Semejantes políticos
Caminar por Río Cuarto es volver a la rayuela, ese juego en el que había que saltar sin pisar líneas.
Pañales y preservativos usados, digestiones consumadas y cáscaras de papa son varios de los obstáculos para el que desea andar despacio sin maldecir, para quien ha salido en busca de relajación en una ciudad que muchos de hecho desprecian.
Quienes llenan de mugre el espacio público deben ser los mismos que se dan el gusto de generalizar afirmando que "los políticos son una manga de indiferentes". O los que sacan la basura el sábado, y que reviente el de la planta baja contigua al canasto de residuos o el fulano que ocasionalmente pase por la vereda.
Como decía una profesora de Comunicación, "los políticos no vienen de otro planeta".
Un blog variopinto, con textos ligados a pensamientos, sensaciones, descripciones, narraciones, sentimientos, ocurrencias y reflexiones sobre temas periodísticos sin correr tras primicias. Miradas acerca de lo que nos pasa, lo que nos gustaría, lo que perdimos y lo que soñamos.
22/10/12
Boxeo sin guantes
"Sé que Bonnie te necesita y la necesidad te hace sentir muy bien, pero la necesidad no es amor", le dice la mamá Norma Arnold al mayor de sus hijos varones, Wayne, resuelto a irse a vivir con quien desde hacía unos meses era su novia y esperaba un hijo de otro que la había dejado.
-No puedo creerlo, tú no sabes nada.
-Es solo que no quiero verte sufrir.
-Tú no quieres verme crecer. Quiero que no intervengas en esto y quiero que me dejen en paz.
Decir que "The Wonder Years" ("Los Años Maravillosos") es una serie sobre familias estadounidenses de 1968 a 1973 es quedarse muy corto. Es una ficción televisiva tan escrita y actuada con tal realismo que sería heterodoxo y atinado considerarla un documental.
Cala tan hondo en los conflictos de un grupo familiar que trasciende las épocas. Refiere con semejante claridad a niñez, adolescencia y juventud, principalmente, como a adultez y ancianidad que cuesta no verse en la pantalla.
El diálogo inicial de este texto manifiesta el choque entre quien sabe por años de recorrido y quien prefiere que la experiencia sea -tal lo decía el boxeador Natalio Bonavena- ese peine que a alguien le dan cuando se queda pelado. Nada nuevo, ni evitable: el cruce entre el dolor que los padres desean evitarles y el que padecen los hijos por interpretar eso no cual ayuda sino como corte de alas.
En otro de los capítulos, el 108, Kevin adulto se recuerda en la secundaria. De los mimos a su ego por ganarles a sus compañeros de clase pasa a las derrotas ante los preseleccionados en el equipo de lucha del colegio. De creerse el mejor a saberse el peor del nuevo grupo. De los elogios de los amigos a las verdades que con crudeza le dice el entrenador. De las inmensas ganas de largar todo a pelearse con sus caprichos cuando tiene enfrente a un pibe que casi lo duplica en altura y músculos. De consagrarse rey de las huidas a coronarse luchador. Sus palabras son elocuentes:
"Esa noche, tal vez por primera vez en mi vida, me comprometí conmigo mismo en algo. Dejé las excusas, olvidé los pretextos, luché hasta el fondo".
El capítulo 45, también disponible en Youtube, grafica lo incómodo que es para un padre que su única hija cumpla 18, máxime si toca en pleno auge del hippismo. Como cantaba The Beatles, "todo junto ahora", "ella se va de casa", "carga con ese peso".
Es que por si fuera poco, Los Años Maravillosos regala música de Paul, George, John y Ringo, además de Simon & Garfunkel, Elvis Presley y otros deliciosos artistas.
"Sé que Bonnie te necesita y la necesidad te hace sentir muy bien, pero la necesidad no es amor", le dice la mamá Norma Arnold al mayor de sus hijos varones, Wayne, resuelto a irse a vivir con quien desde hacía unos meses era su novia y esperaba un hijo de otro que la había dejado.
-No puedo creerlo, tú no sabes nada.
-Es solo que no quiero verte sufrir.
-Tú no quieres verme crecer. Quiero que no intervengas en esto y quiero que me dejen en paz.
Decir que "The Wonder Years" ("Los Años Maravillosos") es una serie sobre familias estadounidenses de 1968 a 1973 es quedarse muy corto. Es una ficción televisiva tan escrita y actuada con tal realismo que sería heterodoxo y atinado considerarla un documental.
Cala tan hondo en los conflictos de un grupo familiar que trasciende las épocas. Refiere con semejante claridad a niñez, adolescencia y juventud, principalmente, como a adultez y ancianidad que cuesta no verse en la pantalla.
El diálogo inicial de este texto manifiesta el choque entre quien sabe por años de recorrido y quien prefiere que la experiencia sea -tal lo decía el boxeador Natalio Bonavena- ese peine que a alguien le dan cuando se queda pelado. Nada nuevo, ni evitable: el cruce entre el dolor que los padres desean evitarles y el que padecen los hijos por interpretar eso no cual ayuda sino como corte de alas.
