5/12/14

Pureza
Adrián Ramírez salió del vestuario muerto de frío: en algunas canchas, la provisión de agua caliente para el árbitro depende del resultado del partido y no hay invierno que motive la piedad. Al menos se salvó de la pedrada que le tocó a Tomás, su amigo, quien expulsó al futbolista emblemático del equipo local por cometer el penal que derivó en la derrota.
Tomás hubiera querido que lo entendieran; él no debía beneficiar al club con más hinchas y que más había invertido en refuerzos. "Esa forma de contribuir a la dicha de la mayoría es injusta y, encima, manda el mensaje de que lo más seguro es unirse al rebaño, con lo cual se resigna originalidad", dijo en diálogo con Adrián Ramírez. Le dolía hacer lo que correspondía sin que los hinchas -¡los hinchas!- reconocieran su ecuanimidad.
"Ya vas a crecer", pensó su amigo, que sí eligió pronunciar la frase que escuchara años atrás de una de sus profesoras: "Hay tragos amargos que vienen con el cargo, pero acordate que de la misma jarra sale agua".