29/1/14

Entendelo como quieras
No por sabida es siempre tenida en cuenta la potencial mala interpretación frente a los mensajes. Alguien afirma durante una clase de matemática que 2 y 2 son cuatro y alguno intuye que en la frase se oculta un plan para matar a un legislador, otro supone que es una ironía por el resultado de una elección y tal vez uno que cree que es apenas aritmética prefiera callar por miedo al ridículo.
La excelente serie colombiana "Escobar, el patrón del mal" fue considerada por algunos como un material que dejaba bien parado al más famoso y cruel narcotraficante. Según consigna Martín Fernández Cruz en La Nación, por eso se la llamó despectivamente "Escobar, el patrón del rating". Por cierto, este producto televisivo que en la Argentina emite Canal 9 de lunes a viernes a las 22 no aplaude los crímenes de Escobar, aunque tampoco oculta los beneficios que entregó a pobres de Medellín. O sea: la serie no es un homenaje al narco, pese a lo cual algunos la leen así.
Una prueba de la decodificación aberrante o interpretación equivocada de la finalidad de un mensaje es que entre los realizadores de "Escobar..." está Camilo Cano, hijo de un periodista al que mandó asesinar el megadelincuente.

Conciencia, Wakolda, discriminación
Uno de los placeres de Internet es www.grooveshark.com, un sitio repleto de música que memoriza elecciones, de modo que si uno no recuerda los autores y las canciones que disfrutó de casualidad la vez anterior los tiene a la vista la próxima vez que accede.
Avett Brothers ofrece desde una voz masculina y una guitarra acompasada un tema llamado "All my mistakes" (Todos mis errores). Si alguien ha crecido con temor a los exámenes de conciencia, por favor pruebe evocar sus faltas a la par de estos acordes.
En Internet también está "Cuando escuché al docto astrónomo", poema de Walt Whitman de lectura interesante para docentes. Refiere a un científico que con "columnas, pruebas y guarismos" aburre tanto que uno de sus oyentes recuerda: "Me escabullí de mi asiento y me fui a caminar solo, en el húmedo y místico aire nocturno, mirando de rato en rato, en silencio perfecto a las estrellas".
Derechos de autor a un costado -el lector sabrá disculpar el recurso futbolero de tirar la pelota afuera-, en la red está "Wakolda", película argentina acerca de la vida de Josef Mengele en Bariloche. No está demás recordar que este nazi manipulaba bebés para sacar conclusiones relativas a su deseado perfeccionamiento de la raza. Esto implicaba probar estrategias distintas en cada uno, como quien se pone un perfume en la mano izquierda y otro en la derecha, con la gran diferencia de que en vez de descartar una marca el hombre desechaba a la persona más débil. 
No es menor el motivo por el cual la madre muy bien interpretada por Natalia Oreiro opta por consultar a este doctor: quiere que su hija crezca, así sus compañeros de escuela dejan de burlarse de ella por ser la más baja del curso.
Un nazi florece en tierra abonada por discriminación.

24/1/14

Guerra, terca destrucción
Así como existen diversos motivos para librarla según épocas, lugares y líderes, la guerra tiene elementos en común, entre ellos la tragedia llevada al extremo de la muerte, pasando por desalojos compulsivos, violaciones y personas sumidas en extrema pobreza.
En La Guerra y la Paz, León Tolstoi manifiesta que "la finalidad de la guerra es el homicidio; sus instrumentos, el espionaje, la traición, la ruina de los habitantes, el saqueo y el robo para aprovisionar al ejército, el engaño y la mentira, llamadas astucias militares".
La obra refiere a la incursión de Napoleón Bonaparte en Rusia, a sus aspiraciones de grandeza, a su incapacidad para reconocerse humano, por lo tanto cualquier cosa menos omnipotente. En él se advierte uno de los principales daños que cometen y sufren numerosos líderes: "Era incapaz de renunciar a sus actos, alabados por medio mundo, y por esto tuvo que renunciar al bien y a la verdad".

