31/8/15


Tecnocracia humillada 
Circula por Facebook un video que muestra a un hombre munido de kilos de instrumental fotográfico y a una niña que, apenas con una pequeña cámara, obtiene la misma imagen.
La producción audiovisual, que por cierto requiere de un saber tecnológico, ayuda a pensar cuál es el carro y cuáles los caballos en materia educativa.
Es retórico preguntar si las redes sociales y otras prestaciones de Internet sirven para ampliar la percepción de mundo. Claro que para elegir hacen falta fundamentos, no solo saber si el click se hace con el botón izquierdo o derecho del mouse. Ahora bien, como expone el video, la diferencia no la hacen los miles de pesos de distancia entre una herramienta y otra sino la sapiencia para encuadrar y significar, que van muchas páginas más allá del manual fotográfico de instrucciones.
Los ejemplos abundan y abochornan. Sin un respaldo de conocimiento, quien solo tararea "mueve el totó" buscará esta canción en Youtube y la repetirá en un tiempo que otro usará para escuchar música.
Millonaria subasta de votos
Alejandro Dolina escribe que el diablo no anda viste de amarillo, ni huele a azufre. Sin embargo, a veces es fácil reconocerlo. Ejemplo:
"Si lo votás a fulano, te pago 500 pesos"
expone la tentación de rebajar a mercancía una decisión clave para la democracia. Como acaso diría Jacobo Winograd, "billetera mata ciudadanía". Para colmo, muchas veces la oferta se hace a quienes necesitan uno por uno los 500 pesos y ya se sabe la consecuencia que suele tener el par tentación / ocasión.
Menos percibida es esta situación: alguien que disfruta de una posición económica más o menos holgada basa su voto en la idea por la cual "mientras yo siga bien, me importa un comino que se pisotee la república". Pero no está escrita, ni hay alguien que toque el timbre con 500 pesos en la mano. ¿Será por eso que quienes en realidad votan su conveniencia, no la calidad democrática, evitan reconocerse parecidos a los que salen del cuarto oscuro directo a cobrar?
 

PD: Mea culpa, el autor de la nota también ha votado con el bolsillo.
Ya estás grande, Caruso...
¿Algún día Caruso Lombardi asumirá sus faltas sin culpar a otros? Mal puede quejarse como director técnico de Arsenal de los arbitrajes que, de haber fallado con acierto, hubieran hecho goleada en su contra la derrota 2-1 ante Boca.
Por otra parte, cuando lamenta que le impiden trabajar con libertad, ¿está pidiendo que lo dejen insultar impunemente? Caruso es como los malos alumnos que ante la menor duda proyectan sus falencias sobre el docente.
Hay quejas folklóricas y otras, bochornosas. Caruso Lombardi, biológicamente adulto, aún parece no distinguirlas.

25/8/15

Presencia humilde
La mujer se sienta de lunes a viernes detrás de una mesa en la que pone sandwiches de milanesa, alfajores, pastafloras, bocaditos de chocolate y coco rallado, tortas caseras, tartas de queso.
Es lógico verla con una manta y una pollera larga; tiene que pasar más de cinco horas a la intemperie y el invierno y el viento se hacen notar. Saluda amablemente, aunque no le compren, a quienes la registran y le dicen 'buen día'. Toma un café con leche que va a buscar del otro lado de la puerta del comedor.
La señora ejemplifica cuánto se puede aprender en la universidad, independientemente de las clases, las conferencias y las mesas redondas. Hay ejemplos de tenacidad y de amor a la dignidad que van más allá de los diplomas.


24/8/15

"Con lo que yo lo quiero al fútbol..."
"No fui yo, fue mi mano" era una excusa que solía escucharse como justificativo de juegos de villanos en la niñez.
Ni el emisor, ni el receptor creían en la frase, pero se estilaba decirla.
Horas atrás, un hombre grande, Joseph Blatter, dijo que "la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado) no es corrupta" sino que "la gente es la corrupta".
¿Alguien se animará a avisarle al niño Blatter, presidente de la FIFA, que los bebés no vienen de París en una cigüeña?
Comparado con Blatter, es un auténtico tipazo el personaje de Juan Manuel Tenuta en "Esperando la carroza" que se preocupa por el dolor que puede causarle a su hermano saber que él mismo lo hace cornudo.
A falta de bronce, Blatter labra su imagen en técnica mixta: cinismo e hipocresía.

