Excepción a la regla
La obsecuencia es uno de los peores enemigos de la sensatez. El escritor Manuel Alonso la desnuda en su cuento "La linterna mágica" (disponible en ciudadseva.com) cuando habla de "amigos desconsiderados que todo lo aplaudían". Suele originarse en la intolerancia del receptor; quien conoce que la réplica a una crítica será el desprecio, un despido, un portazo o el odio, opta por el silencio en el mejor de los casos o por el halago aun ante conductas y actitudes vomitivas.
A todo adulto le corresponde revisar seriamente sus hechos y estar atento a las señales. Un autor supo decir que "el silencio de los amigos es una condena". A quienes les cuesta explicitar su disconformidad, cerrar la boca les resulta un modo de hacerle notar al amigo que le está errando.
El presidente de la AFA, Julio Grondona, afirmó sin rubor que la culpa de la violencia en el fútbol es de los periodistas. Felizmente, sus colegas dirigenciales resolvieron callar ante tamaño disparate. Por una vez evitaron el aplauso automático.
Un blog variopinto, con textos ligados a pensamientos, sensaciones, descripciones, narraciones, sentimientos, ocurrencias y reflexiones sobre temas periodísticos sin correr tras primicias. Miradas acerca de lo que nos pasa, lo que nos gustaría, lo que perdimos y lo que soñamos.
26/2/14
22/2/14
Sigan destruyendo a Boca
Los miles de plateístas e hinchas de la popular de Boca que mañana recibirán como héroe al DT Carlos Bianchi todo lo justifican por la gratitud. Dado que es el técnico que más títulos le dio al club, le está permitido hacer en su tercer ciclo una campaña de 39% de efectividad (fuente, TN Deportivo), con un promedio de 1.17, esto es para descender.
¿Estas miles de personas son socias de Boca o del Carlos Bianchi Juniors Club? Porque aunque uno sea una asociación civil sin fines de lucro y otro sea un entrenador, no los distinguen. También confunden gratitud con sometimiento. Craso error: en nombre del agradecimiento por el ayer, se consiente un fracaso rotundo hoy. Tamaña equivocación se agrava por las inmensas dificultades de Bianchi para aceptar sus errores. Si a un soberbio se lo aplaude mientras vive pifiándole, ¿cuándo dejará de fallar?
Los miles de plateístas e hinchas de la popular de Boca que mañana recibirán como héroe al DT Carlos Bianchi todo lo justifican por la gratitud. Dado que es el técnico que más títulos le dio al club, le está permitido hacer en su tercer ciclo una campaña de 39% de efectividad (fuente, TN Deportivo), con un promedio de 1.17, esto es para descender.
¿Estas miles de personas son socias de Boca o del Carlos Bianchi Juniors Club? Porque aunque uno sea una asociación civil sin fines de lucro y otro sea un entrenador, no los distinguen. También confunden gratitud con sometimiento. Craso error: en nombre del agradecimiento por el ayer, se consiente un fracaso rotundo hoy. Tamaña equivocación se agrava por las inmensas dificultades de Bianchi para aceptar sus errores. Si a un soberbio se lo aplaude mientras vive pifiándole, ¿cuándo dejará de fallar?
19/2/14
Esas cosas de la justicia
"Igualdad ante la ley" es una de esas expresiones a las que muchos adultos miramos con fastidio por las pruebas en contra que la vida nos ha mostrado.
El New York Times informa que este mes, una jueza en Texas ordenó a un adolescente de 16 años, que mató a cuatro personas por manejar borracho, empezar rehabilitación como parte de diez años de libertad condicional. El fallo no condena a prisión.
Un dato llamativo es que la defensa adujo que el muchacho padece "affluenza", que según explican la nota y Wikipedia es el mal del chico mimado: haber nacido en cuna de oro, tenido una educación privilegiada, entre otros factores, provoca insatisfacción y atrofia el juicio.
La decisión de la jueza ha causado fastidio en los muchos que consideran que una persona pobre habría sido enviada a la cárcel.
La pregunta que se plantea el artículo es hasta qué punto las circunstancias de vida afectan las sentencias judiciales.
¿Atenuante o excusa?
El columnista Alan Dershowitz, docente y autor del libro "The abuse excuse", que podría traducirse como "La disculpa del abuso", recopila en su obra argumentos de defensas en juicio que van del "síndrome de alienación parental", "síndrome de estrés premenstrual", "síndrome de quien sobrevive al Holocaustro" al "síndrome del Super Bowl".
