22/3/22

 

Vidas de papel: a la vista ¿de todos?
Algunos cargosean, otros son prepotentes, los hay respetuosos. Todos están en esquinas y saben limpiar parabrisas como casi ningún automovilista.
Otros jóvenes, adolescentes y niños se dedican a recolectar residuos para reciclarlos. Van y vienen en zootropos y en carros tirados por caballos. Sus voces casi no se oyen.
Están ahí. No son glamorosos, no son cómodos de ver; ¿a quién le cae bien mirar de frente un espejo social resquebrajado?
“Vidas de papel” es una película de Netflix centrada en estas personas, las que se las componen para vivir de la calle. Las muestra desde sus orígenes lastimados, en que la violencia familiar los expulsa de casa. Las expone en su solidaridad con la tribu propia y la rivalidad con otros grupos que buscan cartón y papel a diario. Las presenta con sus aspiraciones de progreso y de pegamento. Con sus vivencias en las realidades comunes a todos y en las paralelas.
“Cada cual carga sus cruces como puede, cada quien es cartonero de su suerte”, canta Iván Noble en la bellísima “No retiro lo dicho”.
La película turca también conjuga profundidad y arte.

7/3/22

 

Encuadre alternativo
Una mujer con un vasto conocimiento de marketing tolera que el joven que hereda la empresa publicitaria de su padre la postergue por una chica que cree que cualquier mensaje audiovisual de más de tres segundos es basura y da por anticuados criterios de hace cinco años. Soporta a su pareja, un pintor que jamás vende un cuadro ni es capaz de abrirle la puerta al técnico de Internet, servicio clave para el trabajo de ella. Aguanta que el trapito, quien le cobra por no romperle el auto, no le avise de eventuales multas si estaciona en lugares indebidos. Acepta que un vecino de edificio haga fiestas ruidosas durante la madrugada. Se banca que una amiga atienda el celular mil veces en diez minutos mientras ella le cuenta sus penurias. Admite que el psiquiatra la despache del consultorio con unas pastillas, no con un tratamiento.
Un día la paciencia se agota.
“Una mujer sin filtro” es, entre risas y gestos adustos, una obra acerca de lugares comunes de género –cuando ella se enoja los hombres que la rodean lo atribuyen a que “está en sus días”- sin ser propagandística. Ni todas las mujeres son angelicales ni todos los hombres, unos indeseables.
La película deja pensando en el poder de los liderazgos y las creencias, en especial cuando no son cuestionados. Ella repite un mantra, “soy amor, tengo amor, doy amor”, hasta que un día advierte que seguirlo irreflexivamente la reafirma como trapo de piso de todos.

4/3/22

Tormenta que dura décadas

Un hombre celebra sus segundas nupcias. La fiesta es en la casa de su primera esposa, que incluso hace palmas mientras la nueva pareja baila.
Los silencios suyos y de "Tormenta de arena" en general ilustran la vida de la mujer en numerosas aldeas de Medio Oriente. El nombre de la película también aporta a comprender esa existencia atravesada por mandatos a cual más duro. La hija mayor del matrimonio quiere estudiar, lo cual es considerado una banalidad por la madre, que quiere dos manos más que la ayuden a lavar la ropa y el piso.
Los más chicos tienen hambre y la más grande de los hermanos les pide que esperen: va al hogar de su padre a buscar algo de comida.
Claro que no todas las necesidades o los sueños se postergan. Algunos se prohíben. Así es como al señor de la casa le importa un bledo a quién elige su hija; él ya tiene decidido con quién habrá de convivir, muy a pesar de que a ella no le guste ni un poquito. "Tengo que hacerlo", es su justificación. "Siempre obras por obligación", le replica la madre de la adolescente, que aun en el cúmulo de su amargura y resentimiento aspira de vez en cuando a que su hija no siga sus pasos.
En más de una ocasión los padres sienten, por experiencia de vida, que una persona no es la adecuada para sus retoños. Y suelen armarse las de San Quintín. Que no me entendés, que sí, que libertad sin prudencia es padecimiento y a menudo tragedia evitables, que tu prudencia es mi aburrimiento, que tu dolor es mi dolor, que dejame en paz.
¿Alguien puede culpar a quien se preocupa por sus hijos? La pregunta deja de ser retórica cuando se plantea si es legítimo el derecho a disponer de ellos siempre con beneficio de inventario y determinarles con quién y cuándo deben casarse.