Ideas terribles
Confundir efectos con causas es común. Más de un niño cree que el viento es generado por ramas y hojas que se mueven. Cuando crecen, descubren que lo que ven es provocado por el viento, que a su vez -esto lo saben quienes estudian Geografía- es originado por diferencias de presión.
Suponer que lo que no se hace tiene como origen la falta de interés resulta otra equivocación habitual. Ejemplo: en un paraje no hay vacas, ni leche en polvo, ni heladeras a gas ni a kerosén, ni conservadoras, ni hielo. Las personas no consumen lácteos. No falta el que sentencia: "O sea que no les gustan los lácteos", prescindiendo del contexto.
En esta línea, en un colegio donde se afirma que "los chicos no leen", conviene revisar si se les asigna material de lectura. Si no, es como pretender que le guste el sushi a quien ni siquiera sabe qué es. En otras palabras, ¿cuántas chances hay de que un nene o adolescente lea si nadie lo estimula a que lo haga? ¿O acaso la responsabilidad tiene posibilidades de surgir sin una tarea por delante? "No les gusta estudiar", es otro latiguillo. ¿Y alguna vez se los hace estudiar a los chicos a los que se acusa?
Con relación a efectos tenidos por causas, también vale parar un ratito en la escuela. Por supuesto que el vínculo alumno - docente conlleva influencias mutuas. Un estudiantado que desde el inicio mismo de la clase mira el reloj cada tres minutos condiciona el entusiasmo del profesor. De todos modos, ¿se le puede exigir el mismo compromiso hacia la tarea al muchacho que al adulto que además cobra por hacerla? Como dijo un autor, es injusto pretender una cabeza madura sobre hombros adolescentes.
Para quien está frente al curso es funcional creer que su propia apatía es el inexorable fin de un camino iniciado por el desgano de los otros, así como al niño le queda cómodo rotular a las hojas y ramas cual fuentes de energía eólica.
Cielo nuboso, ¿verdad? Se hace tormenta si bajan mensajes institucionales desde la lógica del Cambalache: "No hay aplazados, ni escalafón". Entonces la responsabilidad se torna un sustantivo más abstracto que nunca para los que tienen la tiza y para los que las tiran.
Un blog variopinto, con textos ligados a pensamientos, sensaciones, descripciones, narraciones, sentimientos, ocurrencias y reflexiones sobre temas periodísticos sin correr tras primicias. Miradas acerca de lo que nos pasa, lo que nos gustaría, lo que perdimos y lo que soñamos.
26/10/13
Barrabravas con botines
Puede ser la tercera, la undécima, la última; cualquier fecha del torneo es propicia para que algunos futbolistas resuelvan sus conflictos a puñetazos y patadas.
El remanido y estúpido argumento de "las pulsaciones aceleradas" no funciona. Con ese criterio, los corredores de 400 metros, los maratonistas, los empleados de un call center que reciben quejas de usuarios, los colectiveros que cortan boletos, cobran, esquivan bicicletas y motos que cruzan en rojo... todos tendrían que terminar sus actividades a los bollos.
Gracias a que el fútbol es tan importante en la Argentina, los jugadores de primera división obtienen ingresos anuales que superan con creces los de un trabajador medio. Dado el relieve del fútbol en nuestra cultura, los referentes de los clubes son modelos con los cuales crecen millones de niños. Unos hacen, otros tratan de imitar.
Pero ya se sabe que para decenas de futbolistas ser profesional significa vivir holgadamente de un solo empleo, no actuar responsablemente en función del lugar que se ocupa en una sociedad. Por eso, aunque no haya cuerdas, jugadores de Arsenal y Gimnasia en la 13° fecha, de Godoy Cruz y Boca en la 12°, de Lanús y River hace un mes, de Central contra San Lorenzo un poquito más allá, por citar algunos casos recientes, transforman una cancha en un ring. Un deporte lindo en una trifulca. Un juego en una actividad bastardeada.
Los barrabravas no son los únicos culpables de la fealdad del fútbol argentino.
Puede ser la tercera, la undécima, la última; cualquier fecha del torneo es propicia para que algunos futbolistas resuelvan sus conflictos a puñetazos y patadas.
El remanido y estúpido argumento de "las pulsaciones aceleradas" no funciona. Con ese criterio, los corredores de 400 metros, los maratonistas, los empleados de un call center que reciben quejas de usuarios, los colectiveros que cortan boletos, cobran, esquivan bicicletas y motos que cruzan en rojo... todos tendrían que terminar sus actividades a los bollos.
