Diaria agresión
“Al paso que vamos, los próximos diccionarios van a decir ‘tú/ usted/ vos/ boludo”, vaticinó Adrián Ramírez en el parcial de Sociolingüística.
Tachó un par de líneas y agregó: “Lo malo no es solamente cómo algunos tratan sino como otros se dejan tratar. Porque si un amigo dice: ‘Che, boludo, vení a tomar mates’ y yo no le recuerdo que me llamo Adrián, estoy contribuyendo a que me siga llamando así”.
Su producción seguía de este modo: “No me preocupa que los árbitros de fútbol lo acepten; si se van a poner a dialogar con cada hincha que los insulta no van a ver nada de lo que pasa dentro de la cancha. Lo que sí resulta peligroso es que entre pares se elija semejante trato. Lo menos que se le puede pedir a un amigo es que nos respete. Además, si el término se usa como pronombre y uno es medio tonto, acaso no sabrá distinguir las ocasiones en que se lo apliquen como adjetivo.
¿Será que nos tratamos tan mal que dejamos de percibir la dureza de algunos rótulos? Naturalizar agresiones es un proceso y, como tal, admite variaciones en el tiempo. O sea que hay esperanzas”.
Cita para exitistas
De la profesora de Expresión Oral y Escrita, Julieta había aprendido a usar citas para introducir un tema. Leyó en la claringrilla del domingo que “la gente por lo general soporta mucho mejor que se hable de sus vicios y crímenes que de sus fracasos”. Se enteró de que el autor era Lord Chesterfield. Le preguntó a su padre si tendría algo que ver con el fabricante de fijador para el cabello, se quejó por su risa, recordó que era Lord Cheseline y volvió a su pieza.
Julieta sintió que la frase retrataba a unos cuantos exitistas que no se tenían por tales. “Qué curioso. Tipos que descalifican a los equivocados ni cuenta se dan de lo errados que están en sus autodiagnósticos”.
Eran los 0.17. Julieta escribió esto y dejó la redacción del trabajo práctico para unas horas después.
Progreso
Desde hace dos años, Ezequiel y Melisa viven en el mismo barrio.
Desde hace un año se saludan.
Desde hace tres meses tienen un bebé.