Costosa pertenencia
Sea porque el club impide el ingreso al estadio a los hinchas comunes o por las ganas de hacer un aporte mensual a los colores que tanta alegría dan, millones de argentinos piensan en asociarse a un club de fútbol.
En instituciones donde no es necesario estar afiliado para ver los partidos, la economía es una buena razón: sale más barato ir a la cancha como socio que como hincha raso. Además, el desembolso para la cuota, que puede ser de 50 pesos, va íntegramente al club, mientras que lo gastado en entradas (dos por mes son 80 pesos en categorías de ascenso) se reparte con la Asociación del Fútbol Argentino. Como las entidades son conscientes de que los ingresos son siempre insuficientes, los unos y los otros tienen que pagar un adicional de tribuna que ronda los 15 pesos.
Entre destinar 80 pesos (cincuenta más treinta por ver dos juegos) al club querido y 110 por dos boletos de 40 con sus respectivos adicionales de 15 pesos que alimentarán también a la poco respetada AFA, la elección es clara.
Sin embargo...
Quien haya visto la película "Rudo y Cursi" duda. Si su dinero va a parar a futbolistas que dilapidan fortunas en apuestas, mejor usarlo para otra cosa.
Claro que otro es capaz de razonar: "Me alcanza con que jueguen bien y me den satisfacciones; contribuyo para su sueldo, no soy fiscal de su presupuesto". Y más de un socio elige "gastarla acá y no en la AFA, que por años hizo contratación directa de la televisación de los partidos, con lo cual privó a los clubes de los ingresos superiores que hubiera generado una licitación".
Sin embargo...
"Los barras siempre tienen una tajada cercana al 10%" del presupuesto del club, "cuenta un exlíder de La Doce de la década anterior", tal se lee en la nota de Gustavo Grabia en Clarín del 23 de diciembre. Es decir que 8 de cada 80 pesos que el hincha pone mes a mes en el club que forja significativamente su identidad terminan en manos de barrabravas.
La gratitud al club sugiere asociarse. El temor a mancharse con sangre violenta indica abstenerse.
Sin embargo...
¿Sería posible para el Estado recaudar siquiera un peso si todos los ciudadanos dejaran de pagar hasta que se vaciara el plato de ñoquis?
Por supuesto que millones de contribuyentes saben que sus aportes impositivos son tanto para hospitales salva vidas como para océanos burocráticos. Claro que tienen presente que su dinero alimenta a los que hacen su trabajo como a los que cada tanto son pillados in fraganti con cámara oculta mientras coimean. Siguen cumpliendo con los tributos después del escandaloso viaje de "Hinchadas Unidas Argentina" (barras bravas) al Mundial de Sudáfrica, que probó cuán distinto del deseable puede ser el final de los fondos públicos.
Están los que pagan para tener el servicio, o sea por necesidad/ conveniencia/ comodidad, y a quienes los guía la madre Teresa de Calcuta con su expresión cercana a: "Lo tuyo es una gota en el mar, que sería menos mar sin tu gota".
En los clubes como Boca, que solo dejan entrar en su estadio a los socios -una bofetada a su esencia popular, la necesidad tiene cara de hereje. Para el fanático que no puede pasar más de dos semanas sin estar allí donde se juega, la razón atropella los molinetes de la ética y sentencia: "La barra seguirá existiendo aunque yo no me asocie. El mal persiste y me quedo sin ver los partidos. Ma sí, me hago socio y no se hable más del tema". Si la conciencia quiere seguir hablando, se la acalla con un acto concreto. "En adelante, a la cancha voy en colectivo, de modo que el negocio de los trapitos tenga un cliente menos".
En su libro "La Doce", Gustavo Grabia recuerda que el entrenador Carlos Bianchi se negó rotundamente desde su llegada en 1998 a engrosar las cuentas de la barra de Boca, que asimismo conservó sus ingresos. Vaya a saber qué caja se achicó para mantener la del Jugador Número Doce. Un hombre le jugó limpio a su conciencia y un club obró como el 99 por ciento de los restantes, a sabiendas de que el apoyo político para acabar con el mal no existía.
