27/7/14

Hacia la independencia
Al pensar en un mensaje radiofónico cercano a 2 minutos dirigido al público en general, esto realizaron Graciela Hoyo y María de los Angeles Flores, del Programa Educativo de Adultos Mayores.

El camino a la independencia comienza a partir del 6 de mayo de 1815. Se redacta el Estatuto Provisional que limita a un año el cargo de Director Supremo. Se convoca a un congreso que se reunirá en Tucumán para decidir la forma de gobierno y la declaración de la independencia.
Este comienza a sesionar el 24 de marzo de 1816 con la participación de 35 diputados de todas las provincias excepto las que estaban controladas por Artigas, que no asisten por diferencias políticas.
Al fin llega al martes 9 de julio de 1816. A las 2 de la tarde comienza a sesionar bajo la presidencia de Narciso Laprida. El secretario Juan José Paso preguntó si querían que las Provincias de la Unión fuesen una nación libre de los reyes de España y sus sucesores y la metrópolis. Todos aprobaron.
San Martín estaba al tanto de gestiones secretas de algunos congresales y del propio Director Supremo a entregar estas provincias independientes de España a Portugal o Inglaterra. Por lo tanto al Acta de Independencia y a la fórmula de juramento “sus sucesores y metrópoli” se le agrega “de toda dominación extranjera”.
Se había dado un gran paso tras seis años de avances y retrocesos, de mucha lucha y sangre derramada, de decididos e indecisos, pero la independencia era formal y exclusivamente política.
En lo económico seguíamos dependiendo de nuestra gran compradora: Inglaterra. Una clase social parasitaria dificultaba el progreso nacional. Pequeñas industrias regionales no podían competir con productos importados más baratos. La superioridad económica y financiera de Buenos Aires influenciaba sobre cualquier gobierno nacional, por lo tanto las otras provincias trataban de conservar su autonomía económica, fiscal y política. Esta lucha transcurriría durante los próximos años de la Historia Argentina.
Y podemos decir también que los préstamos monetarios internacionales, lapidados por malos gobiernos, nos hacen un país “dependiente”. Nación libre, una utopía.

Bibliografía consultada: "Los mitos de la historia argentina", de Felipe Pigna.