26/2/14

Excepción a la regla

La obsecuencia es uno de los peores enemigos de la sensatez. El escritor Manuel Alonso la desnuda en su cuento "La linterna mágica" (disponible en ciudadseva.com) cuando habla de "amigos desconsiderados que todo lo aplaudían". Suele originarse en la intolerancia del receptor; quien conoce que la réplica a una crítica será el desprecio, un despido, un portazo o el odio, opta por el silencio en el mejor de los casos o por el halago aun ante conductas y actitudes vomitivas.
A todo adulto le corresponde revisar seriamente sus hechos y estar atento a las señales. Un autor supo decir que "el silencio de los amigos es una condena". A quienes les cuesta explicitar su disconformidad, cerrar la boca les resulta un modo de hacerle notar al amigo que le está errando.
El presidente de la AFA, Julio Grondona, afirmó sin rubor que la culpa de la violencia en el fútbol es de los periodistas. Felizmente, sus colegas dirigenciales resolvieron callar ante tamaño disparate. Por una vez evitaron el aplauso automático.