No era tan grave
Pasó la denominada "final del mundo" y siguió la vida para los hinchas de Boca que sufrieron la derrota ante River para definir el campeón de la copa Libertadores de América.
Lo propio sucedió con los hinchas de River, que cayó en semifinales del Mundial de clubes ante el árabe Al Ain.
Los medios a cargo de los derechos televisivos, también la mayoría de quienes no los tenían, sembraron el terreno para transformar un partido de fútbol en la llave del cofre de la felicidad. Enhorabuena, la realidad demostró que estaban equivocados.
Paradójicamente, un hombre que ha construido un personaje excesivo pronunció palabras atinadas. Desde el programa Estudio Fútbol, Horacio Pagani había dicho antes de la revancha final de la Libertadores que no duran más de siete días la alegría por el campeonato ni la tristeza por la caída.
No está demás reparar en esto. En especial para quienes, a fuerza de alimentar el rating de noticieros, entran en un microclima que puede borronearles tantos motivos propios para sonreír a diario.
Un blog variopinto, con textos ligados a pensamientos, sensaciones, descripciones, narraciones, sentimientos, ocurrencias y reflexiones sobre temas periodísticos sin correr tras primicias. Miradas acerca de lo que nos pasa, lo que nos gustaría, lo que perdimos y lo que soñamos.
19/12/18
5/12/18
Peligro, exageración masiva
El viejo sabio recordaba a un vecino santafesino adulto que le hablaba a su niñez:
-No tenés que creer lo que leés en las revistas, a los jugadores tenés que verlos.
Años después, en 1981, Ángel Labruna, técnico de River, expresaba esto a José Luis Barrio, redactor de la revista El Gráfico:
-Estoy cansado de ver y escuchar tipos que van a la cancha y ven el partido color rosa; llegan a la casa, prenden la radio y la televisión, o compran el diario, ahí les dicen que el partido fue color negro o azul y los tipos cambian de idea inmediatamente. Es increíble pero es así, y entonces el hincha tiene que aprender a no dejarse llevar siempre por opiniones negativas.
Han pasado 37 años de ese, uno de los tantos enojos de Labruna con la prensa. La vulnerabilidad del hincha persiste, igual que la capacidad de los medios de comunicación masiva para establecer agendas e inocular pensamientos peligrosos en quienes deciden que reflexionar es perder el tiempo.
Alcanza con escuchar expresiones de los programas de las 7 de la tarde que hace más de un mes hablan del superclásico que define la Copa Libertadores 2018 para notarlo.
Así como las revistas presentaban como formidables a jugadores que no lo eran, hoy las emisiones televisivas construyen de súper mega híper importante a una final para dirimir el mejor de América durante un año. Y sobran quienes se convencen de que es cierto.
Fuente consultada: lapassucci.blogspot.com
El viejo sabio recordaba a un vecino santafesino adulto que le hablaba a su niñez:
-No tenés que creer lo que leés en las revistas, a los jugadores tenés que verlos.
Años después, en 1981, Ángel Labruna, técnico de River, expresaba esto a José Luis Barrio, redactor de la revista El Gráfico:
-Estoy cansado de ver y escuchar tipos que van a la cancha y ven el partido color rosa; llegan a la casa, prenden la radio y la televisión, o compran el diario, ahí les dicen que el partido fue color negro o azul y los tipos cambian de idea inmediatamente. Es increíble pero es así, y entonces el hincha tiene que aprender a no dejarse llevar siempre por opiniones negativas.
Han pasado 37 años de ese, uno de los tantos enojos de Labruna con la prensa. La vulnerabilidad del hincha persiste, igual que la capacidad de los medios de comunicación masiva para establecer agendas e inocular pensamientos peligrosos en quienes deciden que reflexionar es perder el tiempo.
Alcanza con escuchar expresiones de los programas de las 7 de la tarde que hace más de un mes hablan del superclásico que define la Copa Libertadores 2018 para notarlo.
Así como las revistas presentaban como formidables a jugadores que no lo eran, hoy las emisiones televisivas construyen de súper mega híper importante a una final para dirimir el mejor de América durante un año. Y sobran quienes se convencen de que es cierto.
Fuente consultada: lapassucci.blogspot.com
Glorioso encuentro
Si el enojo tiene alas, ese día Adrián Ramírez volaba sin parar. Frustración por aquí, fastidio por allá, el día de trabajo le había ratificado que nadie sale invicto de la vida y que algunos días las derrotas se encadenan para formar un precioso collar de plomo.
Los críticos y reideros mensajes de su amigo Jorge Omar le hicieron menos pesada la espera del colectivo y lo acompañaron en el reposo hogareño, cuando ya las alas de su irritación no batían tanto.
Un par de palabras más de las habituales en la lavandería, como si la amargura le despertara gentileza con quienes la merecen, lo animaron a pensar que no solo de traspiés estaba hecha la jornada.
Empezó a elongar, volvió a escuchar viejas canciones y salió a trotar.
Iba por Caseros al 700 cuando una mujer que andaba en bicicleta lo saludó: "Aguante Los Andes".
Bello atardecer, feliz ocaso, memorable momento.
El trote fue plácido, saludable, los rayos de sol que apenas asomaban en el cielo nuboso se le hicieron sonrisas.
Las rachas se cortan, pensó. Se bañó y escribió algo en su diario mientras escuchó el programa "Vivo por Los Andes" y los once partidos sin victorias le pesaron menos que de costumbre.
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