Sentime una cosa
Conocía la frase hasta el cansancio de tanto escucharla en el trabajo y en la casa. Deseaba que el repertorio incluyera un “gracias” cada tanto. Un día se animó. Estaba pidiéndolo cuando volvió a sonar la frase. Apretó la barra de cereal chocolatado que tenía en su bolsillo derecho.
Se calló y dejó caer la oportunidad de poner límites.
Un blog variopinto, con textos ligados a pensamientos, sensaciones, descripciones, narraciones, sentimientos, ocurrencias y reflexiones sobre temas periodísticos sin correr tras primicias. Miradas acerca de lo que nos pasa, lo que nos gustaría, lo que perdimos y lo que soñamos.
26/8/09
Al pasar
Pasos
El tiempo había pasado lo suficiente como para que la herida hubiera cerrado. Lo suficiente para quien no protagoniza la historia.
De cada uno de los pasos por ese recuerdo se llevó sensaciones diferentes. Tan diferentes que por momentos creía que un huracán caótico se lo llevaba.
De cada tramo se desprendían deseos contradictorios, potentes, perturbadores.
La impaciencia lo hizo creer varias veces que estaba todo perdido.
Ni qué hablar de los paradigmas. Hoy estaba recostado en uno, mañana en otro, al rato en un tercero, después de nuevo en el segundo. Algunos le daban bienestar; otros, culpa.
Se despertó, dejó atrás las 4 derrotas consecutivas, se persignó y fue a la cancha.
Pasa
Tu teléfono es un número que no conozco ni recuerdo.
No me pasa lo mismo con tu cara.
Tu dirección importa poco.
No me pasa lo mismo con tus pensamientos.
Tu color favorito es un misterio. Me pasa lo mismo con tus sentimientos.
¿Qué pasa?
Dijiste que a lo sumo media hora. Dijiste que de ninguna manera. Dijiste que más vale buscara en otro lado. Dijiste que la cortara. Hay diálogos que terminan como empiezan.
El tiempo había pasado lo suficiente como para que la herida hubiera cerrado. Lo suficiente para quien no protagoniza la historia.
De cada uno de los pasos por ese recuerdo se llevó sensaciones diferentes. Tan diferentes que por momentos creía que un huracán caótico se lo llevaba.
De cada tramo se desprendían deseos contradictorios, potentes, perturbadores.
La impaciencia lo hizo creer varias veces que estaba todo perdido.
Ni qué hablar de los paradigmas. Hoy estaba recostado en uno, mañana en otro, al rato en un tercero, después de nuevo en el segundo. Algunos le daban bienestar; otros, culpa.
Se despertó, dejó atrás las 4 derrotas consecutivas, se persignó y fue a la cancha.
Pasa
Tu teléfono es un número que no conozco ni recuerdo.
No me pasa lo mismo con tu cara.
Tu dirección importa poco.
No me pasa lo mismo con tus pensamientos.
Tu color favorito es un misterio. Me pasa lo mismo con tus sentimientos.
¿Qué pasa?
Dijiste que a lo sumo media hora. Dijiste que de ninguna manera. Dijiste que más vale buscara en otro lado. Dijiste que la cortara. Hay diálogos que terminan como empiezan.
Etapas y paciencia
Tiempo al tiempo
Por Carmen Rodríguez, alumna de Comunicación Radiofónica, Programa Educativo de Adultos Mayores
Como no quise terminar el secundario, me sentía bastante menos que mis amigas que tenían un título.
No terminé porque no quise, no porque mis papis no me dieran la oportunidad, pero con el tiempo conocí a una personita que fue la que me llevó a estar en este hermoso grupo del PEAM de la Universidad Nacional de Río Cuarto. Yo dije: “¿estudiar? No, si soy una burra, a qué voy a ir”.
Pero gracias a ella me encaminé y acá estoy disfrutando del compañerismo. ¡Qué lindo! Ya con 52 años no me hallo con eso pendiente.
Ahora me veo crecer y expresarme, aunque me cuesta mucho. Sé ahora lo que puedo dar y que puedo más todavía, así que uno en la vida todos los días tiene que agradecer a Dios por las miles de oportunidades y saberlas aprovechar.
Por Carmen Rodríguez, alumna de Comunicación Radiofónica, Programa Educativo de Adultos Mayores
Como no quise terminar el secundario, me sentía bastante menos que mis amigas que tenían un título.
No terminé porque no quise, no porque mis papis no me dieran la oportunidad, pero con el tiempo conocí a una personita que fue la que me llevó a estar en este hermoso grupo del PEAM de la Universidad Nacional de Río Cuarto. Yo dije: “¿estudiar? No, si soy una burra, a qué voy a ir”.
Pero gracias a ella me encaminé y acá estoy disfrutando del compañerismo. ¡Qué lindo! Ya con 52 años no me hallo con eso pendiente.
Ahora me veo crecer y expresarme, aunque me cuesta mucho. Sé ahora lo que puedo dar y que puedo más todavía, así que uno en la vida todos los días tiene que agradecer a Dios por las miles de oportunidades y saberlas aprovechar.
