3/3/15

Por otra forma de concebir a la mujer

Resulta excepcional escuchar “ama de casa” como respuesta a las aspiraciones de estudiantes secundarias. Esto no implica que desprecien el rol, habla de la ampliación del mundo femenino.
Atrás quedaron los tiempos en los que legalmente las maestras cobraran menos que los maestros y aquellos en los que ser mujer era condición suficiente para no tener derecho a voto.
Pero la vida real no es como las malas películas en las cuales en dos minutos de relato se resuelven complejos problemas que llevaban años de historia. Por eso es que, tal lo reflejan los libros de Sonia Sánchez, militante contra la prostitución y la trata de personas que en 2014 visitó la Universidad Nacional de Río Cuarto, algunos vicios persisten pese a leyes que procuran combatirlos.
Si el postre de un asado entre amigos es ir por sexo a cambio de dinero o si el rito de pasaje a la juventud, cuando no a la adolescencia, es alquilarle al hijo una mujer por 15 minutos, el partido entre la ley y la socialización primaria termina mal. Muy mal.
La autora de “Ninguna mujer nace para puta” expresó en su visita a la UNRC que “la prostitución no es un trabajo; la prostitución es la violación de los derechos económicos, sociales y culturales de la persona y el primero en violar estos derechos es el propio estado. Luego la sociedad, todas y todos, por acción u omisión, somos responsables de que haya una persona prostituida”.
El apunte de Sánchez relativo a la omisión se liga con la indiferencia, globalizada según el Papa Francisco. Es como si el “algo habrán hecho” de los setenta se hubiera transformado en “bien que les gusta”, atajo con el cual el habitante –ciudadano es otra cosa- se tranquiliza por partida doble: por mirar para el costado y, llegadas las ganas, por consumir prostitución.
Llevó décadas que más de la mitad de las alumnas secundarias saliera del piloto automático familiar y social que las guiaba a contestar “ama de casa” como lo que querían ser.
¿Cuánto tiempo más tomará el cambio hacia un paradigma por el cual la prostitución ya no se equipare a la compra de golosinas, helados o fernet?
Mientras tanto, y con todo, tiene sentido desearles feliz día a todas las mujeres y abrigar esperanzas para que los hombres actuemos más allá de la formalidad de cada 8 de marzo.