5/11/10

¿Cuánto hacemos para cambiar aquello de lo que nos quejamos?

Rosa Gómez, estudiante del Programa Educativo de Adultos Mayores, Universidad Nacional de Río Cuarto, ejemplifica lo lindo que es conjugar agudeza y buen humor.

Al hablar de emancipación, hablamos de libertad, bien entendida por supuesto; es el no estar subordinados a algo.
Pero si intentamos hacer un análisis de lo que nos sucede en la actualidad, nos encontramos con que no podemos aplicar el término en toda su extensión.
Con solo referirnos a algunos programas emitidos en nuestra televisión, nos damos cuenta que estamos subordinados a sus contenidos e imitamos todo aquello que nos ofrecen, sin ejercer el derecho que tenemos, por ley natural, de optar.
Por ejemplo: en el programa de Marcelo Tinelli, “Bailando por un sueño”, se puede oír toda clase de deformación del castellano (que es tomado en broma y además se lo festeja), agresiones verbales con improperios imposibles de repetir, falta de respeto entre jurado y participantes, manifestación de intimidades, etc., etc... para después solamente decir “pido disculpas si ofendí, no era mi intención”.
Y lo que se puede observar, ¡bueno! Poca, casi nada o nada de ropa. Esos cuerpos esculturales, tallados, agregados, modificados, que la verdad, a nosotras a esta edad, ¡nos ponen mal!
Por suerte, buenas ofertas tenemos. El programa “Estudio País” es un concurso para todas las provincias con preguntas de cultura general e información. Entretenido y muy bien conducido por Juan Alberto Badía.
Siendo los dueños de ese “aparatito” llamado control remoto, no sabemos o no nos atrevemos a usarlo.
En consecuencia, este “nuestro accionar” tampoco nos permite ejercitar todos aquellos valores que nuestras tradiciones nos han ido inculcando a través de generaciones.
La tradición es el traspaso, en forma oral y con ejemplos, de noticias, composiciones literarias, doctrinas, costumbres, valores naturales y de civilización, actitudes, concepciones morales y sus formas de manifestación que permiten su vigencia en el tiempo.
Podemos concluir entonces que: con solo mencionar algunos valores, todo lo dicho quedará demostrado con total claridad.
Respeto, solidaridad, responsabilidad. ¡Y la lista sigue!