23/11/10

Amarguras

Choque sin ruido

Presente”, hizo escuchar apenas. Le importaba un comino que doscientos años fuera el preludio de algo. Le había sonado la palabra porque su amiga Lorena la usaba a menudo. La idea siguiente era lo de menos, como suele pasar el día después de una pelea con su amiga de años y compañera de estudio.
“No, está bien”, le contestó a la profesora que la veía apenada. La clase discurrió entre voces y nombres de presidentes argentinos.
La hoja estuvo a punto de mojarse.

Que reviente
Dos meses después de la pelea, volvió a su casa. Quería saber qué era lo que lo había puesto tan mal.
Se fue peor y resuelto a olvidar. Aníbal se dejó ver tras el vidrio de la puerta, pero no abrió.