28/2/21

Mirá para arriba

"Sé que estás cansado, te quejas todo el tiempo: '¿Por qué siempre tengo que obedecer, responder a un mandato?, ¿por qué no puedo hacer lo que quiero?".

Elena Moscone dialoga, como tantos, con un adolescente que a los 13 años pregunta y se queja; siente que su imagen es como la de esos perros de adorno que ante el menor movimiento menean la cabeza de arriba hacia abajo.

La alumna del Programa Educativo de Adultos Mayores procura respuestas:

-Siendo tan joven no has aprendido lo suficiente como para poder valerte por tí mismo. Por suerte, siempre tenemos a alguien que nos va guiando en nuestras frustraciones, en nuestros intentos por ser mejores, en tomar buenos hábitos.

Gustosa lectora de Fernando Savater y su Ética para Amador, Elena explica que "la mayoría de las cosas las hacemos porque nos las mandan nuestros padres cuando se es joven, los superiores o las leyes cuando se es adulto. Uno se acostumbra. A veces, la rutina nos la imponen los demás con su ejemplo y su presión, también intervienen el miedo al ridículo, la censura, el chismorreo, el deseo de ser aceptado por el grupo. Otras veces nos la creamos nosotros mismos porque esa rutina es un medio para conseguir lo que queremos, como por ejemplo tomar el ómnibus para ir al colegio o sencillamente porque nos da el capricho".

Destaca Elena que "hay ocasiones importantes cuando nos tomamos lo que vamos a hacer en serio, cuando uno tiene que salir a exponer el pellejo desafiando a Aquiles como hizo Héctor o cuando hay que decidir si tirar la carga para salvar la tripulación o viceversa. Ahí tenemos una decisión muy difícil y no bastan las órdenes ni las costumbres. Entra en juego protagónico la libertad".

Añade la alumna del PEAM que "libertad es poder decir sí o no, lo hago digan lo que digan mi jefe o los demás; libertad es decidir, pero también darte cuenta de que estás decidiendo. Lo opuesto sería dejarse llevar. Para no hacerlo -le sugiere al adolescente que la mira- tienes que intentar pensar al menos dos veces lo que vas a hacer, aunque te duela la cabeza. La primera vez puede que creas que obras como obras porque te mandaron, porque es costumbre, porque te da la gana. 

Pero si lo piensas por segunda vez, la cosa ya varía y tal ve aparezcan cuestionamientos tipo '¿por qué obedezco lo que me mandan: miedo al castigo o porque quien me da las órdenes sabe más que yo?".

Órdenes, costumbres y caprichos al margen, la carta principal de este truco es la reflexión. "Para saber si algo es verdaderamente conveniente -propone Elena a ese estudiante que la escucha- deberás razonar por tí mismo, eso sí, teniendo en cuenta los recaudos que te han enseñado padres, abuelos y otros para que trates de equivocarte lo menos posible".

Elena recurre a la música. Suena Dr. Alban: "Es mi vida/ no me fastidien/ es mi vida".

La canción es pegadiza, "pero la vida requiere que sigas las normas establecidas por la familia que hacen a la buena convivencia social, por eso es que no puedes hacer lo que quieras. Especialmente en esta época en que se piensa más en el planeta, en el otro, en no traspasar los límites y tratar de medir consecuencias de nuestros actos, hay que acatar algunas decisiones de nuestros mayores porque son para nuestro bien. Ya llegará el tiempo en que serás mayor y podrás decidir por tí mismo".


26/2/21

Panorama ampliado

"El paso del primario al secundario es un cambio que para algunos puede causar un problema de inseguridad en el aprendizaje", apunta Emilio López. Este alumno del Programa Educativo de Adultos Mayores también vivió el tránsito de una maestra a varios profesores que lleva a que "muchos estudiantes se sientan como perdidos; es el cambio de la niñez a la adolescencia".

Como toda nueva etapa, el nivel medio entraña dificultades. Para Emilio eran "geometría y sus teoremas". Le gustaban contenidos del orden de historia, contabilidad, geografía, educación democrática y otros.

Recuerda con afecto su secundario, cursado allá por la década de 1960. Lo considera "muy completo" y distinto del actual. "Algunos alumnos tenían dificultad en el aprendizaje y dejaban de estudiar. Hoy los profesores hacen una valorización de los alumnos para que sigan estudiando, con una preparación especial en el verano".

