19/4/18


Tecnología/verdad
Por Sabina López, estudiante de sexto año del IPEM 252

Estamos destruyendo la verdad por creernos seres informatizados. Tomando la tecnología como el método más rápido y utilizado para la comunicación de noticias, podemos observar algunas sutilezas que, a veces, pasamos por alto: los medios crean realidades paralelas para que resulte más aceptable al lector lo comentado -no siempre todo es verídico- se fomentan valores, creencias y culturas que no se cumplen usualmente en sociedad. Dejando de lado esta información que divide a la verdad de noticieros, páginas web, diarios, radios, etcétera, la tecnología puede, también, ser harto multiplicadora.
El programa de Mirtha Legrand en el cual Natacha Jaitt difama a mucha gente se hizo viral en menos de dos horas, llegando a la audiencia televisiva y a todas las redes. En este y en muchos más ejemplos registramos la gran influencia de la informática en la sociedad, en la educación y en otras áreas de nuestras vidas. Para representar esto podemos situarnos en cualquier tarea doméstica para la cual utilizamos objetos tecnológicos, aunque no nos percatamos de esto. No olvidemos la actualización del vocabulario, acrecentado con palabras como "web", "link" y otras más que hace poco tiempo no estaban ni en los pensamientos de los más letrados.
Se sobreentiende que a su vez la tecnología –como todo- tiene sus partes buenas a modo de facilitar labores y aprendizajes, hay infinidad de opciones para aprender idiomas por internet y sin pasar por alto los tutoriales de YouTube que comprenden desde “como pegar una cinta” hasta “como armar una bomba nuclear”.
Volviendo al tema inicial, hay una gran manipulación lingüística dentro de cualquier objeto a tratar en diarios o programas. Esto no quiere decir que todo sea una gran farsa ni que todo sea verdad, solo busco que seamos objetivos al elegir qué leer, que agudicemos el ojo crítico. Dos periodistas con enfoques particulares pueden crear un mundo de cada noticia, solo hay que aprender a distinguir el de fantasía del real.