Messi no hay grandes diferencias.
d) Jamás pedirle colaboración.
2. ¿Cómo se ayuda a que un adolescente madure?
a) Dándole la llave de la casa a sabiendas de que pierde casi todo.
b) Mandándole mensajes de texto cada quince minutos.
c) Pidiéndole que sea sociable mientras nos hacemos negar por teléfono.
d) Llevándolo al cabaret.
e) Saliendo con una chica cinco años mayor que él.
f) Planteándole que los hijos "son hijos de la vida", por lo cual "que te eduque Montoto".
g) Escuchándolo.
h) Mostrándole equipos de fútbol que ganaron desde la belleza, otros que se impusieron mediante la trampa, y que él elija.
i) Avisándole que siempre hay alguien más vivo que uno.
j) Recordándole que equivocarse es inevitable, pero no es cuestión de que cometa errores que le cuesten la vida.
k) Enseñándole que el esfuerzo y la constancia dignifican aunque no deparen medallas.
l) Sentándose a su lado a ver Showmatch.
Con gusto se recibirán inquietudes.
13/12/11
Sorpresas en la verdulería
Un verdulero le contesta mal a una clienta a la que no había durazno que la conformase.
-Ay, qué grosero. ¿Quién lo educó? -es la reacción.
-Usted -le replica el padre del verdulero, a cargo del almacén.
-¿Cómo?
-Usted, que ni siquiera se acuerda de que Hernán fue a su escuela del '93 al '96.
-Habrá sido otra maestra, los míos no salieron así -se defendió acusando ella, que pagó y salió.
"La maestra es la plaga nacional", afirmó Eduardo a la siguiente mujer, también docente.
Ella sabía que ese tipo de frases era uno de los pasatiempos favoritos de ese hombre que también entre sonrisas pedía que le dieran "una metralleta para terminar en quince días con los piquetes".
"Usted sabe que no me gustan las generalizaciones", planteó Silvana.
-A mí tampoco, de todas las clientas sos la única con la que me casaría -la sorprendió Hernán.
Un verdulero le contesta mal a una clienta a la que no había durazno que la conformase.
-Ay, qué grosero. ¿Quién lo educó? -es la reacción.
-Usted -le replica el padre del verdulero, a cargo del almacén.
-¿Cómo?
-Usted, que ni siquiera se acuerda de que Hernán fue a su escuela del '93 al '96.
-Habrá sido otra maestra, los míos no salieron así -se defendió acusando ella, que pagó y salió.
"La maestra es la plaga nacional", afirmó Eduardo a la siguiente mujer, también docente.
Ella sabía que ese tipo de frases era uno de los pasatiempos favoritos de ese hombre que también entre sonrisas pedía que le dieran "una metralleta para terminar en quince días con los piquetes".
"Usted sabe que no me gustan las generalizaciones", planteó Silvana.
-A mí tampoco, de todas las clientas sos la única con la que me casaría -la sorprendió Hernán.
12/12/11
Alumno sincero penado
Adrián Ramírez tenía que exponer en diciembre para aprobar Formación Etica y Ciudadana. Se la llevó porque el profesor se había sentido destinatario de la expresión “hay tipos que son un desastre y se enjuagan la boca hablando de la ética”. Aunque negó haberle apuntado, Ramírez pagó dado que “usted no tiene derecho de hablar así de quienes le enseñan. Sepa, estimado, que los profesores trabajamos para que usted un día nos supere”.
-Pero al paso que vamos, los voy a superar antes de quinto año –replicó el alumno de cuarto, instantes previos a que el profesor fuera a buscar al director.
El conflicto se resolvió con un apercibimiento, un pedido de disculpas en la sala de profesores y la producción de este texto alusivo, cuya defensa oral será mañana.
Ernesto Weissmann, especialista en Toma de Decisiones, dijo en una entrevista a Clarín que “el azar juega un rol mucho más importante del que estamos dispuestos a admitir. Hay muy malos resultados a partir de buenas decisiones, y viceversa”. Coincido. No fue mala mi decisión de decir lo que todos sabemos que sucede, en todo caso fue inconveniente. Si la juzgo a partir del resultado (tengo que venir en diciembre pese a que el resto de las notas me daba para aprobar), le erré feo. Pero aunque tenga 16 años ya sé bien que no siempre a uno le va bien por marcar lo que tiene derecho a marcar. ¡Y tengo derecho a decirlo! Obvio que tengo derecho a decirlo porque soy un alumno responsable, educado y por eso hago las tareas, entre ellas venir a clase y disimular bastante el aburrimiento.
