26/11/15

Una dura realidad
Por Dionisio Cendoya, estudiante de tercer año, colegio San Ignacio
            París ha sufrido en noviembre una serie de ataques terroristas en lugares públicos que han cobrado una considerable cantidad de vidas. El ataque lo organizaron miembros del Estado Islámico, mejor conocido como ISIS. Este grupo no tiene territorio propio aunque tiene el control de una gran parte del territorio de Siria. Durante los últimos 4 años Siria ha estado teniendo problemas internos en los que se han involucrado algunas potencias mundiales. Los habitantes de este lugar viven en un contexto terrorífico desde entonces, pero ¿por qué han conmovido tanto al mundo 150 muertos y nadie dice nada de los miles de muertos en Siria?
            La gente de Siria vive en tales condiciones que tienen miedo de salir a las calles. Cada movimiento debe estar minuciosamente calculado de manera que ninguna bala los alcance. Sin siquiera poder reaccionar, una bomba puede caer llevándose con ella familiares, conocidos, todo lo que conocen y aprecian… Imagine las chances de vida que pueden llegar a tener los habitantes de la zona, especialmente los niños, que son socializados durante épocas de guerra. Por eso es que las migraciones masivas hacia Europa tienen lugar, la gente no busca enriquecerse, solo vivir una vida igual que el resto, en paz, que sus hijos puedan socializarse de manera sana, que en el futuro puedan conseguir trabajo y tener una familia, entre muchísimas otras cosas que implican tener una vida decente. Incluso sabiendo esto muchas personas dicen: “ellos están prevenidos” para decir que vale más la pena llorar por los muertos de Paris que por los de Siria. ¿Acaso existe un justificatorio para decir que la muerte de una persona no es importante?, o que ¿por el simple hecho de saber que podés perder tu vida en cualquier instante tu muerte va a ser menos importante? Esto es una muestra de lo equivocados que estamos, de lo errada que está la humanidad en cuanto a las creencias y los valores considerados esenciales. El muy equivocado estereotipo “como el estado islámico tiene influencia en gran parte del territorio de Siria, todos los habitantes de Siria son terroristas” justifica también por qué 150 muertes de París conmueven más al mundo que miles de muertes en Siria. Durante más de 4 años atrocidades suceden en Siria, y nadie dice nada. ¿Por qué?
            Básicamente porque los dueños de los medios de comunicación masiva son los poderosos, las grandes potencias, que en este caso particular están involucradas en la guerra contra el estado islámico (EI). Por lo tanto estas no van a actuar como un espejo de la realidad, sino que resaltarán los horribles actos del EI y censuran todo lo que ellos le hicieron a Siria, ¿o usted piensa que los ataques ocurridos no tienen motivo? Durante toda la historia de lo que hoy se conoce como Siria, las grandes potencias e imperios de los respectivos tiempos estuvieron involucrados. Es un lugar que controla el petróleo que se lleva a Europa, porque la Mesopotamia tiene uno de los mayores yacimientos de petróleo, y la forma mas simple de llevarlo a Europa es pasarlo por Siria. Por lo tanto el que controle ese territorio es dueño del petróleo, y el que controla el petróleo controla al mundo. Sin petróleo, el mundo como lo conocemos no existe, y se vende casi de manera instantánea a altos precios. Las sociedades que habitan los territorios, mayormente árabes, fueron convencidas antes de la Primera Guerra Mundial por algunas potencias europeas y ayudaron a destruir al imperio otomano, a cambio de la Gran Arabia. En lugar de darles la Gran Arabia prometida, los europeos dividieron la zona en países de manera que los pudieran mantener bajo su poder. A esto se debe que ISIS desconfía de las grandes potencias hoy en día y los ve como enemigos, y pelea por esta “Gran Arabia” que les fue prometida. Con esto se intenta mostrar al mundo la realidad completa de lo que está sucediendo, no una simple visión de uno de los involucrados, porque hay que entender los motivos detrás de las acciones.
            Todo esto nos lleva a reflexionar acerca de lo lejos que estamos de ese mundo sin odio, sin guerras, sin estereotipo, con el que todos soñamos. Además refleja lo estratificada que está la sociedad, cómo el simple hecho de tener poder y prestigio, dado lamentablemente por las armas y el dinero, te permite hacer lo que quieras, recriminar a otro lo que hacen mientras que uno está haciendo algo peor. Lo más triste de todo es que nosotros estamos permitiendo esto. Al ser tan influenciados por los medios de comunicación estamos permitiendo este abuso de poder por parte de los poderosos, al ser ignorantes de la historia completa, al ver solo una parte de ella estamos permitiendo que se continúen haciendo estos actos inhumanos en contra de la raza humana. Los poderosos son los culpables, y nosotros los cómplices… hasta que decidamos de una vez por todas unir nuestras voces para que por medio de la paz se logre el cambio, de manera contraria seríamos todos funcionalistas, y el mundo necesita menos funcionalistas y más marxistas. Con este informe no intento decir que ISIS es bueno y las potencias malas, solo decir que ambas tienen igual de culpa, que no nos creamos la historia de que “ellos son unos locos que quieren matar por matar y nosotros somos fomentadores de la paz mundial y no tenemos nada que ver”. Probablemente el atentado de París no haya sido la mejor manera de demostrar lo que piensan, pero capaz sí haya sido la única opción, o acaso si un terrorista le cuenta la verdadera historia ¿usted no pensaría que es un terrorista loco que seguramente está tramando algo en contra de su vida? ¿Alguna vez se le ha ocurrido leer un diario de Siria? Todo gira alrededor del poder y los prejuicios creados por la censura.

