8/10/08

Familia y escuela

Los adolescentes son...
Los puntos suspensivos reemplazan a lo que a menudo decimos desde los prejuicios negativos o desde la generalización.

Los textos que siguen, de alumnas del colegio San Ignacio, nos invitan a pensar que un estudiante no es apenas alguien que ocupa un banco sino una persona de la cual aprender.
El primero resulta de un ejercicio que pedía vincular el concepto de familia a: globalización, tecnología y cultura.
El segundo partía de la idea de alienación y terminaba en cómo se sienten los alumnos más de una vez en las aulas.


Familia: lo de siempre que a menudo cambia
Por Sofía Mola, cuarto año

La familia es un grupo de personas que comparte la misma identidad; está principalmente compuesta por los padres e hijos. Sin embargo, a medida que el tiempo pasa, estas características varían.
En cuanto a la globalización, las familias gradualmente se van pareciendo, en tanto una consecuencia de este proceso es hacer sociedades homogéneas. Como la mayoría de los valores son compartidos, la gente parece actuar de la misma manera y no sigue su "colección familiar de reglas".
La innovación tecnológica torna más distante la relación entre parientes dado que las personas se contactan con quien quieran por vía electrónica. De este modo, el diálogo cara a cara se está perdiendo gradualmente, como también la influencia familiar sobre los niños.
La cultura tiene una relación cercana con la tecnología y la globalización, por cuanto los valores y las creencias son compartidos y conocidos por todos. En consecuencia, cada vez es más difícil diferenciar cada cultura. Por supuesto, las familias también sufren estos cambios, lo que equivale a decir que no vivirán de la forma en que lo hizo la generación anterior.
En otras palabras, con el paso del tiempo la identidad de cada familia es modificada por factores externos. Sin embargo, la identidad nunca se perderá.

Cara y ceca escolar
Por Guadalupe de la Mota Boehler y Candelaria Saettone, tercer año

A veces la escuela es muy aburrida. Podemos trazar dos situaciones distintas. La primera, la linda: vamos a chusmear, a hablar con amigos de temas que no son importantes pero son entretenidos.
Pero después encontramos la otra parte, la más aburrida: por ejemplo, rendir pruebas, ¡qué fastidio! Y tener deberes, peor... Cuando nos levantamos temprano, obviamente maldecimos la escuela. Por lo tanto, es lógico que en ese sentido podríamos odiarla.
Pero eso no es todo. En ocasiones, en muchas materias no encontramos realmente interesante el contenido, sentimos algo de alienación. También podemos sentirnos así cuando, desafortunadamente, no nos llevamos bien con algún profesor, algo que es frecuente en algunas personas.