23/12/08

Lógica y locura

Lógica y locura

Es cierto: el mes pasó de largo y el resultado deseado también. Tan cierto como que la vida no había pasado de largo. Adrián Ramírez sentía que “mientras hay vida, hay esperanza” no era frase hecha en este caso.
Ultimamente se había preguntado si era posible que el gran amor de una vida fuese uno que no se hubiera concretado. La lógica le dictaba que no. También le repicaba la frase de un personaje especial: “A veces hay que ser un poquito loco para que las cosas salgan”.
Entre la lógica y la locura, la historia se había escrito mucho más con el lápiz de la locura. De hecho, las peores páginas eran aquellas trazadas desde la lógica, que dio paso al miedo y la abstención.
Entre voces ajenas y propias transitaban sus sentimientos y sus acciones, una de las cuales había sido ofrecerle al amor de su vida un cambio tan grande que ni quienes lo conocían lo imaginaban.
Esta decisión, loca para quien calzaba zapatos de 50 kilos cuando de modificar rumbos se trataba, era lógica, vaya si era lógica, en función de la mujer de la que estaba enamorado.