13/8/15

Vida útil 
Discuten Julieta García y Rogelio, compañero del peaje, sobre qué es más útil: un cuadro o un clavo.
Rogelio insiste en que "sin el clavo, tu pintura estaría en un armario, con suerte, humedeciéndose. O se la llevaría por delante alguno de tus hijos y antes de un mes estaría rota. Es más, los clavos sirven para las construcciones, de manera que el día que necesites un techo más vale que tengas cerca una ferretería, no una galería de arte. Ni falta hace decir que un clavo es mucho más barato".
Julieta evitó contar billetes mientras lo escuchaba, no tanto por respeto al planteo sino para hacer bien la caja.
En un aparte de la mesa de cumpleaños de Lucas, la joven replicó que "como decía Laura, profesora de Filosofía, la racionalidad instrumental está bien para ejecutar algunas tareas, pero no como criterio de vida. Más vale que es preferible un martillo a un 'te quiero' para meter un clavo en una pared, pero de ahí a sentir que un cuadro no sirve... Me late que lo que decís te convence mientras lo mantenés en la comodidad de las abstracciones, pero no lo podrías mantener en la práctica. ¿A tu novia le regalarías un ramo de flores o su equivalente en clavos?".
Antes de irse a ver 'Las Mil y Una Noches', Julieta agregó: "En tu casa, no la de tus padres, la tuya, ¿me pareció o vi varias láminas en las paredes? No vi ningún clavo, lo cual me hace pensar que hasta vos, que te definís como un tipo al que le sobra corazón no por generoso sino por no usarlo, te das cuenta de que una pared sola o sin más que clavos es como un asador jamás estrenado".

Basado en una historia real

9/8/15

Machismo y otras creencias asesinas
¿En qué dios cree un criminal? ¿Qué idea tiene de justicia quien lincha?
Hombres en la calle levantan sus brazos y gritan. No es un gol, ni un campeonato; lo que han obtenido, en Kabul (Afganistán) es la muerte de una mujer que, supuestamente, había quemado el Corán. Lo lograron mediante una golpiza entre decenas, aplicada tan pronto vieron en la calle a una joven de 27 años a quien acusaron de ser enviada por Estados Unidos y de haberle prendido fuego a un libro considerado sagrado.
Un documental de la cadena británica BBC aborda el asesinato de Farkhunda, quien estudiaba la ley islámica y era muy religiosa, según cuenta su madre. O sea: nada de quemar un libro útil para quien, a los 27 años, deseaba cultivar su intelecto y su fe.
¿Le importa la verdad a quen es capaz de matar guiado por sus prejuicios?
La turba respondió el interrogante de un modo aberrante.
Pasada la muerte, más destrucción: Farkhunda fue quemada y sus padres solo se enteraron de que estaba muerta tras declarar, bajo presión estatal, que tenía problemas mentales.
Los policías no solo les hicieron consignar a sus padres que la joven Farkhunda estaba mal de la cabeza. También les recomendaron abandonar la capital, Kabul, por su propia seguridad.
El presidente se enteró y se indignó. Acto seguido, y merced a las filmaciones por celular de los entusiastas testigos del crimen, la policía empezó a arrestar a los agresores. El juicio determinó pena de muerte para unos, 16 años de prisión para otros y uno a los policías que, por omisión, permitieron que la golpiza letal sucediera.
Tiempo después, la pena de muerte se convirtió en diez años de cárcel y los policías condenados por no impedir el linchamiento quedaron libres bajo fianza.
"El respeto por la ley y por el otro no existen en nuestro país"
, dijo una activista por los derechos humanos.
La historia, trágica como suelen serlo aquellas atravesadas por los extremismos, dejó una imagen de amor y valentía entre tanto odio: las mujeres llevaron el ataúd de Farkhunda, víctima de vaya a saber qué dios del odio en el que creyeron quienes la mataron vilmente. Cuentan que fue un acto sin precedentes. Otra postal luminosa fue la de miles de mujeres y hombres que marcharon por justicia luego del crimen.

4/8/15

A toda prueba

Decir que hay contextos mejores que otros es una verdad de Perogrullo. De todos modos, existen seres que merced a sus valores, entre ellos la fe, se sobreponen a escenarios horrendos.
Paul Glynn cuenta que, durante la Segunda Guerra Mundial, el científico Takashi Nagai encontró en "la depravación" de semejante contienda y en la "mentirosa propaganda patriotera" un intenso deseo de "descubrir más y más la verdad". Admirador de Blas Pascal, Nagai tuvo un "voraz apetito por la ciencia" y publicó artículos para revistas aun en medio de la guerra.
El libro "Una canción por Nagasaki" señala que, además de la ciencia, Nagai amó profundamente a la gente. Enfermo de leucemia a causa de la radiación a la que se expuso en su labor como médico, siguió atendiendo pacientes incluso el 9 de agosto de 1945, cuando la bomba devastó la ciudad, no la convicción ni la devoción vital de Nagai.