21/8/16

Procesos
"A Diego (Maradona) le llevó dos meses adaptarse a primera". Lo dijo Adrián Domenech, compañero suyo en Argentinos Juniors.
La frase de la rica entrevista de Hugo Balassone en Radio La Red ilustra cuánto importa la paciencia para desarrollar procesos.
Enzo Francescoli, goleador del River campeón 1985/86, referente en la obtención de la Copa Libertadores 1996, necesitó para madurar de un año de adaptación -para colmo, 1983, cuando el equipo fue penúltimo, en parte afectado por largas huelgas de sus profesionales.
Martín Palermo pasó ocho partidos de sequía hasta empezar a meter goles en Boca. Luego se convirtió en el máximo anotador del club en su historia.
Antonio Alzamendi marcó el gol que le dio a River la Copa Intercontinental en 1986. Nada que ver con su producción cuatro años antes, en su primer ciclo en los millonarios.
Conviene no caer en la tentación de descontextualizar y criticar a quienes en la actualidad esperan menos. Nos rodean mensajes de texto que llegan mil veces más rápido que una carta expreso, nos acompaña como un cubierto más el control remoto, de manera que ya no hay que levantarse de la mesa para subir el volumen o cambiar de canal. El acceso de los niños a la información acorta el tiempo de vida del mito de la cigüena.

Peligro
El entorno exitista es un acelerador pisado a fondo en una zona poblada.
Un viejo sabio tiene grabada la imagen de plateístas del club que seguían los pasos de Jorge Almirón cuando era técnico de Independiente y lo insultaban desde el inicio mismo de cada partido. Se fue y en su siguiente experiencia, si bien desplazó del plantel a Fritzler, jugador referente de Lanús, no se topó con semejante resistencia.
Es cierto que lo ayudó haber ganado los tres primeros cotejos. Tanto como que la paciencia de hinchas y directivos de Lanús lo respaldó. Ocho meses después, dos campeonatos nacionales son la dulce recompensa.