Menudo dilema. Los clubes brindan servicios de pileta, de gimnasia artística, de básquetbol, hándbol, hasta escuela primaria y secundaria algunos, merced al dinero de los socios. Varios de ellos se han resignado a que su cuota también sirva a los barras. Otros tal vez no se hayan detenido a pensarlo. Algunos continúan dudando.
Un blog variopinto, con textos ligados a pensamientos, sensaciones, descripciones, narraciones, sentimientos, ocurrencias y reflexiones sobre temas periodísticos sin correr tras primicias. Miradas acerca de lo que nos pasa, lo que nos gustaría, lo que perdimos y lo que soñamos.
29/12/12
26/12/12
Trabajoso
Un hombre toma una cerveza acodado en la barra de un negocio de la estación de trenes de Lomas de Zamora.
Días después, el refresco tras el día laboral cambia de lugar, dada la prohibición de vender bebidas alcohólicas en zonas ferroviarias que rige desde diciembre de 2012.
¿De qué se habrá refrescado ese hombre? La descripción deja paso a la imaginación y algunas respuestas salen del vaso.
De un trabajo poco gratificante. De un sueldo que se le parece. De una oficina sin aire acondicionado. De 32 grados a las cinco de la tarde.
Stephen Moore apunta que el trabajo es uno de los elementos que moldea la identidad adulta. Ayuda a definirnos, lo cual -según cómo nos llevemos con nuestra ocupación- puede implicar un vaso de cerveza para celebrar o para olvidar.
El capítulo 3 de Los Años Maravillosos revela la influencia del empleo sobre la vida hogareña de un padre de familia. "Gerente de servicio de distribución y protección al producto" es el cargo de Jack Arnold en la empresa Norcom. "Es un buen empleo, pero no es lo que pensé que haría con mi vida", le cuenta a su hijo Kevin el día en que satisface su curiosidad de qué significa el puesto y lo lleva a la oficina. Entonces Kevin descubre que papá da órdenes y llama la atención a empleados, pero también es humillado en su presencia por superiores.
"Quería ser jugador de béisbol" y "cuando tenía tu edad quería ser capitán de un barco", son confesiones paternales a quien anida los mismos sueños durante la preadolescencia. "No puedes hacer todas las tonterías que quieres en la vida. Tienes que hacer tus elecciones, tratar de ser feliz con ellas. Creo que nos ha ido bien", es el segundo tramo de la charla, en la que las fantasías de hace mucho fueron reemplazadas por el realismo y las necesidades de ayer y hoy conforme hay cuentas que pagar y chicos que educar.
El día había empezado con un desayuno limitado a un sorbo de café ya que "el tránsito va a estar muy pesado".
Kevin pasó la mañana y la tarde junto a papá Jack. Entendió por qué varias noches ese hombre se aislaba frente al televisor o en el telescopio con el cual miraba estrellas.
"El trabajo es trabajo" y "un día es un día" deben haber seguido siendo las contestaciones repletas de fastidio que Jack Arnold le dio a su esposa, Norma, respecto de qué tal había estado la oficina. Por algo no quería ir años después al Día de la Familia de Norcom (en youtube, temporada 3 episodio 24). Además le molestaba que al llamado "Señor Inútil" lo hubieran promovido a vicedirector. Kevin se entera de boca de la hija del flamante vice. Al rato, papá Arnold sabe que Kevin lo sabe y le pide disculpas por no haber logrado el ascenso.
"Los Años Maravillosos" no fue realizada con propósitos educativos, lo cual de ningún modo impide que regale ejemplos de rol social -lo que se espera de alguien de acuerdo con su posición- de padre en una cultura patriarcal, de alienación laboral y de su impacto cotidiano en la familia. Hecha en Estados Unidos hace décadas, es identificable en Río Cuarto, Lomas de Zamora y en cuanto lugar haya gente que se lleva con el trabajo como con equipos de fútbol que pierden mucho: sufren mientras juegan, pero más todavía fuera de temporada.
Un hombre toma una cerveza acodado en la barra de un negocio de la estación de trenes de Lomas de Zamora.
Días después, el refresco tras el día laboral cambia de lugar, dada la prohibición de vender bebidas alcohólicas en zonas ferroviarias que rige desde diciembre de 2012.
¿De qué se habrá refrescado ese hombre? La descripción deja paso a la imaginación y algunas respuestas salen del vaso.
