21/10/09

Estudiantes y docentes, un par inevitable

Estudiantes y docentes, un par inevitable
Por Josefina Sereno, colegio San Ignacio

El rendimiento de los alumnos está bajo la influencia de su interacción con los docentes simplemente por el hecho de que son los que tienen enfrente durante las horas de clase. Son la imagen presente en ellos cada vez que dudan respecto de hacer o no hacer un trabajo, o de esforzarse en un examen o no.
Si los profesores no se preocupan en lo que les muestran a los chicos y sólo se interesan en dar y terminar los temas propuestos por la escuela, probablemente los estudiantes adopten esta metodología y comiencen a ser tan mediocres como el adulto que les está enseñando.
Los alumnos pueden ser o, mejor dicho, deberían ser motivados por los docentes. Y los docentes deben trabajar en esto a través de la interacción con ellos. Pueden ayudarlos a rendir mejor en la escuela mostrándoles que estudiar no es imposible, que hay esperanza si encuentran un tema extremadamente difícil.
A pesar de esto, también hay una cuestión que puede influir y que a veces, más allá de la interacción con los profesores, es invariable. Es la incidencia de los padres y de toda la familia.
Aparte, pienso que el rendimiento escolar está fuertemente condicionado por la interacción con los docentes.

Como el grupo de pares es muy importante en la vida de un estudiante, influye mucho en sus expectativas y valores. En la niñez, la mayoría de lo que los demás piensan de nosotros es de suma relevancia. Ya sea como niños o adolescentes necesitamos saber que somos más o menos como los demás, que nos movemos en la onda que corresponde. En otras palabras, somos vulnerables. Cada observación de nuestros amigos sobre nuestra forma de actuar o pensar influye un montón. A tal punto que entonces nos preguntamos si deberíamos seguir haciendo las cosas del modo en que las hacemos.

Si yo fuera una estudiante muy dedicada a las tareas de la escuela y fuera algo así como una “nerd” para mi grupo de pares, posiblemente empezaría a pensar si vale la pena ser así o si es preferible prestar menos atención a los asuntos escolares.