19/11/15

Exterior y dignidad propia
Diversas fuentes, entre ellas Adolfo Saldías, coinciden en señalar que “en 1845 la Confederación Argentina, gobernada por Juan Manuel de Rosas, sufrió la alevosa agresión militar de las dos principales potencias de la época: Gran Bretaña y Francia”.
Rosas no era perfecto, de hecho quien haya visto la película “Camila” conoce las crueldades de las que era capaz con tal de mantener intacto su poder. Ser humano, al cabo, tenía no solo defectos, también virtudes tales como “la defensa de la integridad territorial de lo que hoy es nuestro país”. En este marco, su “política pragmática” entendía “deseable que los ingleses manejasen nuestro comercio exterior, pero que no admitía que se apropiaran de un solo palmo de territorio nacional”, tal lo señala Felipe Pigna.
Juan Bautista Alberdi, claro enemigo del restaurador, comentaba: “Rosas no es un simple tirano a mis ojos; si en su mano hay una vara sangrienta de hierro, también veo en su cabeza la escarapela de Belgrano”.
Hay en la valoración de Alberdi un hermoso punto de contacto con la actitud científica que deseamos para cada uno de los que integramos la escuela: tratar de percibir situaciones sin la ceguera del fanatismo, procurar que nuestras elecciones se ajusten no a nuestros prejuicios sino a las realidades. Ser capaces de reconocer lo bueno que hacen quienes nos parecen malos y viceversa.
Don José de San Martín fue otro que habló de Rosas y su gesta en la batalla. Dijo el general: “El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la independencia de la América del Sur le será entregado al general Juan Manuel de Rosas, como prueba de la satisfacción que, como argentino, he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla”.
A esta altura, quizás más de uno se pregunte “¿Y quién ganó en La Vuelta de Obligado?”. Malas noticias para quienes dividen el mundo entre ganadores y perdedores: fue extranjero el triunfo en la batalla. Sin embargo, semejante interés de Rosas y toda nuestra gente por defender el territorio ante una agresión valió que la fecha se transformara en Día de la Soberanía Nacional y en feriado.
Perder es parte de la vida. La dignidad es opcional. Difícilmente nos toquen épocas de guerras. Pero casi a diario se nos presentan a todos los que estamos acá situaciones en las que podemos rendirnos y aplicar nuestra creatividad a inventar excusas o luchar con valentía como los 250 argentinos que dieron su vida en la batalla.
Rosas no era perfecto, pero hoy se lo recuerda por algunos de sus hechos. Nosotros, que tampoco somos perfectos, estamos invitados a tratar de obrar para merecer recuerdos respetuosos.

16/11/15

Ir al colegio: ¿por qué?
Por Antonella Dadone, de tercer año "B" del Colegio San Ignacio. Material producido en treinta minutos como parte de un trabajo práctico en el cual la pregunta debía responderse mediante conceptos sociológicos. 

Las escuelas y la educación que las mismas proveen, son de extrema importancia para el desarrollo de nuestras vidas. Para las personas, tener mejores opciones de vida, ser exitoso en sus trabajos, vida, para tener un alto status económico y social, una mejor socializacion en los contextos comunes de la vida, la educación juega un rol primordial.