14/8/09
De "Simplemente no te quiere"
Para más de uno, "Simplemente no te quiere" puede ser una película dulzona. Para otros, una película larga. No faltan quienes la consideran una pieza para reflexionar durante y después del buen rato que depara.
A continuación, hilo que dejó su carretel:
“Simplemente no te quiere” es una verdad que a menudo preferimos ocultar con mentiras y excusas, entre otros sustitutos de la tristeza que resulta de asumir algunas situaciones.
Al cabo de siete años de noviazgo con un hombre que desestima el valor del matrimonio como compromiso, el personaje de Jennifer Aniston asegura: “Los tipos que dicen no creer en el matrimonio te dejan y a los seis meses se casan con una de 24 años que vieron en el gimnasio”.
En la misma película hay tanta tela para cortar que se podría dar trabajo a cientos de tenderos. La influencia que sobre nuestras lecturas ejerce la posición en la que vivimos tiene éste, entre otros botones de muestra: el esposo le confiesa a la mujer que la estuvo engañando. Lo hace con la expectativa de que así se corte el matrimonio, lo cual no sucede. Ella, al hablarlo con una amiga, dice: “Me lo contó él mismo, no esperó a que lo pescara, eso requiere valor”.
Hablando de valor, al fulano ni se le ocurre terminar con el matrimonio al notar que su esposa, engañada y todo, considera que corresponde seguir.
A continuación, hilo que dejó su carretel:
“Simplemente no te quiere” es una verdad que a menudo preferimos ocultar con mentiras y excusas, entre otros sustitutos de la tristeza que resulta de asumir algunas situaciones.
Al cabo de siete años de noviazgo con un hombre que desestima el valor del matrimonio como compromiso, el personaje de Jennifer Aniston asegura: “Los tipos que dicen no creer en el matrimonio te dejan y a los seis meses se casan con una de 24 años que vieron en el gimnasio”.
En la misma película hay tanta tela para cortar que se podría dar trabajo a cientos de tenderos. La influencia que sobre nuestras lecturas ejerce la posición en la que vivimos tiene éste, entre otros botones de muestra: el esposo le confiesa a la mujer que la estuvo engañando. Lo hace con la expectativa de que así se corte el matrimonio, lo cual no sucede. Ella, al hablarlo con una amiga, dice: “Me lo contó él mismo, no esperó a que lo pescara, eso requiere valor”.
Hablando de valor, al fulano ni se le ocurre terminar con el matrimonio al notar que su esposa, engañada y todo, considera que corresponde seguir.
De la música al papel
El ejercicio era armar textos aplicando conceptos sociológicos a partir de tramos de canciones de Andrés Calamaro, Fabiana Cantilo y Fito Páez.
Esto redactó Pilar Jerabek, de 3º año del Colegio San Ignacio:
Mi opinión sobre la expresión “Brindo por el futuro” depende de muchos elementos, tales como la edad, la socialización recibida, mi familia (socialización primaria), los medios y todos los factores que me influyen y ayudan a constituir mi identidad.
Como apenas soy adolescente no pienso ni me preocupo tanto acerca del futuro como los adultos o los jóvenes. Aunque a veces, comparada con algunos amigos, creo que pienso más que ellos al respecto. Por ejemplo, sé lo que quiero hacer cuando crezca o la universidad a la que quiero ir.
A veces sueño con la familia que quiero tener y los valores que quiero enseñarles a mis hijos e hijas. Y raramente pienso en lo rápido que pasa el tiempo.
Esta forma de ser, distinta de la de otros, está relacionada con mi familia, con lo que me enseñó, y con la cultura en la que vivo. Porque, por ejemplo, una mujer paquistaní probablemente no se imagine yendo a la universidad, sin que esto pretenda estereotiparlas.
Tampoco podemos olvidar el concepto de grupo de pares, que tanto influye sobre una persona. Nuestros amigos son realmente importantes, especialmente en la adolescencia. Esto sella a cada persona dado que durante este período uno va construyendo su identidad.
Como es sabido, la gente aprende de sus errores. Pero no puede hacerlo si no sufre sus consecuencias, sean aplicadas por el control social formal o informal. Por lo tanto es posible plantear que los controles sociales nos ayudan a construir la personalidad.
En cuanto a futuro, desde mis chances de vida creo que podré ir a la universidad mientras que un chico pobre –sin ánimo de estereotipar- quizás no piense así pues sus condiciones económicas influyen sobre sus expectativas y objetivos.
Acerca de los medios, inciden en nuestros conceptos y maneras de pensar. Por ejemplo, algunas novelas pueden hacernos pensar que la educación y el futuro no son importantes, que deberíamos vivir en presente, como si cada día fuera nuestro último día sobre la Tierra.
Finalmente, puedo decir que soy una persona que “brinda por el futuro”, y si bien no todos los días, a menudo piensa en su futuro y, antes de hacer algunas acciones, piensa en sus consecuencias. Esta forma de ser es el resultado de la socialización, el grupo de pares, la edad, la cultura en la que vivo, los medios, el control social, el status, etc.