Afirma que no hay duda de que el mismo acto criminal puede conllevar diferentes niveles de culpabilidad dependiendo de las circunstancias del acusado. No da igual la muerte que ejecuta un sicario que la ocasionada por una mujer que ha sido repetidamente golpeada por su marido. Señala que dejar que el castigo se ajuste al delito, sin considerar las circunstancias que le dieron lugar, sería inmoral bajo estos hechos extremos.
Dershowitz se pregunta: ¿Qué pasa con el caso más típico en el cual la persona asevera que su crianza contribuyó a su criminalidad y debería mitigar su castigo? Plantea que el peso de la justicia debe hacerse notar pues se espera que todos los ciudadanos ejerzan control sobre sus impulsos. Hace un añadido interesante: si el pobre y el rico quieren ser valorados iguales ante la ley, tenemos el derecho de demandar que igualmente obedezcan la ley, aun cuando las presiones para hacerlo puedan variar de un individuo a otro.
Aspecto conveniente
El sociólogo Erving Goffman habla en el libro La Presentación de la Persona en la Vida Cotidiana de la cara y el escenario. La memoria y Wikipedia se articulan para consignar que nuestras interacciones se llevan a cabo en distintos escenarios y que nos arropamos según la utilidad. Para recibir un subsidio alguien se vestirá harapiento, para acceder a un trabajo de recepcionista escogerá las mejores prendas.
Ante la justicia, el pibe de 16 años de una clase social que le permie cubrir sus necesidades básicas, acceder a fuentes variadas de conocimiento y compartir sus bienes es vestido por su defensa como un niño que padece, se angustia y mata a otros en su naufragio alcohólico. ¿Está mal que el abogado defensor muestre tal aspecto del muchacho? La palabra habla: su misión es salvarlo de una condena.
¿Está bien que la jueza compre este relato que, por cierto, no agota la historia del adolescente?
La justicia debe ser ciega, no idiota.
¿La jueza hubiera valorado de la misma manera a un chico pobre?
La justicia debe ser ecuánime, a ver si algún día la frase "igualdad ante la ley" deja de sonarnos a mentira.
"Igualdad ante la ley" es una de esas expresiones a las que muchos adultos miramos con fastidio por las pruebas en contra que la vida nos ha mostrado.
El New York Times informa que este mes, una jueza en Texas ordenó a un adolescente de 16 años, que mató a cuatro personas por manejar borracho, empezar rehabilitación como parte de diez años de libertad condicional. El fallo no condena a prisión.
Un dato llamativo es que la defensa adujo que el muchacho padece "affluenza", que según explican la nota y Wikipedia es el mal del chico mimado: haber nacido en cuna de oro, tenido una educación privilegiada, entre otros factores, provoca insatisfacción y atrofia el juicio.
La decisión de la jueza ha causado fastidio en los muchos que consideran que una persona pobre habría sido enviada a la cárcel.
La pregunta que se plantea el artículo es hasta qué punto las circunstancias de vida afectan las sentencias judiciales.
¿Atenuante o excusa?
El columnista Alan Dershowitz, docente y autor del libro "The abuse excuse", que podría traducirse como "La disculpa del abuso", recopila en su obra argumentos de defensas en juicio que van del "síndrome de alienación parental", "síndrome de estrés premenstrual", "síndrome de quien sobrevive al Holocaustro" al "síndrome del Super Bowl".
Afirma que no hay duda de que el mismo acto criminal puede conllevar diferentes niveles de culpabilidad dependiendo de las circunstancias del acusado. No da igual la muerte que ejecuta un sicario que la ocasionada por una mujer que ha sido repetidamente golpeada por su marido. Señala que dejar que el castigo se ajuste al delito, sin considerar las circunstancias que le dieron lugar, sería inmoral bajo estos hechos extremos.
Dershowitz se pregunta: ¿Qué pasa con el caso más típico en el cual la persona asevera que su crianza contribuyó a su criminalidad y debería mitigar su castigo? Plantea que el peso de la justicia debe hacerse notar pues se espera que todos los ciudadanos ejerzan control sobre sus impulsos. Hace un añadido interesante: si el pobre y el rico quieren ser valorados iguales ante la ley, tenemos el derecho de demandar que igualmente obedezcan la ley, aun cuando las presiones para hacerlo puedan variar de un individuo a otro.