Gracias a que el fútbol es tan importante en la Argentina, los jugadores de primera división obtienen ingresos anuales que superan con creces los de un trabajador medio. Dado el relieve del fútbol en nuestra cultura, los referentes de los clubes son modelos con los cuales crecen millones de niños. Unos hacen, otros tratan de imitar.
Pero ya se sabe que para decenas de futbolistas ser profesional significa vivir holgadamente de un solo empleo, no actuar responsablemente en función del lugar que se ocupa en una sociedad. Por eso, aunque no haya cuerdas, jugadores de Arsenal y Gimnasia en la 13° fecha, de Godoy Cruz y Boca en la 12°, de Lanús y River hace un mes, de Central contra San Lorenzo un poquito más allá, por citar algunos casos recientes, transforman una cancha en un ring. Un deporte lindo en una trifulca. Un juego en una actividad bastardeada.
Los barrabravas no son los únicos culpables de la fealdad del fútbol argentino.
17/10/13
Odisea internacional
"Visita Inesperada" es de esas películas en las que la sorpresa no sale de abajo de la cama ni desde un placard. Los personajes llevan un rumbo que cambia tanto por malditas casualidades cuanto por deshonestidad ajena y sensibilidad propia.
Un docente universitario que está harto de su tarea no tiene otra que viajar a Nueva York a presentar una investigación hecha por una colega. Entra en el departamento donde acostumbra parar y encuentra una bella joven senegalesa en la bañera. La perplejidad aumenta cuando el novio de la chica, un sirio, amaga con pegarle porque lo cree un intruso y quizás un sátiro. Así las cosas cuando un delincuente alquila una propiedad sin el consentimiento del dueño y extranjeros de buena fe pagan: el titular de la vivienda es tomado por extraño en su propia casa y los tres pasan un rato muy feo. No obstante, Walter los aloja, los prejuicios se achican y empieza a forjarse una amistad alimentada por la mutua comprensión.
Todo fluye a través de la felicidad hasta que un incidente menor del que ninguno de ellos es culpable desnuda la condición de Tarek. El siguiente paso es la detención del muchacho en un centro para inmigrantes ilegales.
Música africana, exteriores de Nueva York, imágenes de estaciones de subte, paredones y ruido de puertas que se cierran son algunos de los componentes de "Visita Inesperada". La obra contempla no solo migraciones geográficas, también las que pueden sacudirnos el sedentarismo espiritual, graficado en la imagen del profesor Walter que lo único que modifica en el programa de su materia es la fecha.
No es menos significativo un momento en el que Tarek se queja por lo que juzga una búsqueda de terroristas en el lugar equivocado. O aquel en el cual habla de cuánto se acentuaron los controles migratorios en los Estados Unidos después de las explosiones del 11 de septiembre de 2001. Suele pasar: se complica la vida de millones de personas buenas por grupúsculos de fanáticos asesinos.
"Visita Inesperada" es de esas películas en las que la sorpresa no sale de abajo de la cama ni desde un placard. Los personajes llevan un rumbo que cambia tanto por malditas casualidades cuanto por deshonestidad ajena y sensibilidad propia.
Un docente universitario que está harto de su tarea no tiene otra que viajar a Nueva York a presentar una investigación hecha por una colega. Entra en el departamento donde acostumbra parar y encuentra una bella joven senegalesa en la bañera. La perplejidad aumenta cuando el novio de la chica, un sirio, amaga con pegarle porque lo cree un intruso y quizás un sátiro. Así las cosas cuando un delincuente alquila una propiedad sin el consentimiento del dueño y extranjeros de buena fe pagan: el titular de la vivienda es tomado por extraño en su propia casa y los tres pasan un rato muy feo. No obstante, Walter los aloja, los prejuicios se achican y empieza a forjarse una amistad alimentada por la mutua comprensión.
Todo fluye a través de la felicidad hasta que un incidente menor del que ninguno de ellos es culpable desnuda la condición de Tarek. El siguiente paso es la detención del muchacho en un centro para inmigrantes ilegales.
Música africana, exteriores de Nueva York, imágenes de estaciones de subte, paredones y ruido de puertas que se cierran son algunos de los componentes de "Visita Inesperada". La obra contempla no solo migraciones geográficas, también las que pueden sacudirnos el sedentarismo espiritual, graficado en la imagen del profesor Walter que lo único que modifica en el programa de su materia es la fecha.
