Bellezas del archivo
Distante utilidad
Hugo Alves afirmó en 1982, meses después de su transferencia a Barcelona, que Maradona seguía siendo clave para Boca. Refería a las cuotas que por su pase llegaban al xeneize y se destinaban al pago de sueldos del plantel.
Un año antes, otro hombre que no jugaba en Boca pero había pertenecido y volvería al equipo, también resultaba esencial para el club. Sin lugar entre los delanteros boquenses, Ricardo Gareca fue a préstamo a Sarmiento de Junín durante el Metropolitano de 1981. Dos de sus goles, reseña El Gráfico del 19 de mayo, tuvieron lugar en Caballito y transformaron la derrota 2-0 ante Ferro en empate.
Tres meses después, Boca se coronó campeón con un punto de ventaja sobre Ferro.
Ángel ofuscado
"Los periodistas son coimeros y los dirigentes son peores todavía" fue un exabrupto de Ángel Labruna el 5 de marzo de 1981, año en cuyo 3 de mayo en una conferencia de prensa le espetó a un periodista: "A usted no lo quiero ni ver. Me ha traicionado entrevistando a miembros de la oposición". Los reseñados por Gustavo Béliz en la edición 3215 de El Gráfico no fueron los únicos enojos del entonces entrenador de River. Antes de 1981 había bramado: "Ya voy a hablar con el demente de (Oscar) Ortiz", hábil puntero derecho de conflictiva relación con Norberto Alonso y Reinaldo Merlo, hijos dilectos de Labruna.
Más allá de lo registrado por la gran revista del deporte argentino, un audio que solía pasar Alejandro Apo ilustraba que Labruna enfadado pintaba en blanco y negro, jamás con grises. Respecto de hinchas millonarios que silbaban a sus propios jugadores, sostenía que podía esperar actitudes así de "los de afuera; los de afuera son enemigos, enemigos de la bandera, del club. Pero los de adentro no".
Fue el máximo goleador de River en la historia del club y del superclásico con Boca, se coronó 9 veces campeón como futbolista -fuente: Wikipedia- y seis como técnico de la Banda Roja (Metro y Nacional 1975, Metro '77, Metro y Nacional '79, Metro de 1980).
Distante utilidad
Hugo Alves afirmó en 1982, meses después de su transferencia a Barcelona, que Maradona seguía siendo clave para Boca. Refería a las cuotas que por su pase llegaban al xeneize y se destinaban al pago de sueldos del plantel.
Un año antes, otro hombre que no jugaba en Boca pero había pertenecido y volvería al equipo, también resultaba esencial para el club. Sin lugar entre los delanteros boquenses, Ricardo Gareca fue a préstamo a Sarmiento de Junín durante el Metropolitano de 1981. Dos de sus goles, reseña El Gráfico del 19 de mayo, tuvieron lugar en Caballito y transformaron la derrota 2-0 ante Ferro en empate.
Tres meses después, Boca se coronó campeón con un punto de ventaja sobre Ferro.
Ángel ofuscado
"Los periodistas son coimeros y los dirigentes son peores todavía" fue un exabrupto de Ángel Labruna el 5 de marzo de 1981, año en cuyo 3 de mayo en una conferencia de prensa le espetó a un periodista: "A usted no lo quiero ni ver. Me ha traicionado entrevistando a miembros de la oposición". Los reseñados por Gustavo Béliz en la edición 3215 de El Gráfico no fueron los únicos enojos del entonces entrenador de River. Antes de 1981 había bramado: "Ya voy a hablar con el demente de (Oscar) Ortiz", hábil puntero derecho de conflictiva relación con Norberto Alonso y Reinaldo Merlo, hijos dilectos de Labruna.
Más allá de lo registrado por la gran revista del deporte argentino, un audio que solía pasar Alejandro Apo ilustraba que Labruna enfadado pintaba en blanco y negro, jamás con grises. Respecto de hinchas millonarios que silbaban a sus propios jugadores, sostenía que podía esperar actitudes así de "los de afuera; los de afuera son enemigos, enemigos de la bandera, del club. Pero los de adentro no".
Fue el máximo goleador de River en la historia del club y del superclásico con Boca, se coronó 9 veces campeón como futbolista -fuente: Wikipedia- y seis como técnico de la Banda Roja (Metro y Nacional 1975, Metro '77, Metro y Nacional '79, Metro de 1980).