Aspecto conveniente
El sociólogo Erving Goffman habla en el libro La Presentación de la Persona en la Vida Cotidiana de la cara y el escenario. La memoria y Wikipedia se articulan para consignar que nuestras interacciones se llevan a cabo en distintos escenarios y que nos arropamos según la utilidad. Para recibir un subsidio alguien se vestirá harapiento, para acceder a un trabajo de recepcionista escogerá las mejores prendas.
Ante la justicia, el pibe de 16 años de una clase social que le permie cubrir sus necesidades básicas, acceder a fuentes variadas de conocimiento y compartir sus bienes es vestido por su defensa como un niño que padece, se angustia y mata a otros en su naufragio alcohólico. ¿Está mal que el abogado defensor muestre tal aspecto del muchacho? La palabra habla: su misión es salvarlo de una condena.
¿Está bien que la jueza compre este relato que, por cierto, no agota la historia del adolescente?
La justicia debe ser ciega, no idiota.
¿La jueza hubiera valorado de la misma manera a un chico pobre?
La justicia debe ser ecuánime, a ver si algún día la frase "igualdad ante la ley" deja de sonarnos a mentira.
17/2/14
Tristes cuentas reales
Julieta daba los últimos pasos del profesorado. Tenía que preparar una clase relativa a posibilidades de vida. En uno de los cafés donde paraba leyó que un pibe de Rosario premiado por el Ministerio de Educación provincial por su creatividad en letras de hip hop había sido asesinado de siete balazos.
La chica preguntó si las chances de trascender artísticamente y de vivir más años eran las mismas para este chico que para el hijo del Flaco Spinetta. Repartió frases y recortes de diarios a los estudiantes, que en grupos de tres leyeron: "Algunos nacen con estrella y otros, estrellados", "¿Tienen la misma libertad una persona que crece entre flores que una rodeada por paco, tiroteos y cocaína?", "un muchacho de 13 años de una favela respondió '14' cuando el periodista le preguntó hasta cuándo creía que viviría", "libertad, igualdad, fraternidad", "¿qué significa ser todos iguales ante la ley?".
Julieta daba los últimos pasos del profesorado. Tenía que preparar una clase relativa a posibilidades de vida. En uno de los cafés donde paraba leyó que un pibe de Rosario premiado por el Ministerio de Educación provincial por su creatividad en letras de hip hop había sido asesinado de siete balazos.
La chica preguntó si las chances de trascender artísticamente y de vivir más años eran las mismas para este chico que para el hijo del Flaco Spinetta. Repartió frases y recortes de diarios a los estudiantes, que en grupos de tres leyeron: "Algunos nacen con estrella y otros, estrellados", "¿Tienen la misma libertad una persona que crece entre flores que una rodeada por paco, tiroteos y cocaína?", "un muchacho de 13 años de una favela respondió '14' cuando el periodista le preguntó hasta cuándo creía que viviría", "libertad, igualdad, fraternidad", "¿qué significa ser todos iguales ante la ley?".
14/2/14
Pedofilia
Sana desconfianza
"Son todos buenos paisanos, pero el poncho no aparece", dice Argentino Luna en una canción.
La frase es aleccionadora ante tantos con aspecto de afectuosos, de pacientes, de generosos con los niños. "Quedate tranquila, te lo cuido yo", "decile que venga, que vamos a merendar juntos" o demás frases son el cebo que ponen pedófilos cercanos a los chicos.
La última edición de Telenoche expuso el caso de un adulto que en la localidad entrerriana de Urdinarrain abusó de más de cuarenta menores. Los relatos de las madres daban cuenta de la fachada del hombre: lucía creativo, bueno, amigable.
"Desconfío" se llama un juego de naipes que conviene recordar. Por los chicos y, de paso, por el poncho.
Sana desconfianza
"Son todos buenos paisanos, pero el poncho no aparece", dice Argentino Luna en una canción.
La frase es aleccionadora ante tantos con aspecto de afectuosos, de pacientes, de generosos con los niños. "Quedate tranquila, te lo cuido yo", "decile que venga, que vamos a merendar juntos" o demás frases son el cebo que ponen pedófilos cercanos a los chicos.
La última edición de Telenoche expuso el caso de un adulto que en la localidad entrerriana de Urdinarrain abusó de más de cuarenta menores. Los relatos de las madres daban cuenta de la fachada del hombre: lucía creativo, bueno, amigable.
"Desconfío" se llama un juego de naipes que conviene recordar. Por los chicos y, de paso, por el poncho.
12/2/14
Vale la pena "El Comité de Dios"
Es políticamente incorrecto para un médico en una clínica hablar sin gesto de pesar sobre la muerte que acecha. Tampoco es cuestión de que se quede inmóvil por excesiva sensibilización.
