"Bienvenidos al mundo de la música y la poesía", decía la voz serena de Saúl Erman, un caballero profundamente enamorado de su esposa que regalaba por FM 97.7 piezas de Pablo Neruda y Gustavo Adolfo Becquer, entre otros. Las canciones que escogía este alumno del Programa Educativo de Adultos Mayores de la Universidad Nacional de Río Cuarto eran tan poco conocidas como envolventes, de modo que era inevitable gozar de los textos.
Lo que leerás no es música, ni poesía. Sin embargo, es artístico. A partir del cuento de Jorge Luis Borges llamado "Biografía de Tadeo Isidoro Cruz", Franco Malpassi contestó reflexivamente un cuestionario en la clase de Sociología.
A Saúl y a Franco, estudiante de cuarto año del colegio San Ignacio, los une el interés por compartir expresiones ricas. Un hombre de más de 70 años y un pibe de menos de 17 demuestran cuán equivocados están los que estereotipan a los unos por no servir más y a los otros por tener la cabeza llena de pavadas.
Gracias a ambos. Y a vos por dedicar tiempo a este material.
La primera impresión sobre el personaje: el relato hace que a uno le guste Tadeo Isidoro Cruz. Como pasa con todo protagonista de una historia, tendemos a identificarlo como bueno, quizás por el contexto general en el que hemos vivido y por los medios de comunicación masiva. Aunque pensándolo con más detenimiento, este hombre dejó a su familia para, al final, luchar codo a codo con Martín Fierro. Dejó librados a su suerte a su mujer y su hijo, lo cual visibiliza una importante falta de valores, tal vez causada por su socialización primaria; dado que creció sin padre puede haber pensado que el niño no lo necesitaría demasiado. Otro acto que evidencia carencia de valores es que mató de una puñalada a un hombre sin siquiera advertírselo.
Mañana y ayer
Al final del texto, cuando empieza a pelear contra sus propios hombres, Tadeo "mata" sus chances
de vida y también las de su hijo, porque con un padre en el ejército podría haber tenido un gran
futuro.
En cuanto a si el contexto determina la vida, puede ser pero hasta cierto punto. Si sos un hombre como Tadeo Isidoro Cruz, que creía que no podía torcer su destino, tratarás de hacer lo que pensás que debés hacer incluso si eso significa dejar a tu familia y amigos. Ahora bien, dado que todos somos humanos (y también animales), tendemos a proteger a nuestra gente y esa puede ser una influencia poderosa, de allí que estemos condicionados en cierta medida por nuestra procedencia familiar y no todos seamos iguales.
El vuelve a su rol de fugitivo de la justicia porque era su identidad. Tadeo no podía cambiar lo que era (o lo que creía que era, ya que eso es la identidad, una serie de ideas de lo que consideramos que somos). El se veía a sí mismo como un lobo, un animal libre, no una mascota de la sociedad a la que le dicen qué tiene que hacer.
La relación que Tadeo Isidoro Cruz con el control social formal influye sobre su vida. Si él no hubiera quebrantado la ley en primera instancia, no habría tenido la obligación de unirse al ejército, lo cual lo condujo a un importante incremento en sus chances de vida ya que ahí no importaba quién había sido y podía ascender en la escala social.