De un trabajo poco gratificante. De un sueldo que se le parece. De una oficina sin aire acondicionado. De 32 grados a las cinco de la tarde.
Stephen Moore apunta que el trabajo es uno de los elementos que moldea la identidad adulta. Ayuda a definirnos, lo cual -según cómo nos llevemos con nuestra ocupación- puede implicar un vaso de cerveza para celebrar o para olvidar.
El capítulo 3 de Los Años Maravillosos revela la influencia del empleo sobre la vida hogareña de un padre de familia. "Gerente de servicio de distribución y protección al producto" es el cargo de Jack Arnold en la empresa Norcom. "Es un buen empleo, pero no es lo que pensé que haría con mi vida", le cuenta a su hijo Kevin el día en que satisface su curiosidad de qué significa el puesto y lo lleva a la oficina. Entonces Kevin descubre que papá da órdenes y llama la atención a empleados, pero también es humillado en su presencia por superiores.
"Quería ser jugador de béisbol" y "cuando tenía tu edad quería ser capitán de un barco", son confesiones paternales a quien anida los mismos sueños durante la preadolescencia. "No puedes hacer todas las tonterías que quieres en la vida. Tienes que hacer tus elecciones, tratar de ser feliz con ellas. Creo que nos ha ido bien", es el segundo tramo de la charla, en la que las fantasías de hace mucho fueron reemplazadas por el realismo y las necesidades de ayer y hoy conforme hay cuentas que pagar y chicos que educar.
El día había empezado con un desayuno limitado a un sorbo de café ya que "el tránsito va a estar muy pesado".
Kevin pasó la mañana y la tarde junto a papá Jack. Entendió por qué varias noches ese hombre se aislaba frente al televisor o en el telescopio con el cual miraba estrellas.
"El trabajo es trabajo" y "un día es un día" deben haber seguido siendo las contestaciones repletas de fastidio que Jack Arnold le dio a su esposa, Norma, respecto de qué tal había estado la oficina. Por algo no quería ir años después al Día de la Familia de Norcom (en youtube, temporada 3 episodio 24). Además le molestaba que al llamado "Señor Inútil" lo hubieran promovido a vicedirector. Kevin se entera de boca de la hija del flamante vice. Al rato, papá Arnold sabe que Kevin lo sabe y le pide disculpas por no haber logrado el ascenso.
"Los Años Maravillosos" no fue realizada con propósitos educativos, lo cual de ningún modo impide que regale ejemplos de rol social -lo que se espera de alguien de acuerdo con su posición- de padre en una cultura patriarcal, de alienación laboral y de su impacto cotidiano en la familia. Hecha en Estados Unidos hace décadas, es identificable en Río Cuarto, Lomas de Zamora y en cuanto lugar haya gente que se lleva con el trabajo como con equipos de fútbol que pierden mucho: sufren mientras juegan, pero más todavía fuera de temporada.
19/12/12
¿Encima eso?
Recuerda un hincha que la tarde consagratoria frente a Unión por el Clausura 2001, el goleador de San Lorenzo tiró un penal. El arquero Hernán Castellanos rechazó. Algunos fanáticos del Ciclón insultaron a Bernardo Romeo. La pelota dio en el palo y entró. Entonces lo ovacionaron.
Por el Clausura de 1999, Boca le ganaba 3-0 a San Lorenzo. El Viejo Juan, contento, dejó de escuchar el partido y se puso a hablar con un excompañero del correo. Al rato le preguntó a su amigo el taxista cómo iban: "¡Qué hijo de p...!", bramó cuando le dijeron que Martín Palermo había errado un penal y que la victoria estaba a punto de consumarse.
"Héroe o nada" es una expresión que usan los ingleses para ilustrar este tipo de juicios de los hinchas. "Campeón o imbécil", "ganador o muerto", "piola o gil" son algunos equivalentes de menor lucimiento.
La Corte futbolera solo atiende resultados. La Corte futbolera influye sobre las decisiones de los presidentes de los clubes.
¿Cuánto margen para pensar en la belleza les queda a los jugadores? ¿Y a los directores técnicos?
