14/9/11

Cachetazos, culpas, clases

Contaba un hincha de Boca que tras la caída por 3 a 1 en Rosario ante Central por el cuadrangular que definía el Metropolitano de 1974, Roberto Rogel le tocó varias veces la cara a Alberto Tarantini. Desde la platea del Gigante de Arroyito no se veían como sopapos o chirlos sino como gestos para ayudarlo a reaccionar y aflojarle a la mala sangre por una derrota que empezaba a dejarlo a Boca sin chances de ser campeón.
"Reacciona", "ya está, nene", "pará de darte manija", fueron los significados que le asignó el hombre a esas palmadas del experimentado defensor al joven que empezaba a sentir amarguras deportivas de las grandes
Adrián Ramírez ya no era el adolescente que escuchaba por primera vez esta historia cuando vivió una algo parecida. Quien hizo de Rogel ante sus autorreproches por una mala actitud fue una docente de Matemática. "Bueno, ya te equivocaste. Para adelante hacelo mejor", le dijo antes de volver al aula.
En una entrevista de Eduardo Rafael en la revista El Gráfico, Tarantini recordó que al hacer el primer gol de su carrera, salió corriendo rumbo al alambrado. De pronto, alguien le estiro varios rulos mientras le decía: "Los goles se festejan con los compañeros, pibe". Más de quince años después, Tarantini se acordaba de esa sanción al paso del mismo que habría de consolarlo en la cancha de Central.
Las anécdotas tienden la mano para que pensemos en las personas como Rogel, capaces de fastidiarnos un grato momento como de ayudarnos con el peso de la culpa en otros.
A la profesora de Matemática y a tantos como ella, un abrazo cerca del 17 de septiembre.