Egoísmo y entrega
"Cuando más pensé en mí, peor lo pasé", escribió Adrián Ramírez en el
renglón de la hoja que le quedó sin usar en la clase de "Tecnologías
aplicadas no se a qué". Se le avinagraba el rostro al acordarse de
amarguras vividas y esparcidas a su alrededor y agregaba: "Cuando me
enojé con la vida, los platos los rompieron familiares y amigos".
Le
asomaba una sonrisa corta, como la de Ricardo Bochini al festejar goles
de rutina, al pensar que había asumido un compromiso de mejorarse, de
hacerles más llevadera su compañía a quienes lo trataban.
Emblema
"Lucha viril, sangre generosa" era, aproximadamente, el título de la
revista El Gráfico para una espectacular foto del defensor Oscar Ruggeri
y el volante Gerónimo Saccardi, sangrantes al cabecearse en el decisivo
Boca 1-Ferro 0 del Metropolitano de 1981. Cómo habrá sido el despliegue
conmovedor del cinco de Ferro que, al salir lesionado por este golpe,
fue aplaudido por la hinchada local.
Adrián Ramírez aún lo recuerda y
admira por su denuedo, por su voluntad. También a Ruggeri, cumplidos
los 30 años de condena por haber pasado de Boca a River.