La obra teatral llamada "El Comité de Dios" debe su nombre a que se trata de un grupo de personas que en una clínica de Estados Unidos debía resolver a cuál de los varios internados que lo necesitan donarle el órgano disponible. Se cruzan distintas variables: qué contención familiar tiene el paciente para la recuperación, su historial, el nivel de relevancia de su trabajo, si consume drogas... y si su familia está dispuesta a hacer una millonaria donación. También influye la necesidad de la clínica de mantener su buen promedio de trasplantes exitosos, en razón de lo cual si la mano viene complicada al paciente se lo deja a la deriva.
Conforman el comité distintos médicos, cada uno con sus apetencias y miserias. Durante la reunión que sube al escenario del teatro Picadero, en el Pasaje Discépolo (Buenos Aires), en reemplazo de uno que no puede asistir hay una flamante doctora que no puede creer la frialdad con la que se discute. Claro que su sensibilidad ante todo la conduce a una indecisión que tampoco ayuda, con el agravante de que la elección de pacientes debe hacerse urgente, si no el órgano queda inutilizable.
Basado en hechos reales, "El Comité..." da pie a gozar con las actuaciones de Alejandra Flechner, Ana Garibaldi, Julieta Vallina, Gustavo Garzón, Roberto Castro, Héctor Díaz y Gonzalo Urtizberea. Sin escatimar humor negro (cuando la nueva participante pregunta en qué lugar puede ubicarse, un médico que anda en silla de ruedas le avisa, que excepto él, nadie es dueño de su asiento), desnuda mezquindades y desubicaciones de variada índole. Cada tanto suenan en la clínica canciones a todo volumen por un aniversario en la ciudad. El personaje de Urtizberea, genial cirujano, se conduce con rudeza y sin culpa hacia la inexperta médica (Garibaldi) que ese día sustituye a un prestigioso colega.
Gustavo Garzón es el coordinador del comité y se ladea entre las exigencias de los dueños y los celos y las verdades que le enrostran sus colegas médicos.
Un sacerdote suma su voz y un chiste sobre moscas, cervezas y europeos que despierta las risas aun en medio de la tensión.
La Flechner es una doctora con un curriculum notable, pero se paraliza ante el caso de una donación que podría ser para una persona adicta a las drogas, exactamente la causa por la que murió su hija.
Como cualquiera de nosotros, cada uno de ellos tiene condicionadas sus decisiones. Como todos alguna vez, deben lidiar con dilemas, con encrucijadas. Si se añade que les toca resolver frente a la muerte, espera o salvación de alguien se llega a un conflicto mayúsculo al que las interpretaciones y la dirección de Daniel Veronese le agregan valor. Aun con una mueca de amargura, el espectador puede salir de la sala feliz por un artístico estímulo a la reflexión.
Es políticamente incorrecto para un médico en una clínica hablar sin gesto de pesar sobre la muerte que acecha. Tampoco es cuestión de que se quede inmóvil por excesiva sensibilización.
La obra teatral llamada "El Comité de Dios" debe su nombre a que se trata de un grupo de personas que en una clínica de Estados Unidos debía resolver a cuál de los varios internados que lo necesitan donarle el órgano disponible. Se cruzan distintas variables: qué contención familiar tiene el paciente para la recuperación, su historial, el nivel de relevancia de su trabajo, si consume drogas... y si su familia está dispuesta a hacer una millonaria donación. También influye la necesidad de la clínica de mantener su buen promedio de trasplantes exitosos, en razón de lo cual si la mano viene complicada al paciente se lo deja a la deriva.
Conforman el comité distintos médicos, cada uno con sus apetencias y miserias. Durante la reunión que sube al escenario del teatro Picadero, en el Pasaje Discépolo (Buenos Aires), en reemplazo de uno que no puede asistir hay una flamante doctora que no puede creer la frialdad con la que se discute. Claro que su sensibilidad ante todo la conduce a una indecisión que tampoco ayuda, con el agravante de que la elección de pacientes debe hacerse urgente, si no el órgano queda inutilizable.
