Periodismo suelto
Estimado lector, ¿qué sentís si leés esto? "Lo ataron y amordazaron con cinta adhesiva en un avión tras un altercado a 12 mil metros de altura".
¿Y ahora? "Gudmundur Karl Arthorsson, de 46 años, intentó estrangular a varios pasajeros, escupió a una mujer y montó una escena gritando en el interior del aparato que éste se iba a estrellar. El avión aterrizó y lo llevaron a un hospital".
El título y la bajada del Diario Uno relativos a uste episodio protagonizado por un islandés rumbo a Nueva York ayuda a pensar en la diferencia entre recorte y muestra.
En términos de metodología de la investigación, un recorte es una fracción cualquiera, mientras que una muestra es una parcialidad representativa del todo.
El título expone a una víctima, a alguien a quien atan y amordazan. La bajada permite saber que el fulano tuvo en vilo a los pasajeros de un avión y escupió a una mujer, con lo cual le cabe el rótulo de victimario. O sea que tanto el título cuanto la bajada son recortes de lo acontecido que, juntos, constituyen una muestra de lo acontecido en la aeronave (dando por buena la fuente, dato no menor).
Tu tarea para el hogar, lector de Qué Sentimos, es considerar si los medios de nuestro país, al hablar de política nacional, construyen muestras o publican unos el título y otros la bajada.
Un blog variopinto, con textos ligados a pensamientos, sensaciones, descripciones, narraciones, sentimientos, ocurrencias y reflexiones sobre temas periodísticos sin correr tras primicias. Miradas acerca de lo que nos pasa, lo que nos gustaría, lo que perdimos y lo que soñamos.
9/1/13
6/1/13
Ventajas de no hacer la cruz
Quizás sea por los programas televisivos que, sin ser noticieros, viven de errores ajenos. Tal vez por eso crecemos dando a las fallas tamaño de elefante y necesitamos lupa para apreciar virtudes.
No es cuestión de hacer la vista gorda a equivocaciones graves como la violencia, al estilo de la Mamá Cora que en la película Esperando la Carroza recuerda: "Si me habrá levantado la mano, desgraciado" en referencia al difunto esposo que "me tenía como a una reina".
Subestimar algunas acciones como las golpizas a la esposa es no solo peligroso sino injusto.
Claro que antes de este tipo de faltas hay otras, y es peligroso descartar o despreciar a raíz de ellas a quienes las protagonizan.
En El Gráfico del 4 de junio de 1991, César Menotti es consultado sobre qué respuesta dará a sectores santafesinos del justicialismo que fueron a buscarlo. "Nuna fui afiliado a ningún partido y si luché políticamente, fue desde mis lugares de laburo", le dice al periodista Enrique Romero.
Años después, en otra entrevista, el técnico campeón del mundo con Argentina afirma haber estado afiliado al Partido Comunista durante el Mundial de 1978.
La mentira camina hasta que el archivo le corta las patas.
Si se juega al "murió para mí por embustero" se corre el riesgo de quedarse sin pensamientos de Menotti que tiene sentido recuperar. En la misma nota de junio de 1991, año en que Maradona fue descubierto con droga para consumo personal en Buenos Aires y condenado por doping en Italia, el entrenador señala que "el caso de Diego debe ser aprovechado hoy como un mensaje a la juventud: la felicidad no se alcanza ocupando lugares altos en la sociedad, por tener privilegios, por tener un buen pasar, por el éxito. La felicidad no pasa por allí. A lo mejor, teniendo todo esto, lo único que se logra es el aislamiento, la soledad del ídolo". Menotti agrega que "eso le pudo pasar a Diego. Entonces recurrió a cosas que -no nos engañemos- están instaladas en todos los estamentos de la misma sociedad que lo aclamó".
Quizás sea por los programas televisivos que, sin ser noticieros, viven de errores ajenos. Tal vez por eso crecemos dando a las fallas tamaño de elefante y necesitamos lupa para apreciar virtudes.