Dolor, suspenso, ascenso  
Opere Tío, opere!". El ruego partió de la tribuna. El delantero de Charrense avanzaba por el otro lado dispuesto a poner el 2-0. A Alberdi le hacía falta la victoria para mantenerse en el lote de los que podían pasar a la siguiente ronda de la Primera B de la Liga Regional de Fútbol. El Tío Gauna, zaguero central e hincha de Alberdi, aprovechó que en 1984 no existía la ley del último recurso, por la cual corresponde tarjeta roja a quien comete falta ante ocasión manifiesta de gol.
La consecuencia fue un grito de dolor que se oyó nítido aunque el jugador visitante estaba a más de 50 metros.
A cinco minutos del final llegó el 1-1 con el que concluyó una fría tarde de sábado en el barrio que por entonces quedaba del otro lado del paredón del ferrocarril riocuartense.
Semanas más tarde, fruto de los altibajos tras un comienzo bueno, Alberdi debió afrontar un desempate a partido único con Sportivo Reducción. Fue 4 a 0 en la cancha de Municipal, lugar donde por la última fecha del año siguiente habría de zafar del descenso ante su relajado anfitrión, que había evitado perder la categoría la semana anterior. 
Sufrido como pobre sin subsidio, Alberdi arrancó la segunda etapa de la B 1984 con el paso cambiado. La consecuencia fue la necesidad de ganar los dos últimos cotejos como local. Cumplido el primer objetivo, en una tarde de llovizna recibió a Los Incas de Achiras. La presión sobre el arco que da a la calle Sarratea exigió varias atajadas del arquero Bonacci, incluida un penal a Talloni, marcador central de Alberdi capaz de tirar con potencia y dirección desde 35 metros.
El tiempo se consumía como el maní en cáscara y las uñas entre los hinchas.
Al minuto 90 hubo otra infracción en el área visitante. Esta vez tomó la pelota El Tío Gauna. Remató y estampó el 2 a 1, con ese tinte de hazaña de las victorias sobre la hora y bajo cielo gris.
Quedaba cada vez menos tiempo para concluir el certamen y eran otras épocas, por lo cual se decidió que en un mismo día Talleres de Las Acequias, Los Incas de Achiras y Alberdi disputaran un triangular cuyos dos primeros continuarían la carrera hacia Primera A.
A las 10 de la mañana dominical, Alberdi doblegó a Los Incas por 2 a 1 en Banda Norte y se dio la lógica: Talleres, descansado, por la noche superó en el estadio de Estudiantes a Los Incas, que dejó Río Cuarto con la fatiga de dos partidos en 12 horas y la frustración por no subir de categoría.
Eran equipos parejos Alberdi y Talleres de Las Acequias. Por eso las finales por el único boleto a primera registraron idéntico resultado. Con la tranquilidad del 1-0 en casa, Alberdi afrontó la revancha, en la que volvió a imponerse.
Cuentan que hinchas de Talleres vendieron cara la derrota y que enfrente no les pusieron la otra mejilla. Entre manotazos, patadas y algún que otro garrotazo se acabó la Primera B de 1984.
Alberdi, dirigido por Pinocho Alaniz, regresó a la A.

16/1/14

Amarga eternidad
Mientras espera que el Boca del tercer ciclo de Bianchi juegue bien tres partidos seguidos, una persona puede:
-Tipear todas las obras de León Tolstoi y de Cristina Bajo.
-Reconciliarse con un deudor.
-Perdonar mil veces otras tantas traiciones.
-Creer que las suegras son buenas.
-Encontrarle gracia a un programa de chimentos de la tarde.
-Recorrer América a pie.
-Despintar todos los grafitis de la Argentina.
-Contar olas.
-Estudiar la comunicación no verbal de los mosquitos.
-Soñar con un mundo donde el presidente de un club no sea su futbolista más poderoso.

13/1/14

Memoria breve asesina
Alejandro Dolina solía hablar de los riesgos del "paramicismo", tendencia por la que perspectivas caprichosas suplantan a la verdad. Ejemplo: "Para mí que Ushuaia no es la ciudad más austral del planeta", dice alguien pese a que todos los planisferios lo desmientan.
Para mí, Bochini fue el mejor jugador de Independiente de todos los tiempos, afirma El Bambino Pons, relator de fútbol, durante una transmisión del 13 de enero de 2014. Dudar del talento de Ricardo Enrique Bochini sería una zoncera. También lo es desconocer a futbolistas rojos anteriores como Arsenio Erico (máximo goleador de Independiente y, junto a Angel Labruna, del profesionalismo argentino) o Antonio Sastre.
A veces, el paramicismo -así en el fútbol como en temas más relevantes- es una topadora comandada por la memoria de corto plazo.