A lo mejor usted, profesor, coincida con mi apreciación no obstante lo cual me aplique esta medida como una muestra de lo que me puede pasar en un trabajo si le planteo algo así al jefe. Si eso fue lo que guió su acción, le agradezco. Mis amigos me preguntaron si yo quería venir en diciembre. Más vale que no. Lo que pasa es que hay profesores que a uno le piden lo que ellos no hacen y eso da bronca, es incoherente. Usted nos habla de lo justo y lo injusto. Y qué quiere que le diga, es injusto que hable de ética alguna gente que no es ética como docente. A nadie le pido que sea genial fuera del aula como a mí tampoco me analizan como vecino o hijo o hermano. Y le digo más: tampoco soy fiscal de la Nación ni inspector ni director para juzgar si los profesores son éticos. Lo que pasa es que me saca, me irrita un montón, que saquen chapa de éticos cuando no lo son. Es como si el dictador Franco hubiera dicho “yo soy tolerante”. No me vengan…
Vuelvo a agradecer si usted me quiere socializar –¿vio que me acuerdo de los conceptos?- para el mundo que hay, no para el ideal. Capaz que usted prefiera que yo siga pensando libremente y hablando según convenga. En algún punto lo entiendo, usted no quiere sentir culpa si mañana un patrón me echa por decirle en la cara una verdad que no le gusta.
En cuanto a lo otro, eso de que al paso que nos enseñan vamos a superar a varios profesores antes de terminar el colegio, reconozco que se me fue la mano. Me tengo que disculpar, eso está claro.
Adrián Ramírez tenía que exponer en diciembre para aprobar Formación Etica y Ciudadana. Se la llevó porque el profesor se había sentido destinatario de la expresión “hay tipos que son un desastre y se enjuagan la boca hablando de la ética”. Aunque negó haberle apuntado, Ramírez pagó dado que “usted no tiene derecho de hablar así de quienes le enseñan. Sepa, estimado, que los profesores trabajamos para que usted un día nos supere”.
-Pero al paso que vamos, los voy a superar antes de quinto año –replicó el alumno de cuarto, instantes previos a que el profesor fuera a buscar al director.
El conflicto se resolvió con un apercibimiento, un pedido de disculpas en la sala de profesores y la producción de este texto alusivo, cuya defensa oral será mañana.
Ernesto Weissmann, especialista en Toma de Decisiones, dijo en una entrevista a Clarín que “el azar juega un rol mucho más importante del que estamos dispuestos a admitir. Hay muy malos resultados a partir de buenas decisiones, y viceversa”. Coincido. No fue mala mi decisión de decir lo que todos sabemos que sucede, en todo caso fue inconveniente. Si la juzgo a partir del resultado (tengo que venir en diciembre pese a que el resto de las notas me daba para aprobar), le erré feo. Pero aunque tenga 16 años ya sé bien que no siempre a uno le va bien por marcar lo que tiene derecho a marcar. ¡Y tengo derecho a decirlo! Obvio que tengo derecho a decirlo porque soy un alumno responsable, educado y por eso hago las tareas, entre ellas venir a clase y disimular bastante el aburrimiento.
A lo mejor usted, profesor, coincida con mi apreciación no obstante lo cual me aplique esta medida como una muestra de lo que me puede pasar en un trabajo si le planteo algo así al jefe. Si eso fue lo que guió su acción, le agradezco. Mis amigos me preguntaron si yo quería venir en diciembre. Más vale que no. Lo que pasa es que hay profesores que a uno le piden lo que ellos no hacen y eso da bronca, es incoherente. Usted nos habla de lo justo y lo injusto. Y qué quiere que le diga, es injusto que hable de ética alguna gente que no es ética como docente. A nadie le pido que sea genial fuera del aula como a mí tampoco me analizan como vecino o hijo o hermano. Y le digo más: tampoco soy fiscal de la Nación ni inspector ni director para juzgar si los profesores son éticos. Lo que pasa es que me saca, me irrita un montón, que saquen chapa de éticos cuando no lo son. Es como si el dictador Franco hubiera dicho “yo soy tolerante”. No me vengan…
Vuelvo a agradecer si usted me quiere socializar –¿vio que me acuerdo de los conceptos?- para el mundo que hay, no para el ideal. Capaz que usted prefiera que yo siga pensando libremente y hablando según convenga. En algún punto lo entiendo, usted no quiere sentir culpa si mañana un patrón me echa por decirle en la cara una verdad que no le gusta.
En cuanto a lo otro, eso de que al paso que nos enseñan vamos a superar a varios profesores antes de terminar el colegio, reconozco que se me fue la mano. Me tengo que disculpar, eso está claro.