No es cuestión de hacer la vista gorda a equivocaciones graves como la violencia, al estilo de la Mamá Cora que en la película Esperando la Carroza recuerda: "Si me habrá levantado la mano, desgraciado" en referencia al difunto esposo que "me tenía como a una reina".
Subestimar algunas acciones como las golpizas a la esposa es no solo peligroso sino injusto.
Claro que antes de este tipo de faltas hay otras, y es peligroso descartar o despreciar a raíz de ellas a quienes las protagonizan.
En El Gráfico del 4 de junio de 1991, César Menotti es consultado sobre qué respuesta dará a sectores santafesinos del justicialismo que fueron a buscarlo. "Nuna fui afiliado a ningún partido y si luché políticamente, fue desde mis lugares de laburo", le dice al periodista Enrique Romero.
Años después, en otra entrevista, el técnico campeón del mundo con Argentina afirma haber estado afiliado al Partido Comunista durante el Mundial de 1978.
La mentira camina hasta que el archivo le corta las patas.
Si se juega al "murió para mí por embustero" se corre el riesgo de quedarse sin pensamientos de Menotti que tiene sentido recuperar. En la misma nota de junio de 1991, año en que Maradona fue descubierto con droga para consumo personal en Buenos Aires y condenado por doping en Italia, el entrenador señala que "el caso de Diego debe ser aprovechado hoy como un mensaje a la juventud: la felicidad no se alcanza ocupando lugares altos en la sociedad, por tener privilegios, por tener un buen pasar, por el éxito. La felicidad no pasa por allí. A lo mejor, teniendo todo esto, lo único que se logra es el aislamiento, la soledad del ídolo". Menotti agrega que "eso le pudo pasar a Diego. Entonces recurrió a cosas que -no nos engañemos- están instaladas en todos los estamentos de la misma sociedad que lo aclamó".
4/1/13
Mensajes positivos
"No hagas daño" es una premisa de los médicos que, apunta Bruce Weinstein, conviene tener presente al emitir mensajes desde los medios de comunicación.
En una columna en la cadena estadounidense CNN escribe algo que cabe traducir así: "¿Cómo sería el mundo si no pudiéramos estar seguros de que la gente con la que nos encontramos será castigada en caso de cometer daño a conciencia?".
"Nadie saldría de casa", responde.
Es una opción que toman muchos que miran horas y horas de noticieros que, exageraciones al margen, dan cuenta de crímenes y de impunidad.
La libertad de expresión es un valor. Para protegerlo de la censura se suele permitir que cualquiera diga cualquiera. De la mano de sociedades que festejan el ridículo ajeno, proliferan programas de televisión con bromas pesadas cuyo rating suele superar los 20 puntos. Lo último en el rubro es el ataúd en el ascensor: causa furor en la audiencia y terror en los desprevenidos que suben o bajan, dado que en un momento el cajón se abre y aparece un presunto muerto.
"Aun cuando mucha gente haga X, no significa que X sea correcto o esté mal", señala Weinstein.
Es saludable leer esto. Ayuda a plantear un "Mal hecho, fea actitud" a quienes convalidan sus opciones comunicacionales con una planilla de alto rating en la mano.
Darle la razón al ganador en la puja por el primer puesto en la cantidad de televidentes/ lectores/ oyentes es una tentación en la que conviene no caer. Gilbraith Keith Chesterton solía postular la conveniencia de pensar cómo habría sido el mundo con otros vencedores. También sugería que lo más práctico que un hombre puede hacer es pensar desde los ideales. Por eso es posible imaginar que, si viviera, no se plegaría a los exitosos del daño.
"No hagas daño" es una premisa de los médicos que, apunta Bruce Weinstein, conviene tener presente al emitir mensajes desde los medios de comunicación.
En una columna en la cadena estadounidense CNN escribe algo que cabe traducir así: "¿Cómo sería el mundo si no pudiéramos estar seguros de que la gente con la que nos encontramos será castigada en caso de cometer daño a conciencia?".
"Nadie saldría de casa", responde.
Es una opción que toman muchos que miran horas y horas de noticieros que, exageraciones al margen, dan cuenta de crímenes y de impunidad.