En otro de los capítulos, el 108, Kevin adulto se recuerda en la secundaria. De los mimos a su ego por ganarles a sus compañeros de clase pasa a las derrotas ante los preseleccionados en el equipo de lucha del colegio. De creerse el mejor a saberse el peor del nuevo grupo. De los elogios de los amigos a las verdades que con crudeza le dice el entrenador. De las inmensas ganas de largar todo a pelearse con sus caprichos cuando tiene enfrente a un pibe que casi lo duplica en altura y músculos. De consagrarse rey de las huidas a coronarse luchador. Sus palabras son elocuentes:
"Esa noche, tal vez por primera vez en mi vida, me comprometí conmigo mismo en algo. Dejé las excusas, olvidé los pretextos, luché hasta el fondo".
El capítulo 45, también disponible en Youtube, grafica lo incómodo que es para un padre que su única hija cumpla 18, máxime si toca en pleno auge del hippismo. Como cantaba The Beatles, "todo junto ahora", "ella se va de casa", "carga con ese peso".
Es que por si fuera poco, Los Años Maravillosos regala música de Paul, George, John y Ringo, además de Simon & Garfunkel, Elvis Presley y otros deliciosos artistas.
15/10/12
Día pesado
Ese día Adrián Ramírez había escuchado demasiadas falacias. Entre ellas, el promocional de un grupo multimedio que mencionaba nombres de periodistas y animadores diferentes lo cual se supone probaba su heterogeneidad de opiniones. Por supuesto, no decía que eran distintos dentro de un marco, tácito tal vez, en el que la oposición incondicional al gobierno era ley.
Otra falsedad que tuvo que tragar esa jornada fue la de "queremos que todos se eduquen", que día a día encubría una realidad: "que todos aprueben, aunque no lo merezcan". Se le erizaba la piel cuando a esto se le añadía el latiguillo de la inclusión en un sinnúmero de escuelas públicas y el de la diversidad en las privadas.
¿Qué es más respetuoso cuando se trabaja en la educación de un adolescente: darle palmadas condescendientes pese a que ignora conceptos básicos de las materias o marcarle los errores sin por ello hacerlo sentirse un idiota?
Parece mentira que esta pregunta, retórica un tiempo atrás, hoy genere dudas y respuestas absurdas en muchos que están a cargo de la enseñanza.
Ese día Adrián Ramírez había escuchado demasiadas falacias. Entre ellas, el promocional de un grupo multimedio que mencionaba nombres de periodistas y animadores diferentes lo cual se supone probaba su heterogeneidad de opiniones. Por supuesto, no decía que eran distintos dentro de un marco, tácito tal vez, en el que la oposición incondicional al gobierno era ley.
Otra falsedad que tuvo que tragar esa jornada fue la de "queremos que todos se eduquen", que día a día encubría una realidad: "que todos aprueben, aunque no lo merezcan". Se le erizaba la piel cuando a esto se le añadía el latiguillo de la inclusión en un sinnúmero de escuelas públicas y el de la diversidad en las privadas.
¿Qué es más respetuoso cuando se trabaja en la educación de un adolescente: darle palmadas condescendientes pese a que ignora conceptos básicos de las materias o marcarle los errores sin por ello hacerlo sentirse un idiota?
Parece mentira que esta pregunta, retórica un tiempo atrás, hoy genere dudas y respuestas absurdas en muchos que están a cargo de la enseñanza.
9/10/12
Verdades áulicas
Julieta Gigena tal vez sonría al escribir esto desde el último año del IPEM 252 de Río de los Sauces
En el aula uno elige dónde ubicarse pero Alejandro Dolina, con sutileza en sus palabras, deja bien en claro en "Niños, libros y lecturas" que los chicos que se sientan al fondo no son alumnos que van muy entusiasmados por aprender. Y tengo que decirles que esa es la pura verdad.
El pensamiento de todo el mundo está hecho así, todos saben que si te sentás al fondo del curso es para divertirte y olvidarte de que hay un profesor al frente dictando la clase.
El lado positivo de todo esto es que esos chicos que estan atrás no molestan a los de adelante, que por lógica son los más estudiosos.
Mi pregunta es: ¿qué pensará el profesor cuando entra y ve a "los del fondo"? No va a hacer falta una respuesta, ya me la imagino. Entonces, chicos, si no quieren estudiar, pasen para el fondo.
Julieta Gigena tal vez sonría al escribir esto desde el último año del IPEM 252 de Río de los Sauces
En el aula uno elige dónde ubicarse pero Alejandro Dolina, con sutileza en sus palabras, deja bien en claro en "Niños, libros y lecturas" que los chicos que se sientan al fondo no son alumnos que van muy entusiasmados por aprender. Y tengo que decirles que esa es la pura verdad.
El pensamiento de todo el mundo está hecho así, todos saben que si te sentás al fondo del curso es para divertirte y olvidarte de que hay un profesor al frente dictando la clase.
El lado positivo de todo esto es que esos chicos que estan atrás no molestan a los de adelante, que por lógica son los más estudiosos.
