¡La profesión, la profesión..!
Más de uno debe recordar cómo termina el cantito tribunero. Para quien no esté al
tanto del original, vaya esta pista: los siguientes versos informan que
se va a un lugar que rima.
Charlas con adultos mayores agudos ayudan
a advertir la paradoja del bloque de "periodismo ciudadano" presente en
varios noticieros. Alguien envía una foto de un bache o de una esquina
donde la recolección de basura es apenas un recuerdo y un texto breve, a
menudo mal escrito, y le alcanza para conseguir el ostentoso rótulo.
¿Cómo sería el espacio destinado a "psicología ciudadana"? Tal vez, un
hombre que acaba de perder al ludo mandaría esta sugerencia: "Acabo de
aprender que la derrota enseña... la sonrisa del ganador".
¿De qué forma reaccionaría el Colegio de Psicólogos?
Que un periodista resuelva que un mensaje relativo a omisiones
preocupantes tales como la falta de arreglo de baches o de reparación de
luminarias es un ejemplo de "periodismo ciudadano" es curioso. Los
dichos de una fuente no la constituyen en periodista. Son valiosos, pero
no dejan de ser informativos. Si no, un paciente que le contara al
médico qué le duele podría reclamar un certificado de "médico
ciudadano".
El periodismo es menos complicado de lo que podría
pensarse, a juzgar por la fortuna que cobran algunos. Pero no es tan
sencillo como para adjudicarle a cualquier vecino bienintencionado el
rótulo por el solo hecho de transmitir una novedad o acontecimiento de
hace mucho desconocido por la mayoría.