Sumisión asesina
Sumisión asesina
La identificación de algunos empleados con sus empleadores puede ser devastadora. “Otros trataron de escapar de las llamas, pero sucedió lo impensable: el cierre de las salidas del centro comercial por los guardias mientras la gente -y ellos mismos- morían atrapados por el fuego que se expandía velozmente”, cuenta una nota de Infobae acerca de la tragedia en un supermercado en Paraguay en 2004 por la cual murieron 327 personas, según datos oficiales.
La premisa, difícil de entender ante el humo y las llamas que destruían vidas y mercancías, era que nadie se fuera sin pagar; ¡como si permaneciendo en el interior estragado el capital estuviera a salvo!
La obediencia a toda costa paga con esa moneda. Sobre todo porque el jefe no es infalible. Y porque dejar de pensar atonta tanto que suele matar.