Sentime una cosa
Conocía la frase hasta el cansancio de tanto escucharla en el trabajo y en la casa. Deseaba que el repertorio incluyera un “gracias” cada tanto. Un día se animó. Estaba pidiéndolo cuando volvió a sonar la frase. Apretó la barra de cereal chocolatado que tenía en su bolsillo derecho.
Se calló y dejó caer la oportunidad de poner límites.