Sabiduría hecha serie de televisión. Los Años Maravillosos es la bella consecuencia de gente que ha vivido y con talento narrativo ayuda a recordar, emocionar, reflexionar y elaborar situaciones cercanas en la memoria, instantáneas y remotas.
Chicos, jóvenes, grandes y adultos mayores pueden encontrarse en distintos puntos de la vida:
-En Youtube esquina capítulo 35 "Padres, hijos y abuelos" hay diálogos ásperos entre padres e hijos que se hieren a raíz de cualquier cosa por vaya a saber qué roscas pasadas.
-Los episodios 36 y 37 son un show de enredos originados en el deseo de hacerle un favor a un amigo caído en desgracia afectiva. Quienes hayan visto la película Un novio para mi mujer encontrarán similitudes. Para la sonrisa tiernamente amarga de cuantos se han tragado palabras frente a la chica y la mujer que les gustaba.
-El capítulo 72, "La Ferretería", concierne a ser alguien o ser nadie en el trabajo. Kevin acepta un empleo conseguido por su padre en lo del viejo Harris. Se fastidia por tener que acomodar cajas y usar corbata. Aunque consigue un aumento, sigue por poco tiempo; cae en la tentación de ser mozo en un local de hamburguesas al que van chicas lindas.
Durante sus últimos minutos en la ferretería, asesora muy bien a una mujer que va a buscar un repuesto de cinco centavos. Harris lo mira con la alegría contenida propia de quienes han crecido asumiendo que "los hombres no lloran". La voz en off del Kevin adulto que narra en retrospectiva es sublime:
"Sentí que me estaba observando y de alguna forma supe lo que estaba pensando: en cuánto había aprendido y en cuánto me había enseñado. Pero yo tenía 15 años, vivía en un mundo vivo y excitante y allí todo era viejo.
Tal vez fui un estúpido, pero eso también es parte de tener 15 años.
Cambié mi corbata por un estúpido sombrero y una tarjeta de plástico en el centro comercial. Cuando renuncié un mes después, a nadie le importó".
-El capítulo 42 desnuda que la envidia se siente no sólo por desconocidos sino también hacia los amigos. Su amigo Paul queda fuera del equipo escolar de béisbol en la primera prueba. Kevin batea y es elegido.
"Solo fue un golpe de suerte, casi te envió la bola a tí -afirma Paul-. Bateaste muy tarde y la mandaste al campo contrario".
Un ejemplo de lo que señala la psicóloga Judith Viorst, a cuyo juicio las amistades, lejos del blanco níveo, existen entre manchas.
La sombra del ascenso ilegítimo protagoniza varios de los 20 minutos del capítulo. Es que Kevin, al cabo de su primer exitoso bateo, empieza a errar a más no poder y sin embargo continúa en la selección. Los fantasmas del acomodo se acrecientan cuando se entera de que su papá le había salvado la vida al entrenador en la guerra de Corea.
Poco cree en las palabras del adiestrador, cercanas a "te mantengo porque vas al frente, porque no te caés ante la adversidad".
Las dudas lo carcomen y rinde cada vez peor. Un día, Kevin ve que es el próximo en salir del equipo. Liberado de las presiones y de la vergonzante sospecha de que integra el plantel por la amistad de papá y el técnico, vuelve a jugar bien.