Siente Emilio que "hay que estudiar para crecer como persona, formarse para una profesión e insertarse en el mercado laboral para el bien propio y familiar".

24/2/21

El de siempre, con agua nueva

Empezar el secundario no es cualquier inicio, especialmente si se va a una nueva escuela. A quienes afrontan este desafío les habla, desde su propia experiencia, una alumna del Programa Educativo de Adultos Mayores.

Patricia Murphy vivió con su nieto Ignacio lo que a continuación comparte:

"Angustia, expectativa, intriga", son sensaciones que anteceden al primer día. Las "mariposas en la panza" no son de las de un amor sino las de la inquietud y el temor. A este miedo al cambio, tan humano como la contradicción, se lo puede enfrentar asumiendo que "el secundario es una etapa muy linda. El tiempo, la universidad, otros afectos, una mudanza, la vida, después nos van separando de los compañeros. Pero la experiencia es muy buena, aun con altibajos como materias y profesores que no nos gustan y otros que sí".

Patricia está convencida: "El secundario es una etapa que nadie debe dejar de pasar y disfrutar. La inquietud y el miedo se te van a pasar, vas a conocer gente nueva y eso te va a llevar a madurar un poco más".

A quienes ponen en marcha en 2021 su trayecto por el nivel medio, Patricia los invita a poner de relieve lo aprendido el año pasado, "que nos mostró que uno necesita estar con otros de su edad, no solo con la familia". 

Entre los saberes que 2020 permitió cosechar está el aprecio por "el contacto físico y visual; aunque no te puedas abrazar, no es lo mismo ver a tus compañeros en el aula que mandarte audios, whatsapps o conectarte con ellos para jugar en red".

La estudiante del PEAM resalta "las relaciones humanas del secundario, amén de los conocimientos de cada materia que sirven para el futuro y son la base fundamental para todo tipo de trabajo".


22/2/21

Honor y gloria

Comienza el año académico y Lidia Olmedo revisa materiales acerca de José de San Martín y su entorno. El "héroe máximo de nuestro país, menor de cinco hijos, nació el 25 de febrero de 1778 en Yapeyú", localidad "fundada por los jesuitas donde se fabricaban los mejores zapatos, que se exportaban a Chile y Perú". Allí se cosechaba yerba mate, se construían barcos y había una escuela de música. 

Tras estudiar en España, San Martín "vuelve un año después de la Revolución de Mayo y en 1814 se le encomienda el ejército del Norte en reemplazo de Manuel Belgrano".

Su huella también se admira en Mendoza, a la que gobierna con austeridad fomentando "la educación, la agricultura y la ganadería. Crea un sistema igualitario cuidando que pagaran más los que más tienen. Establece un fondo de reservas con contribuciones especiales".

Lidia recuerda que "los noveles reclutas se transforman en aguerridos soldados bajo la atenta mirada de San Martín". 

21/2/21

Grandeza

"El miedo al fracaso o la dicha por el éxito. Una pregunta acompaña nuestros sueños, proyectos, encrucijadas, crisis y experiencias de todo tipo", plantea Elena Moscone. Sabe esta alumna del PEAM que en el camino "confiamos, tememos, nos entusiasmamos, pero no podemos adelantar la respuesta".

El camino y la posada

Lectora de Sergio Sinay, es consciente Elena de que la vida termina con la muerte y que "esta certeza nos impulsa a buscar garantías para el mientras tanto. Que nos digan que reencarnamos como reyes o reinas, que nos espera el paraíso. Pedir y soñar no cuesta nada, pero en el fondo el final no cambiará, es inapelable".

Conviene, pues, "cambiar el final que podemos" y asumir que la mira puesta en un futuro lejano acaso "nos arrebate del presente, que es donde las cosas ocurren y demandan participación, compromiso, esfuerzo, responsabilidad". 

Elena acota que tras cada uno de los muchos finales felices que puede haber, "la vida, empecinada, vuelve con sus preguntas desde la experiencia cotidiana: ¿cuál es el sentido de tu existencia, qué huellas estás dejando, para qué haces lo que haces, cómo vives tus valores, qué aprendes de tus frustraciones, para qué te ocurre lo que te ocurre? Suponiendo -sigue- que hayas llegado a la conclusión de que nada tiene sentido, ¿harás algo para darle sentido al sinsentido? Si la respuesta fuere afirmativa, debe hacerse en el presente. O sea, ir viviendo en el presente para una mejor vida futura".

