25/2/17

Noveleros redondos
Tenía una libretita como la de Pablo Escobar en la serie "El patrón del mal". No anotaba futuras víctimas sino lo que le sugerían algunos desatinos mucho menos relevantes.
Adrián Ramírez escuchó que Sebastián Vignolo, con el tono sentencioso que suele acompañar a fanáticos, decía: "Para Boca no hay amistosos". Por cierto, la frase fue al día siguiente de una derrota 3-1 ante Aldosivi, de modo que el conflicto y la novedad como factores de valor periodísticos estaban bien servidos.
Años atrás, a la vuelta de dos caídas no oficiales ante Boca por 1-0 y 5-0, Fernando Niembro reclamaba airado modificaciones casi radicales al técnico de River, que meses después levantó la Copa Libertadores.
Teorizar un viernes de carnaval es como tragar papel picado. Sin embargo, importa recordar que sectores vastos de la audiencia buscan gratificaciones en los medios de comunicación masiva. Así como hay quienes subliman sueños, fantasías y deseos con las novelas, muchos de quienes no las consumen hacen lo propio con el fútbol.
Así las cosas, gran parte del periodismo deportivo radial y televisivo, por no hablar del diario Olé, construye melodramas cotidianos... para consumo de más de un hombre que habla con sorna de las mujeres que miran novelas

¿Está bien que el periodismo deportivo se escude en el rating para decidir un enfoque? Comercialmente, aplausos. Desde el plano moral, la idea merece reparos; pregonar, con el peso que tiene el denominado cuarto poder, ideas tales como "dos derrotas seguidas son una crisis" desde una tribuna diaria es cultivar maleza. Y está mal aunque las fieras la pidan.
Abonar la impaciencia desde un deporte tan pesado como el fútbol en nuestra cultura es una forma de sembrar cizaña. Poco ayuda a serenar una sociedad varios de cuyos integrantes hasta consideran lentos los videoclips de los noventa.
El estilo whatsapp va más allá de los celulares y el exitismo se escapa de las pantallas de TV y merodea por nuestras calles