27/3/09

No

No hace falta tener sueño para dormir. A veces alcanza con un bajón.
No hace falta trabajar doce horas. Es suficiente con una desilusión.
No hay mensajes aquí ni allá. Silencio mural.
Era virtualmente imposible.
Los días pasaron. Semanas, meses.
El sol amagó salir y salió. Una y varias veces.
Hasta que se nubló y nublado siguió.
No hubo forma.

Si pudieras leer

Corregir trabajos escuchando música es un plan agradable. Hasta que pasa a ser un camino que inevitablemente lleva a un recuerdo.

10/3/09

Piloto automático

En "La cultura como praxis", Zygmunt Bauman considera que "la función de toda rutina es convertir en lujos prescindibles la reflexión, el escrutinio, la experimentación, la vigilancia y otros esfuerzos que exigen costos y tiempo".
Otros autores eligen atajos expresivos. Para ellos, la habituación restringe las opciones.
Palabras elegidas o descartadas, está claro que la rutina es equivalente a la sombra del pescador en el cuento de Oscar Wilde. Más de una vez nos la queremos sacar de encima, pero lleva tanto trabajo que cuando queremos acordar le empezamos a contar elementos positivos y llegamos bastante lejos en la enumeración.

Examen oral

Examen oral

-¿Usted diría que es buen amiga? -le preguntó la profesora de Filosofía a Julieta.
-No me conteste ahora, podría responder rápido y la idea es que responda profundo. Mañana el suyo va a ser el tercer examen. Va a tener 5 minutos para exponer. Nada más, gracias.
Julieta se había quedado encantada con un tipo que le encantaba, Iván Noble. La letra no era de él, pero él le ponía voz a la Canción del Jardinero, de María Elena Walsh.
A Julieta le daban muchas ganas de reconocerse en ese personaje que decía:

“Del jardín soy duende fiel,
cuando una flor está triste
la pinto con un pincel
y le toco el cascabel”.


No siempre era como el jardinero con sus amigos bajoneados: con los varones, porque seis de cada siete aprovechaban la cercanía afectiva para tirarse lances; con las mujeres, porque, bueno, no sabía muy bien por qué. O sí: algunas de sus amigas sólo daban señales de vida cuando tenían problemas o para el protocolar saludo de fin de año. Otra razón era que ella cada tanto miraba el reloj y sus amigas se daban cuenta.
Al día siguiente, Julieta aprobó el examen.