"Mozo, café francés"
Lugares donde se dialoga, espacios en los que se bebe, reductos
para comer lo que en casa está prohibido. Según cómo los presenten y las
imágenes que los receptores elijan construir, los cafés suponen ámbitos
convocantes, indistintos, especiales, de pérdida de tiempo, de
aprendizaje.
Hombres y mujeres de un taller de lengua francesa del
Programa Educativo de Adultos Mayores de la Universidad Nacional de Río
Cuarto tomaron cafés parisinos para estudiar y enseñar. Tras semanas de
investigación, dieron vida a una hora de textos, imágenes y canciones
coordinados por la profesora Silvia Elstein.
Los parroquianos,
agradecidos. No solo porque la vuelta fue gratis sino porque se
enteraron de pensamientos valiosos, evocaron artistas extranjeros y
conocieron a los de acá nomás.
Hubo imágenes de "Medianoche en París" y sonrisas, de Alain Delon y
suspiros duraderos, voces de Edith Piaf y de Carlos Miguez, alumno del
taller de Francés que aportó música en vivo. El café del PEAM fue el
contexto en el que se habló de sus pares famosos de París, tales como Le
Procop y el célebre de la Paix, y de sus habitués, entre ellos Marat,
Balzac, Benjamin Franklin, Diderot, Emile Zola, Bertold Brecht, James
Joyce.
Uno de los escritores que se hizo presente, cuándo no, con el
pensamiento fue Jean Jacques Rousseau, de quien alguien citó: "El
hombre es libre, pero en todos lados está encadenado".
Los adultos mayores locales presentaron un desfile de reflexiones e
invitaciones que hicieron famosos que se sentaron en cafés de París. En
francés oral y español escrito en powerpoint, pasaron el convite de
Ernesto Sábato para crear belleza en un mundo bárbaro y hostil, la
certeza firmada por Joyce de que "las acciones de los hombres son las
mejores intérpretes de sus pensamientos", aparte el diagnóstico de Guy
de Maupassant: "Cuando estamos solos mucho tiempo poblamos nuestro
espíritu de fantasmas".
Cafés de los dos Molinos, La Rotonde, Le Dome de Flore y más. Un
recorrido por sus arquitecturas y clientes tuvo una bella contraparte en
el barcito del PEAM, de cuyas paredes colgaban pinturas y dibujos
hechos por alumnos de talleres varios como los motivos: arboledas,
montañas, templos, casas, retratos, flores, canoas, en tonos pastel,
colores vivos y blanco y negro.
Mientras las mozas ofrecían otra
vuelta, una alumna recordó la distinción de Coco Chanel: "No es la
apariencia, es la esencia; no es el dinero, es la educación; no es la
ropa, es la clase".
Minutos después, la canción "Milord" expuso lo
bien que queda un silencio largo si antes y después se oye la voz del
Gorrión de París.
La
indagación de los alumnos del taller de Francés incluyó remedios
caseros. Como el champagne con el cual curó su gripe Luis Buñuel, según
su propio testimonio.
La operación técnica de la profesora Silvia
Elstein, que se las arregló para coordinar textos de estudiantes con
imágenes de su cosecha, contempló rostros tan dispares como los de
Salvador Dalí y Brigitte Bardot.
Las voces de los adultos mayores que buscaron afuera también sonaron desde sus
adentros. Así, Susana Caminal propuso mirar "al futuro con optimismo y
alegría", Norma Di Cola preguntó: "¿Has tenido alguna vez la maravillosa
sensación de dejar la piel en el intento?", Paulino Ferreyra confió
haber "aprendido que la verdadera felicidad es la paz contigo mismo",
Mercedes Nuñez pidió valorar "a quien te dedica tiempo: te está dando
algo que nunca recuperará". Como éstas, varias otras piezas de las que
aprender entre alfajores, conitos de dulce de leche y cortados.