Prever y preocuparse tienen la misma inicial, pero sus finales suelen diferir. Elena cita datos: "Una de cada cuatro personas padecerá a lo largo de la vida un grado de ansiedad o preocupación bastante grave".

El cerebro tiene un complicado sistema que nos moviliza para responder al peligro.  Mientras unos son dañinos, otros tipos de temor y un razonable nivel de preocupación pueden ser ventajosos, dice el Dalai Lama en su libro Cómo superar los obstáculos. 

Vocación

Elena añade que, particularmente en tiempos inciertos como los actuales, "la persona debe apostar a un futuro de educación siguiendo su verdadero sentir, su verdadera vocación, para emprender algo nuevo. Hay que arriesgar para tratar de ganar y prometerse que ese futuro que soñamos va a ser sustancioso y con resultados positivos para nuestra vida".

Acechan eventuales catástrofes por armas nucleares o desequilibrio ambiental -sospechan Anthony Giddens y Gabriel Tocatlian- a causa de "las enceguecidas dirigencias de las naciones que parecieran dispuestas a probar su supremacía a expensas del valor sagrado de la vida".

Con todo, concluye Elena, "las personas debemos seguir y procurar grandeza. ¿Por qué no pensar en la humanidad y no tan egoístamente en uno mismo por temor al fracaso?".

19/2/21

Al borde

"El miedo es hoy de los elementos más poderosos de las relaciones sociales", estima Emilio López. Para este alumno del PEAM, se lo puede notar "en el deporte, en la política, en la economía, diferentes escenarios de los que se desprende una proyección de éxito o fracaso".

"La historia humana conoció varias crisis de fracaso", sostiene y considera que, "si quieres triunfar, debes superar el miedo. Para ser exitoso debes tomar el toro por las astas, como reza el dicho".

Enumera Emilio miedos, entre ellos "a la crítica, a la vejez, al fracaso, a ofender a otro, a quedar en ridículo, a ser pobre, al éxito".

Asume que, "al final de todos los días, los miedos se superan con fe y amor". Propone "saber lo que queremos" y "tomar los pasos necesarios para evitar que la incertidumbre nos domine. No tenemos que dejar que se rompan nuestros sueños por el miedo". 

18/2/21

 Portento

"La biblioteca es, destinada a la ilustración universal, más poderosa que nuestros ejércitos para sostener la independencia", dijo Don José de San Martín, militar de carrera.

Blanca Nieves Molina, estudiante del Programa Educativo de Adultos Mayores, comparte el criterio pues "la biblioteca comenta o informa sobre hechos reales que se han ido conociendo a través de los años y tomándose su tiempo en tanto que el ejército toma reacciones en pocas horas aplicando más la violencia, es por eso que cuando comienzan los encuentros de lucha siempre lleva la ventaja quien ha experimentado más tiempo el lugar, la hora, etc".

Talento y miedo

"¿Y si elijo mal?". A esta altura de febrero, cuando siguen las inscripciones a carreras universitarias, la pregunta acecha a unos cuantos.

"Si no estamos dispuestos a fracasar, entonces no estamos dispuestos a lograr el éxito", afirma Mark Manson. Quizás sea una buena respuesta al miedo a optar entre carreras o a escoger entre estudiar o no hacerlo.

Ana Chevarría, alumna del Programa Educativo de Adultos Mayores, propone administrar ese temor resolviendo "estudiar". Sugiere recordar que "todos tenemos un talento, hay que descubrirlo". Recuerda la parábola de los trabajadores que recibieron cinco, dos y un talento. Los primeros invirtieron y los duplicaron. El último, por miedo, guardó el talento y fue sancionado.

Para Ana, "estudiar" es la forma de multiplicar los dones de cada uno y de "ser precavido". Celebra la oportunidad de hacerlo gratis en una universidad pública y recuerda que "todo es a base de sacrificio", que allí también radica la diferencia entre empezar y terminar con un talento o iniciar con cinco y concluir el recorrido con diez.

"La persona que es holgazana no llega a ningún lado", señala y considera conveniente que la familia apoye, incentive ya sea a estudiar una carrera larga o una corta con actividades más vale prácticas.