13/6/15

Llagas sociales
Por John Wider y Paula Cendoya, estudiantes de cuarto año del Colegio San Ignacio que escribieron esto en no más de 20 minutos durante un práctico de Sociología. La base, una nota de CNN relativa a una ciudad de Estados Unidos que de un lado del río tiene a la mayoría de la población blanca y, del otro, a los afroamericanos. Huelga decir que las chances de vida de unos y otros son muy distintas.   
 
A lo largo de la historia, la gente de tez oscura ha sido tratada como esclava en varios lugares de América. Un esclavo no solo no tiene poder, sino que no posee siquiera derechos. Por muchos años, personas morochas han sido víctimas de discriminación directa, ya que eran maltratadas públicamente debido a su raza. Mucha gente, no toda por supuesto, ha ejercido un abuso de poder sobre estos niños, niñas, mujeres y hombres. A pesar de que la situación ha cambiado con el paso del tiempo, y muchas normas han sido decretadas para abolir la esclavitud, aún hay partes de nuestra sociedad que no se han adaptado a ellas. La socialización de un joven que ha crecido en un lugar donde la injusticia, el racismo, y la falta de ética son hechos cotidianos, y en donde la población es tanto blanca como negra, posiblemente se base más en el énfasis de las diferencias que similitudes. También puede suceder que la aguda historia de roces entre gente blanca y negra, a pesar de encontrarse en el pasado, siga presente en muchas mentes adultas, y sea transmitida a través de la socialización corrompiendo la tan anhelada inocencia de los niños.  
Esta diferencia, marcada a fuego en muchas sociedades actuales, no es causada por un grupo étnico particular. A pesar de que se le atribuya a un colectivo racial mayor prestigio y poder lo único que verdaderamente tienen es dinero. Considerar a alguien más poderoso y prestigioso basándonos solo en su raza es un error que posiblemente nos perjudique, y está en nuestras manos dejar de creerlo. Concluyendo, la historia influye el contexto actual, y como todas las cosas en la vida, se requerirá tiempo y esfuerzo para ganar la batalla contra la discriminación racial, pero el cambio comienza en nuestras mentes, sea más clara o más oscura.