10/10/17

Fanatismo e ignorancia
Escuchar al periodista Martin Liberman decir que toma en serio a tarotistas y parapsicólogos, a quienes consultó por Argentina previo a su partido con Ecuador, es comprobar lo impúdico que puede ser un tonto. También ayuda a pensar en lo apegado al pensamiento mágico que suele ser el fútbol. En 1987, el técnico Juan Carlos Lorenzo regresó a Boca "con el inflador psicológico" a levantar un equipo afectado por 3 derrotas en las 4 fechas iniciales, incluida el 6-0 ante Racing en Avellaneda. El inflador no tenía aire y el otrora campeón del mundo xeneize debió marcharse junto a un parapsicólogo que incumplió el reparto de buenas ondas.

Recordaba Eduardo Castiglione en una nota en Clarín que varios dirigentes del fútbol esquivaban contratar a José Varacka por su fama de mufa. No importaba que hubiera conducido la salvación del descenso de Argentinos en 1981 al ganarle el partido decisivo nada menos que a San Lorenzo. Tampoco contaba demasiado su labor en Loma Negra de Olavarría en 1982. Se imponía su paso fallido por River en el Nacional de 1983 y primeros tramos del Metro del mismo año, haciendo caso omiso del contexto de huelgas en un plantel del cual ya se habían ido Daniel Passarella y Norberto Alonso.
El fanatismo mira sesgado y con los anteojos de la ignorancia.