Mi pregunta es: ¿qué pensará el profesor cuando entra y ve a "los del fondo"? No va a hacer falta una respuesta, ya me la imagino. Entonces, chicos, si no quieren estudiar, pasen para el fondo.
2/10/12
Maravilloso favor de años
Sabiduría hecha serie de televisión. Los Años Maravillosos es la bella consecuencia de gente que ha vivido y con talento narrativo ayuda a recordar, emocionar, reflexionar y elaborar situaciones cercanas en la memoria, instantáneas y remotas.
Chicos, jóvenes, grandes y adultos mayores pueden encontrarse en distintos puntos de la vida:
-En Youtube esquina capítulo 35 "Padres, hijos y abuelos" hay diálogos ásperos entre padres e hijos que se hieren a raíz de cualquier cosa por vaya a saber qué roscas pasadas.
-Los episodios 36 y 37 son un show de enredos originados en el deseo de hacerle un favor a un amigo caído en desgracia afectiva. Quienes hayan visto la película Un novio para mi mujer encontrarán similitudes. Para la sonrisa tiernamente amarga de cuantos se han tragado palabras frente a la chica y la mujer que les gustaba.
-El capítulo 72, "La Ferretería", concierne a ser alguien o ser nadie en el trabajo. Kevin acepta un empleo conseguido por su padre en lo del viejo Harris. Se fastidia por tener que acomodar cajas y usar corbata. Aunque consigue un aumento, sigue por poco tiempo; cae en la tentación de ser mozo en un local de hamburguesas al que van chicas lindas.
Durante sus últimos minutos en la ferretería, asesora muy bien a una mujer que va a buscar un repuesto de cinco centavos. Harris lo mira con la alegría contenida propia de quienes han crecido asumiendo que "los hombres no lloran". La voz en off del Kevin adulto que narra en retrospectiva es sublime:
Sabiduría hecha serie de televisión. Los Años Maravillosos es la bella consecuencia de gente que ha vivido y con talento narrativo ayuda a recordar, emocionar, reflexionar y elaborar situaciones cercanas en la memoria, instantáneas y remotas.
Chicos, jóvenes, grandes y adultos mayores pueden encontrarse en distintos puntos de la vida:
-En Youtube esquina capítulo 35 "Padres, hijos y abuelos" hay diálogos ásperos entre padres e hijos que se hieren a raíz de cualquier cosa por vaya a saber qué roscas pasadas.
-Los episodios 36 y 37 son un show de enredos originados en el deseo de hacerle un favor a un amigo caído en desgracia afectiva. Quienes hayan visto la película Un novio para mi mujer encontrarán similitudes. Para la sonrisa tiernamente amarga de cuantos se han tragado palabras frente a la chica y la mujer que les gustaba.
-El capítulo 72, "La Ferretería", concierne a ser alguien o ser nadie en el trabajo. Kevin acepta un empleo conseguido por su padre en lo del viejo Harris. Se fastidia por tener que acomodar cajas y usar corbata. Aunque consigue un aumento, sigue por poco tiempo; cae en la tentación de ser mozo en un local de hamburguesas al que van chicas lindas.
Durante sus últimos minutos en la ferretería, asesora muy bien a una mujer que va a buscar un repuesto de cinco centavos. Harris lo mira con la alegría contenida propia de quienes han crecido asumiendo que "los hombres no lloran". La voz en off del Kevin adulto que narra en retrospectiva es sublime:
"Sentí que me estaba observando y de alguna forma supe lo que estaba pensando: en cuánto había aprendido y en cuánto me había enseñado. Pero yo tenía 15 años, vivía en un mundo vivo y excitante y allí todo era viejo.
Tal vez fui un estúpido, pero eso también es parte de tener 15 años.
Cambié mi corbata por un estúpido sombrero y una tarjeta de plástico en el centro comercial. Cuando renuncié un mes después, a nadie le importó".
-El capítulo 42 desnuda que la envidia se siente no sólo por desconocidos sino también hacia los amigos. Su amigo Paul queda fuera del equipo escolar de béisbol en la primera prueba. Kevin batea y es elegido.
"Solo fue un golpe de suerte, casi te envió la bola a tí -afirma Paul-. Bateaste muy tarde y la mandaste al campo contrario".
Un ejemplo de lo que señala la psicóloga Judith Viorst, a cuyo juicio las amistades, lejos del blanco níveo, existen entre manchas.
La sombra del ascenso ilegítimo protagoniza varios de los 20 minutos del capítulo. Es que Kevin, al cabo de su primer exitoso bateo, empieza a errar a más no poder y sin embargo continúa en la selección. Los fantasmas del acomodo se acrecientan cuando se entera de que su papá le había salvado la vida al entrenador en la guerra de Corea.
Poco cree en las palabras del adiestrador, cercanas a "te mantengo porque vas al frente, porque no te caés ante la adversidad".
Las dudas lo carcomen y rinde cada vez peor. Un día, Kevin ve que es el próximo en salir del equipo. Liberado de las presiones y de la vergonzante sospecha de que integra el plantel por la amistad de papá y el técnico, vuelve a jugar bien.
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