14/10/14

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Quien guste comprobar cómo son recibidos los lugares comunes, sírvase decirle "lo importante es competir" a quien acaba de perder un partido que le importaba. O pruebe con "siempre que llovió, paró" ante quien ve hundirse su auto en un bache que se agranda durante el diluvio.
Las expresiones remanidas son cartas marcadas; existen, pero conviene no usarlas.
Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti cuentan en su libro "El Papa Francisco. Conversaciones con Jorge Bergoglio" que el sumo pontífice sufría de una grave pulmonía y "le molestaban las palabras de circunstancias, que muchos le decían, tales como 'ya va a pasar' o 'qué lindo va a ser cuando vuelvas a tu casa'. Hasta que una visitante escapó de las frases hechas y, realmente, lo reconfortó". "Lo estás imitando a Jesús".
Para todos quienes sienten que el dolor ajeno requiere de palabras propias, esta sugerencia de Bergoglio, ya repuesto de la neumonía: "Lo que la gente necesita es saber que alguien la acompaña, la quiere, que respeta su silencio y reza para que Dios entre en ese espacio que es pura soledad".