Al amigo azulgrana Gabriel
Recuerda un hincha que la tarde consagratoria frente a Unión por el Clausura 2001, el goleador de San Lorenzo tiró un penal. El arquero Hernán Castellanos rechazó. Algunos fanáticos del Ciclón insultaron a Bernardo Romeo. La pelota dio en el palo y entró. Entonces lo ovacionaron.
Por el Clausura de 1999, Boca le ganaba 3-0 a San Lorenzo. El Viejo Juan, contento, dejó de escuchar el partido y se puso a hablar con un excompañero del correo. Al rato le preguntó a su amigo el taxista cómo iban: "¡Qué hijo de p...!", bramó cuando le dijeron que Martín Palermo había errado un penal y que la victoria estaba a punto de consumarse.
"Héroe o nada" es una expresión que usan los ingleses para ilustrar este tipo de juicios de los hinchas. "Campeón o imbécil", "ganador o muerto", "piola o gil" son algunos equivalentes de menor lucimiento.
La Corte futbolera solo atiende resultados. La Corte futbolera influye sobre las decisiones de los presidentes de los clubes.
¿Cuánto margen para pensar en la belleza les queda a los jugadores? ¿Y a los directores técnicos?
Al amigo azulgrana Gabriel
5/12/12
Delicias de Chesterton
Sería largo y laborioso cortar las cabezas de los tiranos; es más fácil cortar el pelo de los esclavos.
La ironía es para aplaudir de pie y pertenece a Gilbraith Keith Chesterton. Está incluida en su libro What's wrong with the world, susceptible de traducirse como Lo que está mal en el mundo.
Editada en 1910, la obra conjuga la visión crítica con la función literaria. Incluye verdades tristes y expresiones con las que se puede coincidir o no, aunque difícilmente negarles agudeza.
Hace más de cien años, este hombre que disfrutaba de la reflexión señalaba su preocupación por la tendencia a mirar el futuro sin ánimo de revisar la historia. Sospechaba que una de las causas era la comodidad y otra, el temor a encontrar grandes obras que pudieran hacernos sentir pequeños:
Nota al pie: la traducción del editor tiene un margen de error, de ahí la evitación de comillas.
Sería largo y laborioso cortar las cabezas de los tiranos; es más fácil cortar el pelo de los esclavos.
La ironía es para aplaudir de pie y pertenece a Gilbraith Keith Chesterton. Está incluida en su libro What's wrong with the world, susceptible de traducirse como Lo que está mal en el mundo.
Editada en 1910, la obra conjuga la visión crítica con la función literaria. Incluye verdades tristes y expresiones con las que se puede coincidir o no, aunque difícilmente negarles agudeza.
Hace más de cien años, este hombre que disfrutaba de la reflexión señalaba su preocupación por la tendencia a mirar el futuro sin ánimo de revisar la historia. Sospechaba que una de las causas era la comodidad y otra, el temor a encontrar grandes obras que pudieran hacernos sentir pequeños:
Puedo hacer el futuro tan estrecho como yo mismo; el pasado está obligado a ser tan amplio y turbulento como la humanidad. Y el resultado de esta actitud moderna es realmente este: los hombres inventan nuevos ideales porque no se atreven a tratar de llevar a cabo los viejos ideales. Miran hacia adelante con entusiasmo porque temen mirar hacia atrás.
Mediante esta figura exponía el saludable balance entre caminar hacia el mañana reconsiderando lo sucedido ayer:
El hombre es un monstruo deforme, con sus pies puestos para adelante y su cara dada vuelta.
La página 194 de la reimpresión de Ignatius Press hace 18 años ilustra la capacidad de Chesterton para encadenar razonamientos:
Porque una niña debe tener pelo largo, debe tenerlo limpio;
porque debe tenerlo limpio, no debe tener un hogar sucio;
porque no debe tener un hogar sucio, debe tener una madre libre y con tiempo;
porque debe tener una madre libre, el propietario de la casa no debe ser un usurero;
porque no debe haber un dueño usurero, debe haber redistribución de la propiedad;
porque debe haber redistribución de la propiedad, habrá una revolución.
Nota al pie: la traducción del editor tiene un margen de error, de ahí la evitación de comillas.
2/12/12
Te lo perdiste
Era la primera comunión de la hija de un gran amigo. A la fiesta estaba invitada Myrna, compañera en el centro de televentas. Bautista los sentó a la misma mesa.