Así escribió Francisco Eguren, 3º año del Colegio San Ignacio:
Pienso que la expresión “Estoy cansado de esperar” me representa porque me pasa en algunos situaciones de la vida diaria, por ejemplo cuando estoy esperando un regalo u otra cosa. Pero también creo que mi opinión se relaciona con conceptos sociales como familia, edad, etc.
Familia porque es la principal fuente de aprendizaje y la primera socialización, de modo que uno aprende de su padre o de su madre, por lo tanto el comportamiento que tenga en la escuela o en otros lugares de alguna forma refleja los pensamientos de mi familia.
También la edad es muy importante pues pienso que si me dan esta tarea dentro de unos años, escribiré una respuesta completamente distinta porque entonces tendré más experiencia y sabré más sobre la vida, aparte de un mayor conocimiento escolar y diferentes creencias.
La cultura también influye sobre el tema porque cuando pensás en diversas culturas estás considerando diferentes formas de vida, de comer, de creer, de comportarse, etc. Por ejemplo: un adolescente japonés escribirá una respuesta totalmente distinta ya que pertenece a una cultura distinta.
En conclusión, puedo decir que la expresión “estoy cansado de esperar” se presenta usualmente en adolescentes y niños, y puede ser raro encontrarla en los adultos porque tienen más experiencia y conocimiento y saben que si esperan tendrán lo que quieren. Claro que, como dice un amigo, “el que no llora, no mama”.
Esto redactó Pilar Jerabek, de 3º año del Colegio San Ignacio:
Mi opinión sobre la expresión “Brindo por el futuro” depende de muchos elementos, tales como la edad, la socialización recibida, mi familia (socialización primaria), los medios y todos los factores que me influyen y ayudan a constituir mi identidad.
Como apenas soy adolescente no pienso ni me preocupo tanto acerca del futuro como los adultos o los jóvenes. Aunque a veces, comparada con algunos amigos, creo que pienso más que ellos al respecto. Por ejemplo, sé lo que quiero hacer cuando crezca o la universidad a la que quiero ir.
A veces sueño con la familia que quiero tener y los valores que quiero enseñarles a mis hijos e hijas. Y raramente pienso en lo rápido que pasa el tiempo.
Esta forma de ser, distinta de la de otros, está relacionada con mi familia, con lo que me enseñó, y con la cultura en la que vivo. Porque, por ejemplo, una mujer paquistaní probablemente no se imagine yendo a la universidad, sin que esto pretenda estereotiparlas.
Tampoco podemos olvidar el concepto de grupo de pares, que tanto influye sobre una persona. Nuestros amigos son realmente importantes, especialmente en la adolescencia. Esto sella a cada persona dado que durante este período uno va construyendo su identidad.
Como es sabido, la gente aprende de sus errores. Pero no puede hacerlo si no sufre sus consecuencias, sean aplicadas por el control social formal o informal. Por lo tanto es posible plantear que los controles sociales nos ayudan a construir la personalidad.
En cuanto a futuro, desde mis chances de vida creo que podré ir a la universidad mientras que un chico pobre –sin ánimo de estereotipar- quizás no piense así pues sus condiciones económicas influyen sobre sus expectativas y objetivos.
Acerca de los medios, inciden en nuestros conceptos y maneras de pensar. Por ejemplo, algunas novelas pueden hacernos pensar que la educación y el futuro no son importantes, que deberíamos vivir en presente, como si cada día fuera nuestro último día sobre la Tierra.
Finalmente, puedo decir que soy una persona que “brinda por el futuro”, y si bien no todos los días, a menudo piensa en su futuro y, antes de hacer algunas acciones, piensa en sus consecuencias. Esta forma de ser es el resultado de la socialización, el grupo de pares, la edad, la cultura en la que vivo, los medios, el control social, el status, etc.
Así escribió Francisco Eguren, 3º año del Colegio San Ignacio:
Pienso que la expresión “Estoy cansado de esperar” me representa porque me pasa en algunos situaciones de la vida diaria, por ejemplo cuando estoy esperando un regalo u otra cosa. Pero también creo que mi opinión se relaciona con conceptos sociales como familia, edad, etc.
Familia porque es la principal fuente de aprendizaje y la primera socialización, de modo que uno aprende de su padre o de su madre, por lo tanto el comportamiento que tenga en la escuela o en otros lugares de alguna forma refleja los pensamientos de mi familia.
También la edad es muy importante pues pienso que si me dan esta tarea dentro de unos años, escribiré una respuesta completamente distinta porque entonces tendré más experiencia y sabré más sobre la vida, aparte de un mayor conocimiento escolar y diferentes creencias.
La cultura también influye sobre el tema porque cuando pensás en diversas culturas estás considerando diferentes formas de vida, de comer, de creer, de comportarse, etc. Por ejemplo: un adolescente japonés escribirá una respuesta totalmente distinta ya que pertenece a una cultura distinta.
En conclusión, puedo decir que la expresión “estoy cansado de esperar” se presenta usualmente en adolescentes y niños, y puede ser raro encontrarla en los adultos porque tienen más experiencia y conocimiento y saben que si esperan tendrán lo que quieren. Claro que, como dice un amigo, “el que no llora, no mama”.
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