12/1/14

Billetera cultural

No solo la necesidad tiene cara de hereje. También la comodidad, el amarretismo, por no hablar de la oportunidad. Una película no está un día, dos, tres en el videoclub. La copia pirata luce disponible en la vereda al mismo precio, sin la obligación de devolverla so pena de pagar multa por demora. Como decía la publicidad de gaseosa, la elección es clara. ¿Para quién?
Las culturas difieren. No será en Estados Unidos donde estén a la vista los vendedores de dvds apócrifos, por los cuales no reciben ni un dólar los realizadores de la película. Pero sí se ha naturalizado en nuestro país, en tal medida que los puestos de venta son vecinos de comisarías.
De modo equivalente, mientras en una nación solo se estudia mediante libros, en otras se cursan carreras enteramente con fotocopias, a veces incluida la página que advierte de las consecuencias legales de tal reproducción.
Aquello que constituye desviación o, más serio aun, delito en un país constituye mero uso y costumbre en otro.
Por cierto, la economía es un factor decisivo. Si alquilar un video costara la mitad que comprarlo, más de uno esperaría para contar con la copia legítima. A la inversa, nadie fotocopia un diario.

11/1/14

Maradona - Messi: donde manda corazón

En la clase de Comunicación Impresa, la profesora preguntó a cada estudiante qué era lo que menos le gustaba. Julieta respondió "fútbol, lejos" y por eso le fue asignada una columna cuyo objetivo era comparar a Lionel Messi con Diego Maradona.
Adrián Ramírez la ayudó con sus opiniones y sugiriéndole sitios, libros y revistas. Lo que sigue es el material que Julieta le envió a la docente, con copia a los lectores de "Qué Sentimos":

En uno de sus cuentos de fútbol, Roberto Fontanarrosa habla de un jugador que, de tan correcto que era dentro y fuera de la cancha, generaba cualquier cosa menos idolatría. Como si la sociedad, más cerca del Viejo Vizcacha que del gaucho Martín Fierro, necesitara consagrar a uno de los suyos a fin de sentirse en la cima. Como si -humanos, al fin- la lógica se rindiese ante el afecto.
Sería un grave error montarse en los títulos ganados por cada uno para afirmar que Messi es mejor que Maradona. Aunque en Wikipedia se pueda leer que Lío conquistó 23 y Diego llegó a 12, esta unidad de medida conduce a engaños; con este criterio, Oscar Ruggeri fue superior a Maradona y Ermindo Onega no existió. En otras palabras, en un deporte de conjunto hay quienes gozan de compañeros sublimes como Andrés Iniesta y otros que han de arreglárselas con bastante menos calidad a la par.
Dicen los que saben mucho de esto que mientras Messi es incomparablemente bueno en su gambeta veloz, su sentido colectivo y su definición certera, Maradona contaba con más amplitud de recursos. Uno es imparable pese a que se intuye lo que hará. El otro lo era pues nadie sabía con qué resolvería salir.
Uno ama entrenar. Diego era esquivo al trabajo de la semana. Quizás esto, por no entrar en otros detalle del día a día, lleve a que Messi juegue muy bien el 97 por ciento de los partidos, continuidad lejos de la cual se ubicó la carrera de Maradona.

No dejan de ser análogos a los hermanos de la parábola del hijo pródigo. Uno tenía un andar parejito, siempre próximo al deber, haciendo lo que correspondía con encomiable perseverancia. Otro despilfarró sus dones y también los puso al servicio de causas nobles. Ya se sabe en homenaje a cuál de los dos se mandó matar el mejor animal.
No hay vuelta que darle. Por globalizado que esté el mundo, no da lo mismo acá que allá para vivir, sentir y pensar. En Barcelona, Messi se impone holgadamente en una encuesta sobre Maradona, que a su vez gana por escándalo en Nápoles y en nuestro país. Es razonable, toda vez que Barcelona jamás ganó tanto como en la era Messi y Nápoli únicamente alzó copas con las manos de Maradona.
Viejo Vizcacha y Martín Fierro al margen, que en la Argentina se prefiera a Diego responde al relieve de las competencias: ¿cuántos recuerdan que Messi se consagró campeón mundial sub20 en 2005 y de los Juegos Olímpicos en 2008? Y de los que evocan nítidamente las finales, ¿cuántos se emocionaron más que con el 3-2 de Argentina sobre Alemania durante el México de 1986? Tenía razón Bilardo: a nivel de selecciones, lo que más importa es el Mundial. Ni Juveniles, ni Olímpicos. Si no, José Pekerman tendría un altar por haber consagrado a tres versiones de Argentina sub20 y Marcelo Bielsa estaría en la galería ilustre por cuanto dirigió al seleccionado que en 2004 le dio el primer oro olímpico a nuestra nación.
Además, como se ha dicho varias veces, la carrera de Messi en clubes transcurrió en primera íntegramente fuera de la Argentina.
Y ya se sabe que si cuesta mantener un noviazgo a distancia, mucho más cuesta empezarlo remotamente.