No es menos significativo un momento en el que Tarek se queja por lo que juzga una búsqueda de terroristas en el lugar equivocado. O aquel en el cual habla de cuánto se acentuaron los controles migratorios en los Estados Unidos después de las explosiones del 11 de septiembre de 2001. Suele pasar: se complica la vida de millones de personas buenas por grupúsculos de fanáticos asesinos.
Minutos y días
Cortado en jarro
Catorce mesas, siete cuadradas, la otra mitad redondas. Diecinueve sillas de madera y caño. La mirada, de la pantalla a la puerta, a otros clientes, a los sobrecitos de azúcar, a la planta junto a la salida de emergencia, a las ventanas que dan a una calle, a las que están sobre la perpendicular. ¿Será posible que no venga?
Tragá tranquilo
El costado del microondas estaba manchado. Las clases habían terminado. Limpiarlo era una forma de pasar tiempo. Ansiedad y ocio se unen y Míster Músculo ya tiene el poder.
Suena el celular. El trapo se apretuja en la mano derecha. La izquierda aprieta la tecla equivocada y es llamada perdida. Sigue la incertidumbre sobre el resultado del concurso.
A los veinticuatro minutos vuelve a sonar, cuando hasta la mesa de luz está encerada. "¿Viste lo que dijo Lanata de Ventura?", es el saludo de su amigo Lucio. El pulgar izquierdo toca la tecla para finalizar la llamada.
El mismo Lucio le mandó un mensaje dos días más tarde: "Te banco a full, sé que sos un capo", leyó Pedro poco después de enterarse de que había perdido el puesto al que aspiraba.
Cortado en jarro
Catorce mesas, siete cuadradas, la otra mitad redondas. Diecinueve sillas de madera y caño. La mirada, de la pantalla a la puerta, a otros clientes, a los sobrecitos de azúcar, a la planta junto a la salida de emergencia, a las ventanas que dan a una calle, a las que están sobre la perpendicular. ¿Será posible que no venga?
Tragá tranquilo
El costado del microondas estaba manchado. Las clases habían terminado. Limpiarlo era una forma de pasar tiempo. Ansiedad y ocio se unen y Míster Músculo ya tiene el poder.
Suena el celular. El trapo se apretuja en la mano derecha. La izquierda aprieta la tecla equivocada y es llamada perdida. Sigue la incertidumbre sobre el resultado del concurso.
A los veinticuatro minutos vuelve a sonar, cuando hasta la mesa de luz está encerada. "¿Viste lo que dijo Lanata de Ventura?", es el saludo de su amigo Lucio. El pulgar izquierdo toca la tecla para finalizar la llamada.
El mismo Lucio le mandó un mensaje dos días más tarde: "Te banco a full, sé que sos un capo", leyó Pedro poco después de enterarse de que había perdido el puesto al que aspiraba.
14/10/13
La bruja está sola y espera
Comparar dolores conduce a callejones sin salida. "Que vos nunca sufriste como yo", "lo que se dice padecer, vos jamás padeciste" y frases por el estilo revelan incomprensión, un dejo competitivo y quizás afán de conseguir desde supuestos el triunfo que no se consigue a la luz del día.
Ser conscientes de dolores ajenos, en cambio, suele resultar útil. Mirar que alrededor penan por hambre y sed ayuda a relativizar una derrota en el fútbol o a mitigar el efecto de una nota inesperada. También, para qué negarlo, implica percibir realidades que sería más cómodo ignorar.
El sitio de la BBC, www.bbc.co.uk, publica entre sus magníficas notas una relativa a las "viudas virtuales" de Kerala, un estado sureño de la India. Chicas que a los 15 años se prueban un vestido no por la fiesta de cumpleaños sino por el casamiento decidido por sus padres encuentran que la vida de a dos consiste en soledad. La expresión no remite a lo que a menudo ocurre, esto es pasar el tiempo junto a alguien que no comprende, que está ensimismado, que presta más atención a los amigotes que a su esposa e hijos. En el caso de Kerala, las chicas se quedan solas porque sus maridos emigran a los Emiratos Arabes Unidos o a otro país arábigo en busca de empleo. La causa principal radica en que la región tiene un desempleo cercano al triple del resto de la India.
Sujatha, oficial de gobierno en el distrito de Mallappuram, señala que la vida conjugal es corta ya que el novio se casa, tiene 15 o 20 días de licencia y, una vez que vuelve al trabajo, demora un par de años para regresar -por un mes- a su país.
