Le estamos errando
Claro
fue el mensaje de los moderadores: aplausos, solo al final. Sin
embargo, al promediar el debate de candidatos a intendente de Río
Cuarto, partidarios de uno empezaron a batir palmas al cabo de un
testimonio y otros los imitaron.
El Aula Mayor de la Universidad
Nacional de Río Cuarto fue testigo de cuán fácil se rompe una norma
inofensiva y de qué poco hicieron para que la cumplieran sus
adeptos, varios de quienes aspiran al sillón de Mójica.
La situación
de este lunes ayuda a entender, por ejemplo, por qué nuestro tránsito es
insoportablemente anómico, caótico, indiferente a la ley.
Barras y llaves
En
Feliz Domingo, programa de entretenimientos del Canal 9 de Alejandro
Romay, uno de las formas de consagrar ganador era por cantidad de
aplausos. Silvio Soldán acercaba el micrófono a la tribuna y la barra
más sonora les daba el triunfo a sus compañeros de curso que habían
actuado.
Parece que el método vale para la política. Candidatos a
la intendencia de Río Cuarto poco y nada hicieron para que sus
seguidores obedecieran la norma evitando aplaudir, acaso por suponer que
la ciudadanía es un rebaño que sigue al pastor más ruidoso.
Así de
similar al escenario de Feliz Domingo, ¿la buena gestión de la ciudad
estará en el cofre de la felicidad, revuelta entre 24 llaves falsas?