"El Hombre en Busca de Sentido" es un libro de Viktor Frankl relativo a la libertad, con la vida en un campo de concentración como punto de partida.
Los párrafos que siguen son paradigmáticos en cuanto a las diferentes caras de cualquier ser humano:
"Permítaseme citar el caso del Dr. J. Es el único hombre con el que me he cruzado en mi vida al que me atrevería a calificar como un ser diabólico, mefistofélico. En aquella época se le conocía con el sobrenombre del "asesino de masas de Steinhof", el gigantesco hospital psiquiátrico de Viena. Fue el encargado de poner en práctica el programa de eutanasia iniciado por los nazis; lo desempeñó con un fanatismo tal que hizo todo lo posible para que ni un solo psicótico escapara a la cámara de gas. Cuando regresé a Viena, después de la guerra, me interesé por la suerte del Dr. J. "Los rusos lo mantenían prisionero en una de las celdas de aislamiento de Steinhof", me informaron. "Pero al día siguiente la puerta de su celda apareció abierta y nunca se volvió a saber nada de él". Las circunstancias parecían indicar que, como a muchos otros, sus camaradas le habrían ayudado a escapar y estaría camino de América del Sur.
Años después visitó mi consulta un antiguo diplomático austríaco, prisionero tras el telón de acero durante muchos años, primero en Siberia y después en la famosa prisión de Lubianka de Moscú. Mientras cumplimentaba su examen neurológico, me preguntó, de pronto, si conocía al Dr. J. Tras mi respuesta afirmativa, continuó: "Yo coincidí con él en Lubianka. Murió allí de cáncer de próstata, a los cuarenta años. Pero antes de morir fue el mejor compañero, casi ejemplar. Consolaba a todo el mundo. Mantenía un comportamiento impecable. Era el mejor amigo que encontré en mis largos años de cautiverio".
Esta es la historia del Dr. J., el "asesino de masas de Steinhof". ¡Cómo predecir el comportamiento de un hombre! Somos capaces de adivinar los movimientos de una máquina, o de un autómata; más aún, incluso se puede intentar predecir los mecanismos o los "dinamismos" de la psique humana. Pero el hombre es algo más que psique".
Tras la lectura de este material, Martín Abrile, Monserrat Ficco y Belén Busso, estudiantes secundarios del colegio San Ignacio, escribieron esto:
A veces no entendemos cómo la gente puede actuar de varias maneras, casi de forma inhumana. Sin embargo, cada persona tiene una vida, un contexto, una historia.
Se hace difícil imaginar hasta qué punto las vidas de otra gente difieren de la nuestra, y esa es la razón por la que no podemos explicar su propósito para actuar de modos crueles. Quizás porque no saben algo más, a lo mejor porque no tienen opción, tal vez porque están lejos de imaginar el sufrimiento que sus propios actos pueden causar, o acaso porque tanta libertad es algo muy difícil de manejar. Lo seguro es que la gente cambia, como también sus maneras de pensar o sentir. Una vida entera puede ser suficiente para que alguien se dé cuenta de la atrocidad de sus acciones y ahí es donde los arrepentimientos aparecen. En ese punto en el cual nada podría oscurecerse más es donde el hombre desea arreglar lo que ha roto, y donde empieza a verse el cambio. Sólo quiere reparar con buenas acciones todo el daño que ha hecho. Quizás no sea suficiente, pero es un comienzo.