         Para aumentar de forma positiva la educación, la educación formal es necesaria. ¿Por qué? Esta es una extensa y común pregunta, cuestionada por la mayoría de los estudiantes. En una educación formal, los alumnos deben salir del contexto común de sus hogares, para encontrarse y estar presentes en la socializacion secundaria, la escuela. En el colegio, profesores y ministros de educación son encontrados. El instituto sigue un curriculum nacional, en el cual se presenta una lista con las materias que deben ser enseñadas, es decir, que son obligatorias. Ademas del curriculum nacional, se encuentra el curriculum oculto, donde otras creencias y valores son enseñadas sin ser obligatorias. Todas estas materias son enseñadas por profesores, los cuales tienen un poder mayor al de los estudiantes, es decir, que se encuentran en un nivel jerárquico mayor en este contexto (escuela). Es por eso que los estudiantes aprenden a aceptar la autoridad mayor, para que en un futuro sean amables con aquellas personas que se encuentran en un mayor nivel social y económico (entre otros) que ellos.
Como colegiales, en la educación formal, como cuando se encuentran en el ámbito escolar, fuera del contexto de sus casas, generamente no se distraen tanto como si estuvieran en sus propios hogares, pero esto no significa que no se aburran. Para controlar el aburrimiento, los estudiantes tienen dos opciones. Por un lado se encuentran las formas recomendables para controlar el aburrimiento, que algunos ejemplos son, "soñar despiertos", tomar nota acerca de lo que el profesor dice, participar en clase, etc. Por otro lado, se encuentran las formas no recomendables para controlar el aburrimiento, como cantar, silbar, dibujar, etc. Si los estudiantes controlan su aburrimiento con estas formas no recomendables, ellos van a recibir sanciones. Y aqui es donde la meritocracia entra en juego. La meritocracia es cuando los estudiantes reciben premios o castigos de acuerdo a su comportamiento. Esto es de suma importancia para que aprendan que todo lo que uno hace, tiene consecuencias.
         En mi opinión, creo que lo explicado anteriormente, es una buena respuesta a la pregunta ¿por qué es la educacion formal necesaria?

Mínimo tributo a Jaim Etcheverry

Si la educación hiciera juicios...
Julieta García resolvió empezar el profesorado en Inglés después de escuchar una conferencia de la señora de Colomer. Otra de las motivaciones para su elección de carrera fue la lectura de "La tragedia educativa". Decía que este libro de Guillermo Jaim Etcheverry era a la docencia lo que The Beatles a la música.
A las citas se remitía: "Como afirma Larry Cuban, la esencia de la enseñanza es la presencia de un adulto con conocimientos y comprometido, que establece una relación con uno o más estudiantes para ayudarlos a aprender lo que ese maestro, la comunidad y los padres consideran que es importante".
Tragaba frustración cotejando la frase con la realidad: una sociedad muchos de cuyos miembros, padres incluidos, considera importante zafar y tercerizar en la escuela la educación de los niños y adolescentes. En este marco, proponer esfuerzo equivale a pedirle a alguien estar de pie cuando nada le cuesta recostarse en un sofá.
Le dolía lo que veía. Si un alumno no aprobaba un examen de historia argentina del siglo 19, el recuperatorio consistía en preguntarle si San Martín era: argentino, filipino, canadiense o japonés. Lejos de lo que, pese a ser una verdad obvia, se pisoteaba cual mentira infame: "Los niños son lo que se hace de ellos, lo que logran construir en función de las dificultades con que se enfrentan y de las obligaciones que se les imponen. Cuando desaparecen las dificultades y las obligaciones, se genera incertidumbre y se estimula la violencia".
"Parecería no advertirse que, para afrontar el mundo real, escenario de luchas y tropiezos, hay que enseñar a los hijos que no todo les resultará posible"
, era otro de los diagnósticos de Jaim Etcheverry que despertaba la admiración de Julieta. No solo admiración, también tristeza cuando recibía a menudo la sugerencia de "aprobar, aprobar y aprobar". Sentía que el destino de ese paradigma era muy parecido al de un país al que llegó a dominar un hombre que prometía "producir, producir y producir".
Tal vez sea por eso que Julieta esté prestando "La tragedia educativa" tan seguido, lo que antes hacía con los libros de los que deseaba despojarse.

11/11/15

Sentidos, curiosidades, dolores
En la clase hablaban de paradojas, alusiones y mensajes proselitistas. Adrián Ramírez escribió: "Si uno de los objetivos de una casa es guarecerse de la lluvia, ¿no es paradójico tener que usar paraguas bajo techo? ¿De qué modo podría rotularse a un intendente que no pagase el impuesto inmobiliario municipal? ¿Y al dueño de un ingenio azucarero que endulzara con edulcorante? ¿Y a una cirugía estética que transformara bellezas en adefesios? ¿Cómo calificar a una obra social (supuestamente un colectivo ocupado en la salud de sus miembros) que estafase a sus pacientes oncológicos?".
Uno de sus compañeros no entendía qué eran las paradojas, por lo cual Ramírez hizo un alto en su escritura y lo tocó por su costado más sensible, basado en palabras de César Luis Menotti.
-Para saber ganar es bueno perder. Estar en los zapatos del que sufre puede ayudar a moderar algunos festejos, al menos hasta que uno esté más lejos de los que han sido derrotados.
-¿Parecido a "cuanto más duermo, menos descanso?" -consultó Julián García.
-Tal cual, con puntos de contacto con "tiene razón, pero marche preso".
-¿Vendría a ser como empezar una guerra para conseguir la paz?