Basado en hechos reales, "El Comité..." da pie a gozar con las actuaciones de Alejandra Flechner, Ana Garibaldi, Julieta Vallina, Gustavo Garzón, Roberto Castro, Héctor Díaz y Gonzalo Urtizberea. Sin escatimar humor negro (cuando la nueva participante pregunta en qué lugar puede ubicarse, un médico que anda en silla de ruedas le avisa, que excepto él, nadie es dueño de su asiento), desnuda mezquindades y desubicaciones de variada índole. Cada tanto suenan en la clínica canciones a todo volumen por un aniversario en la ciudad. El personaje de Urtizberea, genial cirujano, se conduce con rudeza y sin culpa hacia la inexperta médica (Garibaldi) que ese día sustituye a un prestigioso colega.
Gustavo Garzón es el coordinador del comité y se ladea entre las exigencias de los dueños y los celos y las verdades que le enrostran sus colegas médicos.
Un sacerdote suma su voz y un chiste sobre moscas, cervezas y europeos que despierta las risas aun en medio de la tensión.
La Flechner es una doctora con un curriculum notable, pero se paraliza ante el caso de una donación que podría ser para una persona adicta a las drogas, exactamente la causa por la que murió su hija.
Como cualquiera de nosotros, cada uno de ellos tiene condicionadas sus decisiones. Como todos alguna vez, deben lidiar con dilemas, con encrucijadas. Si se añade que les toca resolver frente a la muerte, espera o salvación de alguien se llega a un conflicto mayúsculo al que las interpretaciones y la dirección de Daniel Veronese le agregan valor. Aun con una mueca de amargura, el espectador puede salir de la sala feliz por un artístico estímulo a la reflexión.
7/2/14
Oferta de viernes: 3x1
Crece el pibe
"Yo ya lo pasé", le dijo Adrián Ramírez a su sobrino Lucas. Se acordaba de las lágrimas que acompañaron los primeros kilómetros de aquel viaje de julio de 1997.
Hay dolores que no por diferencia en las manifestaciones dejan de sufrirse. Sucede que los cayos que forma la experiencia y los alivios del cultivo espiritual ayudan a que se sientan distinto.
Crece el pibe
"Yo ya lo pasé", le dijo Adrián Ramírez a su sobrino Lucas. Se acordaba de las lágrimas que acompañaron los primeros kilómetros de aquel viaje de julio de 1997.
Hay dolores que no por diferencia en las manifestaciones dejan de sufrirse. Sucede que los cayos que forma la experiencia y los alivios del cultivo espiritual ayudan a que se sientan distinto.
Lógicas cercanas
En la novela "La guerra y la paz", el conde Rostopchin escucha y responde:
En la novela "La guerra y la paz", el conde Rostopchin escucha y responde:
-Excelencia, ha venido el director del manicomio. ¿Qué ordena?.
-¿Lo que ordeno? Que se vayan todos... En cuanto a los locos, que los suelten por la ciudad. Puesto que los que conducen nuestro ejército son unos locos, también estos pueden estar sueltos.
-¿Lo que ordeno? Que se vayan todos... En cuanto a los locos, que los suelten por la ciudad. Puesto que los que conducen nuestro ejército son unos locos, también estos pueden estar sueltos.
Conservadora fallada
León Tolstoi habla en "La guerra y la paz" de los soldados del ejército francés conducidos por Napoleón Bonaparte cuando llegaron a la desierta Moscú. El mensaje no pierde vigencia y se amolda a variadas circunstancias. "En cuanto entraron en las casas ricas, deshabitadas, el ejército se aniquiló para siempre". Agrega que "cinco semanas después, cuando estos mismos hombres salieron de Moscú, ya no constituían un ejército". Sostiene que "la finalidad de todos, a la salida de Moscú, no consistía como antes en conquistar, sino tan solo en conservar lo que habían adquirido".
Aplicable a novios que se convierten en esposos, a gobernantes reelegidos, a equipos habituados a volar en primera cuando no en aviones de su exclusividad, etc.
Clives Staples Lewis asevera con razón que los años de adultez son tierra fértil para este tipo de males. En el nombre de la preservación de lo conseguido con esfuerzo se dejan de lado desafíos al talento, que duerme aburrido.
5/2/14
Vedettismo desubicado
"Los ojos de Mónica en el lugar" fue el sobreimpreso del canal América Noticias concerniente a la perspectiva de la periodista Mónica Gutiérrez acerca del incendio en un depósito en Buenos Aires que a las 20.45 del 5 de febrero de 2014 se había cobrado nueve vidas.
La frase ratifica que los zócalos son lugares de grandes desatinos en la TV. ¿O es que acaso importa más quién la cuenta que una tragedia? ¿Un enfoque vale más que una, dos o nueve vidas?
