17/2/10

Escala de grises

Allí donde hay personas existen posibilidades y amenazas. Los delitos recurrentes son amplificados por los medios de comunicación masiva en tanto uno aparece en varios canales, radios y diarios, dada la competencia informativa, y numerosas veces a lo largo del día, ni hablar los fines de semana, en las señales noticiosas de TV cable.
En otras palabras: tiene razón la autoridad gubernamental de turno cuando manifiesta que los medios contribuyen a magnificar la sensación de inseguridad. También la tienen las víctimas, que reclaman con muertos en la mano.
Hechos y percepciones, la vieja historia. Capacidad de los medios para instalar temas en el presente social (agenda setting, tal su nombre original) o habla cotidiana de la ciudadanía. Miradas en función de status, intereses y condicionamientos derivados. En el medio, slogans del orden de “sólo la verdad” y “sólo los hechos”, mezclados con “Nosotros informamos primero” y “Nosotros informamos mejor” se disputan el oído masivo desde el deseable capital de la credibilidad.
Como cualquier otra agencia de socialización (familia, grupo de pares, religión, entre otras), los medios despliegan el control social a fin de mantener un deseable estado de situación mediante premios y sanciones. Ello implica el riesgo de mencionar algunas palabras en función de tabúes –la gente le suele ganar al cáncer y morir de una larga enfermedad. Asimismo son peligrosas, y por ende evitadas, temáticas en ciertos medios; ¿alguien imagina en diario Clarín una nota periodística que desconfíe de la procedencia de los hijos de la señora Ernestina Herrera de Noble, propietaria del grupo empresarial? Información y poder suelen ser excluyentes.
Este texto no tiene por objetivo trasuntar el pesimismo; autores varios, concientes de las limitaciones que cada firma impone a sus empleados, sugieren que la libertad de prensa o diversidad de voces se construye desde las parcialidades que los diferentes medios eligen publicar.
A través de este recorrido por conceptos sociológicos se procura estimular la discusión en cuanto a miedos, que difieren según el contexto de cada sociedad, y potencialidades de la acción humana; respecto de lo instituido y lo instituyente. Está demás afirmar que las chances de vida son una carta importante en cuanto a qué puede expresar cada quien.
Hay periodistas con capacidad económica de dar portazos mientras otros muerden sus labios en vez de darse gustos. En otras palabras, no todos cuentan con la misma viabilidad de provocar cambios, de instituir nuevas reglas. Al fin y al cabo, hay más admiradores que héroes.
Para el cierre, un apunte sine qua non para que la sociología tenga el sentido razonable y no el de las malas películas en las que los buenos son perfectos: quien haya visto “El perfecto asesino” habrá comprendido que nadie es absolutamente bueno ni absolutamente malo y que, en diversos status de su vida, la misma persona es capaz de causar rechazo y ternura. Esto ayuda a entender por qué conviene oponerse a la pena de muerte, aunque eso sería tema para desplegar en otro artículo.