Que nadie crea que semejante migración se debe a la terrible codicia de los indios que viven en el sur del país. Nasiruddeen Alungal, miembro de una organización política de derecha, sostiene que los hombres de su país son explotados por las naciones a las que van a trabajar y que, tan pronto arriban, les sacan el pasaporte. En otras palabras, los empujan a horarios rayanos en la esclavitud -el empleo suele ser un refugio cuando el tiempo libre promete amargura- y les impiden salir legalmente del país.
Será por esto que Alungal conversa con la comunidad musulmana para disuadirlos de arreglar matrimonios cuya vida real es de viudez, algún que otro engaño, depresión y crianza a solas de los hijos.
El párrafo final es para recordar una nota publicada en algún lugar hace un mes. Abordaba las deplorables condiciones de empleo de quienes se abocan a la construcción de elementos que maravillarán a multitudes cuando se dispute el mundial de fútbol de Qatar, otra ocasión para la viudez virtual femenina, en este caso de alcance global.
Comparar dolores conduce a callejones sin salida. "Que vos nunca sufriste como yo", "lo que se dice padecer, vos jamás padeciste" y frases por el estilo revelan incomprensión, un dejo competitivo y quizás afán de conseguir desde supuestos el triunfo que no se consigue a la luz del día.
Ser conscientes de dolores ajenos, en cambio, suele resultar útil. Mirar que alrededor penan por hambre y sed ayuda a relativizar una derrota en el fútbol o a mitigar el efecto de una nota inesperada. También, para qué negarlo, implica percibir realidades que sería más cómodo ignorar.
El sitio de la BBC, www.bbc.co.uk, publica entre sus magníficas notas una relativa a las "viudas virtuales" de Kerala, un estado sureño de la India. Chicas que a los 15 años se prueban un vestido no por la fiesta de cumpleaños sino por el casamiento decidido por sus padres encuentran que la vida de a dos consiste en soledad. La expresión no remite a lo que a menudo ocurre, esto es pasar el tiempo junto a alguien que no comprende, que está ensimismado, que presta más atención a los amigotes que a su esposa e hijos. En el caso de Kerala, las chicas se quedan solas porque sus maridos emigran a los Emiratos Arabes Unidos o a otro país arábigo en busca de empleo. La causa principal radica en que la región tiene un desempleo cercano al triple del resto de la India.
Sujatha, oficial de gobierno en el distrito de Mallappuram, señala que la vida conjugal es corta ya que el novio se casa, tiene 15 o 20 días de licencia y, una vez que vuelve al trabajo, demora un par de años para regresar -por un mes- a su país.
Que nadie crea que semejante migración se debe a la terrible codicia de los indios que viven en el sur del país. Nasiruddeen Alungal, miembro de una organización política de derecha, sostiene que los hombres de su país son explotados por las naciones a las que van a trabajar y que, tan pronto arriban, les sacan el pasaporte. En otras palabras, los empujan a horarios rayanos en la esclavitud -el empleo suele ser un refugio cuando el tiempo libre promete amargura- y les impiden salir legalmente del país.
Será por esto que Alungal conversa con la comunidad musulmana para disuadirlos de arreglar matrimonios cuya vida real es de viudez, algún que otro engaño, depresión y crianza a solas de los hijos.
El párrafo final es para recordar una nota publicada en algún lugar hace un mes. Abordaba las deplorables condiciones de empleo de quienes se abocan a la construcción de elementos que maravillarán a multitudes cuando se dispute el mundial de fútbol de Qatar, otra ocasión para la viudez virtual femenina, en este caso de alcance global.
8/10/13
Reflejos
Celina Kammerath, estudiante del colegio San Ignacio, escribió esto en la primera clase de la unidad sobre medios de comunicación. Es sencillo para unos cuantos sentirnos identificados.
En mi vida, los medios son muy importantes como en la vida de todo adolescente. Como no tengo un teléfono celular con Internet, lo que más uso es la computadora. Ahí puedo hacer muchas cosas a la vez y guardar fotos que me gustan. Los medios son algo fácil de controlar, por lo tanto todos, desde los niños pequeños a los adultos mayores, los usan. Pero a veces están tan presentes en nuestras vidas que no podemos separarnos de ellos.
