23/2/15

Peligro, ambulancia
-Nadie te creería si contaras que por pegarle con un papel afiche en la cabeza lo mataste.
-¿Y si te digo que de un ambulancia empezaron a salir tipos con ametralladoras?
-Eso sí te lo creerían porque una cosa es lo imposible en términos físicos y otra, la verosimilitud de lo que planifican algunas personas en ciertos contextos.
-¿Cómo es eso?
-Claro, difícilmente pueda pasar en algunas aldeas en las que ni siquiera hay bicicletas, pero sí en lugares con ambulancias y gente capaz de maquinar emboscadas que se basan en la sorpresa. ¿Vos te imaginarías a una anciana que pide en las escalinatas de una iglesia corriendo tan rápido como Usaín Bolt y pegándole cinco balazos en cada rodilla?
-No.
-Y si fueras Usaín Bolt, quizás te confiarías, la subestimarías. Pues bien, sobre esa flaqueza actúan muchos terroristas; se basan en lo que hombres y mujeres de bien no esperan. No lo digo yo, lo planteó una disertante hace un par de años en la Universidad Nacional de Río Cuarto: narcos mexicanos suelen perpetrar sus golpes y escapar gracias a que solo a ellos se les ocurre hacer lo que hacen. Allí donde otros piensan que "nadie podría ser tan cruel como para... tal cosa", ellos van y les demuestran que estaban equivocados.
-O sea que para prevenir delitos, cuanto peor pensado sea un policía, mejor.
-Es una forma de decirlo. A mí me gusta pensar que cualquier trabajador necesita de la empatía. Si, digamos, un policía quiere saber cómo piensa un ladrón, necesita ponerse en su lugar (que no es lo mismo que empezar a robar). 
La charla siguió por rumbos tales como prudencia, prejuicios, conocimiento e imaginación.