Red de daño
“Paraguayitas vip” es el texto de los volantes colocados en un cartel sobre la vereda de Lima (tramo sur de la 9 de Julio). También en Cerrito, zona norte de la misma avenida en Buenos Aires, y en varias calles paralelas e innumerables lugares del país, se ofrece prostitución.
Detrás debe haber una historia de falsas promesas laborales, de miseria extrema. De acostumbramiento, de resignación. De injusticia, de impunidad. De clientes, de engranajes necesarios para que la explotación se perpetúe.
Los proxenetas ya no tienen permiso legal para publicar avisos en los diarios, lo cual es un avance toda vez que les resta visibilidad en el mercado. El problema es que siguen teniendo permiso social. El machismo prueba cuán fácil se aprenden algunas materias por fuera de la educación formal. Distinto pasa con la autocrítica, previa desde hace años. No todo es culpa de la presidenta, ni de los docentes.
8/12/11
Patriotismo nunca más
“Mi marido es un patriota”. ¿Quién lo dijo? En un ejercicio de opción múltiple, casi nadie atinaría con Sonia de Cavallo, la esposa del exministro de Economía de la Argentina. En la entrevista televisiva que dio cabida a estas palabras tal vez se tendría que haber definido en qué consistía el patriotismo. Ya en tierras de la metodología de la investigación, se podría haber tomado la frase como un indicador de que el amor es ciego.
Si la patria es un corralito, entonces Domingo Cavallo les gana por un campo a San Martín, Belgrano, el tambor de Tacuarí y el sargento Cabral juntos.
Si el patriotismo se ejerce desde la pérdida de derechos económicos, el hombre que hablaba inglés cual alumno de segundo año secundario llenó a los ciudadanos de deberes bajo el lema “la letra con sangre entra”.
Debe haber sido difícil para los periodistas que recogieron la declaración de Sonia de Cavallo elegir el verbo correcto para atribuirle la cita. Al fin de cuentas, el corralito le impidió a la ciudadanía retirar de los bancos su propio dinero. Que esto haya sido originado por un hombre del liberalismo es una de las paradojas más brutales de la historia económica nacional. La violencia se equipara a la de un marido que le dice a su mujer “yo gano 6 mil por mes, pero a vos te voy a dar diez pesos diarios. Y gracias”. Semejante abuso de poder grafica la naturaleza de la elección.
Sería injusto olvidar que la medida tuvo lugar en un contexto de bajo consumo y de desocupación durante la presidencia de Fernando De la Rua. El problema para el exministro es que al mirar atrás para hallar culpables encontraba un espejo: hombre de la gestión de Carlos Menem, había sido actor principal de la Convertibilidad, una de ficción económica que les gustó a muchos más argentinos de los que hoy lo admiten. Cavallo no fue el único responsable, sí fue de los centrales tanto en aquel “milagro argentino” del que se habló en la prensa extranjera a inicios de los noventa como en el dolor con el que millones de personas arrancaron el siglo 21.
Con esta perspectiva, ¿cómo sería justo completar la expresión? Alternativas:
“Mi marido es un patriota”, aseveró Sonia de Cavallo.
“Mi marido es un patriota”, deliró.
“Mi marido es un patriota”, afirmó.
“Mi marido es un patriota”, comentó.
“Mi marido es un patriota”, sostuvo.
“Mi marido es un patriota”, se burló.
“Mi marido es un patriota”, ironizó.
“Mi marido es un patriota”, mintió.
“Mi marido es un patriota”, consideró Sonia, tal vez bígama.
Cambiate de lugar
El trabajo está listo, se dijo y sonrió tal vez por cuarta vez en el día. Había conseguido que le funcionara la computadora nueva. Quizás por el calor, seguro por los nervios, había sentido que estaba pesado en el cibercafé donde el mozo lo ayudó a aprender cómo era eso de una máquina que no tenía mouse. Minutos después, él solo encontró que para escribir @ había que apretar las teclas Alt y Q.
El hombre recordó a algunas personas con las que no había sido lo paciente que debía; se culpó y se consoló después, al recordar que las enseñanzas a familiares son mala idea.
Siguió los pasos del manual de instrucciones, se fijó si las letras estaban escritas con las debidas mayúsculas, apretó enter y entró en Internet. ¡La alegría que sintió!
En ese momento se dio cuenta de por qué tantas personas mayores de 50 años eligen estudiar en talleres vocacionales. Es lindo sentir que las vallas no son tan altas como se las ve antes de saltar o en los primeros intentos. Volvió a pensar que nunca es suficiente la paciencia de quien está a cargo de enseñar. Sintió que era cierto eso de que a veces la vida a colores se despliega como un atlas. Y encima, esa tarde había ganado Boca y el lunes era feriado.
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