Hacemos deporte escuchando la radio, salimos con amigos, pero estamos usando celulares, etc. Por eso, en ocasiones trato de separarme de los medios porque hay momentos en los que me absorben, por ejemplo, vuelvo a casa y lo primero que hago es prender el televisor o la computadora.
Celina Kammerath, estudiante del colegio San Ignacio, escribió esto en la primera clase de la unidad sobre medios de comunicación. Es sencillo para unos cuantos sentirnos identificados.
En mi vida, los medios son muy importantes como en la vida de todo adolescente. Como no tengo un teléfono celular con Internet, lo que más uso es la computadora. Ahí puedo hacer muchas cosas a la vez y guardar fotos que me gustan. Los medios son algo fácil de controlar, por lo tanto todos, desde los niños pequeños a los adultos mayores, los usan. Pero a veces están tan presentes en nuestras vidas que no podemos separarnos de ellos.
Hacemos deporte escuchando la radio, salimos con amigos, pero estamos usando celulares, etc. Por eso, en ocasiones trato de separarme de los medios porque hay momentos en los que me absorben, por ejemplo, vuelvo a casa y lo primero que hago es prender el televisor o la computadora.
6/10/13

Ese anhelado momento
Por Martín Búfali
La
almohada fría. Y este pequeño espacio que se vuelve tan acogedor, tan
seguro, tan lleno de mí mismo y tan falto de todo alrededor. Envuelto en
las sábanas que combinan en texturas y colores con la cobija. Fríos
también mis pies, deslizándose como si al hacerlo el cansancio se tomara
un descanso. Yendo de derecha a izquierda para el dulce encuentro
entre el dedo y el borde del colchón. Y una vez más, repitiendo el
placer hacia el otro costado.
Otra almohada, pero de plumas, que se deja abrazar, que me envuelve y me asegura estar a salvo, en mi lugar, en ese espacio solo mío y tan lleno de afortunada soledad.
No hay miedos aquí dentro ni nadie que pueda romper con el ritual.
Mi respiración se vuelve suspiros, uno tras otro, y la pared a mi derecha cuida de mí. Me acerco y necesito palparla antes de cerrar los ojos, sentir que allí se encuentra, y que aquí estoy yo, entendiendo por qué me siento dichoso de tener al menos un solo momento de mi día conmigo mismo. Ese anhelado momento, en la previa de mi inconsciente y de los viajes de ficción que pienso hacer. Lo disfruto un par de veces y me decido a cerrar los ojos, sin antes olvidarme de dar vuelta la almohada, y así sentirla fría otra vez.
Otra almohada, pero de plumas, que se deja abrazar, que me envuelve y me asegura estar a salvo, en mi lugar, en ese espacio solo mío y tan lleno de afortunada soledad.
No hay miedos aquí dentro ni nadie que pueda romper con el ritual.
Mi respiración se vuelve suspiros, uno tras otro, y la pared a mi derecha cuida de mí. Me acerco y necesito palparla antes de cerrar los ojos, sentir que allí se encuentra, y que aquí estoy yo, entendiendo por qué me siento dichoso de tener al menos un solo momento de mi día conmigo mismo. Ese anhelado momento, en la previa de mi inconsciente y de los viajes de ficción que pienso hacer. Lo disfruto un par de veces y me decido a cerrar los ojos, sin antes olvidarme de dar vuelta la almohada, y así sentirla fría otra vez.
¿Así le agradecen?
En el centenario Colegio Nacional de Río Cuarto hay un busto de su fundador, Marcos Lloveras. Saludable ejercicio de la memoria y la gratitud.
En el Himno Nacional Argentino se menciona a lo "que supimos conseguir".
El busto de Lloveras está enjaulado, no fuera cuestión de rodearlo con herrería artística. Evitar daños por vandalismo es razonable, hacerlo desde la fealdad justo en una escuela es una forma de mala educación, como si la seguridad fuese incompatible con la belleza.
¿Esto supimos conseguir?
En el centenario Colegio Nacional de Río Cuarto hay un busto de su fundador, Marcos Lloveras. Saludable ejercicio de la memoria y la gratitud.
En el Himno Nacional Argentino se menciona a lo "que supimos conseguir".
El busto de Lloveras está enjaulado, no fuera cuestión de rodearlo con herrería artística. Evitar daños por vandalismo es razonable, hacerlo desde la fealdad justo en una escuela es una forma de mala educación, como si la seguridad fuese incompatible con la belleza.
¿Esto supimos conseguir?
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