El trabajo se metió apenas en la cena, apenas para recordar clientes pesados y cómo llegaban temprano no porque la empresa pagara presentismo sino para sentarse en la silla de mejor respaldo.
Una conversación agradable, esperanzadora para Esteban, que gustaba de Myrna desde varios meses antes de que ella terminase su último noviazgo.
A los dos les gustaba el jazz y cada tanto sonaba jazz.
El vino era rico.
Antes del corte de la torta, Esteban fue al baño. Mateo le iba a preguntar si estaba bien cuando de repente lo tuvo que atajar; evitó que se rompieran la cabeza de su amigo y el lavabo.
A las dos de la tarde siguiente, Esteban quiso salir de su casa. No tenía las llaves. Vio el canasto de la ropa sucia y le costó creerle a Mateo, que le juró que no le había vomitado el auto. Se enteró de que su ahijado le dijo al papá "Esteban camina arrastrando los pies y vos no le decís nada". Supo que Bautista lo acompañó en el auto, se quedó un rato en su casa, cerró y a la vuelta escuchó a su esposa reclamarle: "Tu hija se durmió, mirá cómo le quedó el vestido, ¿ahora qué fotos sacamos?".
El disc jockey pasó "Río de luna", la canción durante la cual pensaba invitar a Myrna a tomar un café.
Era la primera comunión de la hija de un gran amigo. A la fiesta estaba invitada Myrna, compañera en el centro de televentas. Bautista los sentó a la misma mesa.
El trabajo se metió apenas en la cena, apenas para recordar clientes pesados y cómo llegaban temprano no porque la empresa pagara presentismo sino para sentarse en la silla de mejor respaldo.
Una conversación agradable, esperanzadora para Esteban, que gustaba de Myrna desde varios meses antes de que ella terminase su último noviazgo.
A los dos les gustaba el jazz y cada tanto sonaba jazz.
El vino era rico.
Antes del corte de la torta, Esteban fue al baño. Mateo le iba a preguntar si estaba bien cuando de repente lo tuvo que atajar; evitó que se rompieran la cabeza de su amigo y el lavabo.
A las dos de la tarde siguiente, Esteban quiso salir de su casa. No tenía las llaves. Vio el canasto de la ropa sucia y le costó creerle a Mateo, que le juró que no le había vomitado el auto. Se enteró de que su ahijado le dijo al papá "Esteban camina arrastrando los pies y vos no le decís nada". Supo que Bautista lo acompañó en el auto, se quedó un rato en su casa, cerró y a la vuelta escuchó a su esposa reclamarle: "Tu hija se durmió, mirá cómo le quedó el vestido, ¿ahora qué fotos sacamos?".
El disc jockey pasó "Río de luna", la canción durante la cual pensaba invitar a Myrna a tomar un café.
1/12/12
Va de nuevo
Se acordó de Maradona. De cuando estrelló un penal en el travesaño por la penúltima fecha del Metropolitano de 1981. Hubiera sido el empate frente a Central y la vuelta olímpica de Boca. Según la revista El Gráfico, estuvo encerrado como una hora junto a su pesar. Es que miles de hinchas xeneizes habían viajado a Rosario con la esperanza de la consagración.
La semana siguiente hubo otro penal. Maradona lo pateó, Boca celebró y Adrián Ramírez se emocionó al recordarlo: algunas cargas hoy inmensas se aligeran mañana.
Contacto azul y oro
Boca pierde 2-0 ante San Lorenzo de local por la primera rueda de la temporada '85/86. A dos minutos del final, Roberto Passucci descuenta. El fervor de muchos y la gambeta de Claudio Dykstra en el área tienen una consecuencia común e infrecuente: penal como última jugada del partido. Passucci toma la pelota que segundos después da en el palo derecho del arco defendido por José Luis Chilavert.
Fue la primera de cuatro derrotas seguidas de Boca.
Los xeneizes repuntaron y clasificaron a la Liguilla, torneo que asignaba una plaza para disputar la Copa Libertadores de América.