Es muy probable que la responsable de la cobertura no haya sabido que el título puesto por un comedido desde el estudio la dejaba cual vedette que ansía exhibirse a toda costa. Suele pasar que unos creen interpretar los deseos de otros y se equivocan feo.
Evitar plagios es muy distinto de ponerse por delante de un hecho que ameritó la declaración de duelo nacional.
Además, semejante desubicación resta valor periodístico a lo emitido. ¿Sería igualmente bella la bóveda de la capilla Sixtina si lo más visible fuese "El pincel de Miguel Angel Buonarroti"?
"Los ojos de Mónica en el lugar" fue el sobreimpreso del canal América Noticias concerniente a la perspectiva de la periodista Mónica Gutiérrez acerca del incendio en un depósito en Buenos Aires que a las 20.45 del 5 de febrero de 2014 se había cobrado nueve vidas.
La frase ratifica que los zócalos son lugares de grandes desatinos en la TV. ¿O es que acaso importa más quién la cuenta que una tragedia? ¿Un enfoque vale más que una, dos o nueve vidas?
Es muy probable que la responsable de la cobertura no haya sabido que el título puesto por un comedido desde el estudio la dejaba cual vedette que ansía exhibirse a toda costa. Suele pasar que unos creen interpretar los deseos de otros y se equivocan feo.
Evitar plagios es muy distinto de ponerse por delante de un hecho que ameritó la declaración de duelo nacional.
Además, semejante desubicación resta valor periodístico a lo emitido. ¿Sería igualmente bella la bóveda de la capilla Sixtina si lo más visible fuese "El pincel de Miguel Angel Buonarroti"?
Creencias tenebrosas
Una persona suele actuar en función de lo que cree y conforme a sus hábitos. Hay quienes sienten que determinadas situaciones requieren de una ayuda externa o superior y entonces usan cintas rojas, pisan primero con el pie derecho, se persignan, rezan. Para algunos, lo que abunda no daña, base sobre la cual mezclan cábalas con un padrenuestro.
Si por años alguien se ha acostumbrado a resolver problemas mediante violencia, es probable que a eso tienda por defecto, máxime si así ha logrado objetivos. Es el caso de quienes de inmediato insultan ni bien reciben un bocinazo, tiran el auto encima o sacan una pistola.
En la serie "Escobar, el patrón del mal", una escena muestra cabalmente hasta qué punto la rutina en la acción y las creencias definen el procedimiento ante un momento límite. Un atentado fue perpetrado contra el edificio donde viven Pablo Escobar y su familia. Su hija sufre heridas y está en el quirófano. El capo narco ingresa a punta de pistola, les pide a los médicos y asistentes que se bajen el barbijo para verles bien las caras y les avisa que si la niña muere, él los matará. Besa a la creatura y se va.
Adolf Hitler creía que a la perfección se llegaba matando a los que rotulaba imperfectos y a través de los años quitó la vida a millones de seres humanos. Gente mucho menos famosa, ajena a los crímenes, también se ha conducido en función de creencias y rutinas.
¿Cuáles son las nuestras y qué impacto tienen?
Una persona suele actuar en función de lo que cree y conforme a sus hábitos. Hay quienes sienten que determinadas situaciones requieren de una ayuda externa o superior y entonces usan cintas rojas, pisan primero con el pie derecho, se persignan, rezan. Para algunos, lo que abunda no daña, base sobre la cual mezclan cábalas con un padrenuestro.
Si por años alguien se ha acostumbrado a resolver problemas mediante violencia, es probable que a eso tienda por defecto, máxime si así ha logrado objetivos. Es el caso de quienes de inmediato insultan ni bien reciben un bocinazo, tiran el auto encima o sacan una pistola.
En la serie "Escobar, el patrón del mal", una escena muestra cabalmente hasta qué punto la rutina en la acción y las creencias definen el procedimiento ante un momento límite. Un atentado fue perpetrado contra el edificio donde viven Pablo Escobar y su familia. Su hija sufre heridas y está en el quirófano. El capo narco ingresa a punta de pistola, les pide a los médicos y asistentes que se bajen el barbijo para verles bien las caras y les avisa que si la niña muere, él los matará. Besa a la creatura y se va.
Adolf Hitler creía que a la perfección se llegaba matando a los que rotulaba imperfectos y a través de los años quitó la vida a millones de seres humanos. Gente mucho menos famosa, ajena a los crímenes, también se ha conducido en función de creencias y rutinas.
¿Cuáles son las nuestras y qué impacto tienen?
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