-O, siguiendo a Isabel Videla, profesora de Historia de mi tía Graciela, contratar caníbales para que eliminen el canibalismo.
-O no saber qué hora es justo en una relojería, que dicho sea de paso es de lo más común.

-También es paradójico que el silencio hable.
Fue entonces que García se tildó. Cada dos por tres, la cena con sus padres se llenaba de silencios elocuentes que, lo supo meses después, significaban vísperas de divorcio.
Derecho a queja
Adrián Ramírez volvió de la universidad junto a Julieta. El tema de las paradojas continuaba en su mente, pero tuvo el buen gusto de no molestar con diálogos de aula a otros pasajeros del ómnibus. La siguió en casa:
-¿No te parece paradójico, Juli, que critiquen a un gobernante algunos profes, y alumnos también, que en sus lugares de acción son cualquier cosa menos responsables, inteligentes y respetuosos? Tengo la sensación de que vivimos en una sociedad de fabricantes de billetes falsos que reclaman estafa si la máquina falla.

3/11/15

Absurda pretensión
"¿Sabe qué? Soy más egoísta de lo que pienso", le confía el psicólogo Guillermo Segura a su terapeuta en uno de los capítulos de Vulnerables.
Son estos días previos a elecciones, por lo tanto es sencillo escuchar críticas descarnadas a los candidatos. "No escuchan" y "no les importamos", son de las más delicadas. Lo curioso es que las pronuncian personas que atropellan en vez de dialogar o que niegan todo lo que desmiente sus prejuicios.
¿Tanto cuesta la autocrítica? Gente que a todas luces vulnera pautas mínimas de urbanidad le reclama vehementemente a la clase política.
Votar es fácil. Merecer el derecho a señalar con el dedo es casi tan difícil como ganar el Quini.


    Tristeza
    Nicholas Kristof escribe en The New York Times que a las mujeres de Arabia Saudita les está prohibido manejar autos. Agrega que algunos clérigos les dicen que no deben usar cinturón de seguridad por temor a que muestren contornos de sus cuerpos.
    Semejante muestra de intolerancia tiene yapas tanto o más detestables. Algunas:
    a) Ali ar-Nimr, de 17 años, espera que le corten la cabeza (literalmente) por hallárselo culpable de caos y agresión a un policía. Poco importa a las ¿autoridades? saudíes que la confesión haya llegado aparentemente como consecuencia de torturas.
    b) Un británico de 74 años es condenado a 350 latigazos por habérsele encontrado alcohol. La buena nueva es que probablemente la pena no se haga efectiva por el profundo rechazo que el caso ha generado. La mala es que, tal indica el periodista, la ley seca brutal emana de oficiales de gobierno capaces de consumir licor cual si fuera agua tras dos horas de maratón.
    c) "Hago lo que quiero" fue lo que, según Los Angeles Times, declaró basado en su status un príncipe acusado de aterrar mujeres no solo mediante amenazas, también a golpes, mientras vacacionaba en Beverly Hills.
    Entre incoherencias y crueldades navegan estos gobernantes, que hacen con sus vidas lo que prohíben para las ajenas.
    ¿Qué se puede hacer desde aquí?, quizás se pregunte más de uno.
    En principio, revisar si una preferencia política se deslegitima por odio, prejuicios y olvidos incongruentes. No sea cuestión de que más de uno que se llenó los bolsillos en la década de los 1990 abjure de aquel tiempo. Tampoco se trate de criticar enfáticamente los feriados puente... antes y después de una selfie desde un lugar turístico en esos días. O de escuchar solo lo afín al interés propio, incluidos preconceptos. O de defender la democracia si y solo si el gobernante de turno nos complace.
    Sin autocrítica ciudadana, la república no goza de buena salud. Con fanatismos, tampoco.
Realidad publicada
"Buenos días a todos", dijo un hombre, mientras cargaba su ametralladora. "Estoy lleno de paz y la quiero compartir con ustedes", agregó mientras le hizo 65 agujeros el paredón.
Trascartón, ofreció mendrugos y el alumnado aceptó. Uno, pasado de hambre, le hincó los dientes y se le rompió un arreglo, pero optó por callar su opinión sobre la dureza del pan mientras tragaba un pedazo de muela.
"Siempre dije que las denuncias escolares por maltrato docente estaban sobredimensionadas", comentó un vecino que jamás había visto una nota al respecto en el diario del lugar.