Semifinal frente a... San Lorenzo. A dos minutos del inicio, Passucci cuerpea a Rubén Insúa, anticipa a Chilavert y mete el 1-0. En el complemento, Graciani marcó el 2-1 decisivo dado el empate en la revancha. Dos semanas más tarde, día del padre de 1986, Boca se impuso 4-1 a Newell's en Rosario y se adjudicó la Liguilla.
Se acordó de Maradona. De cuando estrelló un penal en el travesaño por la penúltima fecha del Metropolitano de 1981. Hubiera sido el empate frente a Central y la vuelta olímpica de Boca. Según la revista El Gráfico, estuvo encerrado como una hora junto a su pesar. Es que miles de hinchas xeneizes habían viajado a Rosario con la esperanza de la consagración.
La semana siguiente hubo otro penal. Maradona lo pateó, Boca celebró y Adrián Ramírez se emocionó al recordarlo: algunas cargas hoy inmensas se aligeran mañana.
Contacto azul y oro
Boca pierde 2-0 ante San Lorenzo de local por la primera rueda de la temporada '85/86. A dos minutos del final, Roberto Passucci descuenta. El fervor de muchos y la gambeta de Claudio Dykstra en el área tienen una consecuencia común e infrecuente: penal como última jugada del partido. Passucci toma la pelota que segundos después da en el palo derecho del arco defendido por José Luis Chilavert.
Fue la primera de cuatro derrotas seguidas de Boca.
Los xeneizes repuntaron y clasificaron a la Liguilla, torneo que asignaba una plaza para disputar la Copa Libertadores de América.
Semifinal frente a... San Lorenzo. A dos minutos del inicio, Passucci cuerpea a Rubén Insúa, anticipa a Chilavert y mete el 1-0. En el complemento, Graciani marcó el 2-1 decisivo dado el empate en la revancha. Dos semanas más tarde, día del padre de 1986, Boca se impuso 4-1 a Newell's en Rosario y se adjudicó la Liguilla.
La tacita
A pedido del autor, vuelve el formato de múltiple opción.
¿A qué hace referencia Adrián Ramírez cuando escribe "la tacita de porcelana se cayó y se partió"?
-A lo sucedido mientras la limpiaba.
-A su ahijado, que sufrió fractura expuesta al chocar.
-Al penúltimo noviazgo, concluido cuando ella se hartó de su falta de iniciativa.
-Al destino de la taza cuando soltó su bolsa por agarrar la que contenía lechuga, paltas y manzanas.
-A la cicatriz que le quedó en la cara por el puntazo que ligó tras provocar a hinchas rivales.
-A la relación con su hipersensible suegra.
-Al empate recibido sobre la hora, merecido mucho antes.
-A lo que pasa si se deja la salud a merced de un mal médico.
-A lo que ocurrió en el palco VIP de Miami Heats cuando la estrella del equipo marró el octavo lanzamiento libre.
-Al llanto que después de horas se hizo incontenible.
-A la amargura frente a errores que no pudo enmendar.
-A la confianza en Sergio, que todavía le debe 5.230 pesos.
-A su inocencia, cuando supo que su ídolo hacía playback.
Nota al pie: las opciones no son excluyentes.
A pedido del autor, vuelve el formato de múltiple opción.
¿A qué hace referencia Adrián Ramírez cuando escribe "la tacita de porcelana se cayó y se partió"?
-A lo sucedido mientras la limpiaba.
-A su ahijado, que sufrió fractura expuesta al chocar.
-Al penúltimo noviazgo, concluido cuando ella se hartó de su falta de iniciativa.
-Al destino de la taza cuando soltó su bolsa por agarrar la que contenía lechuga, paltas y manzanas.
-A la cicatriz que le quedó en la cara por el puntazo que ligó tras provocar a hinchas rivales.
-A la relación con su hipersensible suegra.
-Al empate recibido sobre la hora, merecido mucho antes.
-A lo que pasa si se deja la salud a merced de un mal médico.
-A lo que ocurrió en el palco VIP de Miami Heats cuando la estrella del equipo marró el octavo lanzamiento libre.
-Al llanto que después de horas se hizo incontenible.
-A la amargura frente a errores que no pudo enmendar.
-A la confianza en Sergio, que todavía le debe 5.230 pesos.
-A su inocencia, cuando supo que su ídolo hacía playback.
Nota al pie: las opciones no son excluyentes.
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