La libertad de expresión es un valor. Para protegerlo de la censura se suele permitir que cualquiera diga cualquiera. De la mano de sociedades que festejan el ridículo ajeno, proliferan programas de televisión con bromas pesadas cuyo rating suele superar los 20 puntos. Lo último en el rubro es el ataúd en el ascensor: causa furor en la audiencia y terror en los desprevenidos que suben o bajan, dado que en un momento el cajón se abre y aparece un presunto muerto.
"Aun cuando mucha gente haga X, no significa que X sea correcto o esté mal", señala Weinstein.
Es saludable leer esto. Ayuda a plantear un "Mal hecho, fea actitud" a quienes convalidan sus opciones comunicacionales con una planilla de alto rating en la mano.
Darle la razón al ganador en la puja por el primer puesto en la cantidad de televidentes/ lectores/ oyentes es una tentación en la que conviene no caer. Gilbraith Keith Chesterton solía postular la conveniencia de pensar cómo habría sido el mundo con otros vencedores. También sugería que lo más práctico que un hombre puede hacer es pensar desde los ideales. Por eso es posible imaginar que, si viviera, no se plegaría a los exitosos del daño.
3/1/13
Futuras sorpresas
Hay que ver la cara del pobre docente interpretado por Sidney Poitier cuando un colega le avisa que en la escuela británica a la que acaba de llegar no están permitidos los castigos corporales.
¿Entonces, cómo hacer que se porten bien?, puede leerse en sus gestos. No hace falta contar el final; la película se llama "Al maestro con cariño".
Las culturas cambian, de ahí que hoy lo sorprendente sería escuchar de un colegio donde sí se aplicara violencia física como estrategia educativa.
El sueco Björn Borg recuerda en una entrevista de Luis Hernández en El Gráfico del 20 de enero de 1987 que de no haber sido por "un cachetazo" que le pegó su entrenador Lennart Bergelin, "no hubiera sido nada". Recuerda que "estaba por debutar en Copa Davis contra Nueva Zelanda a los 15 años". Por un mal golpe, tiró la raqueta e insultó. "Bergelin me lo recriminó -ya una vez me había suspendido por esas cosas- y yo le arrojé una lata de cerveza vacía", acción previa al "cachetazo" del técnico que, según Borg, lo ayudó: "Ahí comprendí que sin disciplina, sin mentalidad y sin concentración no llegaría a nada".
Por supuesto que no es a los manotazos que se construye un quíntuple campeón de Wimbledon (consecutivamente de 1976 a 1980) que también se adjudicó seis veces Roland Garros, en los años 1974, 1975 y de corrido entre 1978 y 1981. Sin embargo, los usos y costumbres de la época quisieron que Björn Borg no viera en Bergelin solo a un adulto que le levantó la mano a un adolescente sino a un formador que lo hizo reaccionar para salir de sus respuestas caprichosas.
Así como al lector de hoy le llama la atención que los chirlos hayan formado parte de la educación formal y de la no formal, ¿qué lo dejará anonadado al del 2030 respecto de lo que hoy se hace?
Las opciones no son excluyentes.
-Que algunos hayan creído en 2012 que cerrando prostíbulos se terminaba la trata de personas, como si los proxenetas habituados al dinero malhabido fueran automáticamente a arrepentirse y pasar a las filas de comerciantes y empleados honestos.
-Que a la par de una provincia con autopistas iluminadas por cientos de kilómetros haya habido otra cuya carpeta asfáltica semejara un rompecabezas.
-Que se usara algo tan grande como el pendrive para archivos informáticos.
-Que al pueblo futbolero argentino lo dejaran todo enero sin competencia oficial.
Hay que ver la cara del pobre docente interpretado por Sidney Poitier cuando un colega le avisa que en la escuela británica a la que acaba de llegar no están permitidos los castigos corporales.
¿Entonces, cómo hacer que se porten bien?, puede leerse en sus gestos. No hace falta contar el final; la película se llama "Al maestro con cariño".
Las culturas cambian, de ahí que hoy lo sorprendente sería escuchar de un colegio donde sí se aplicara violencia física como estrategia educativa.
El sueco Björn Borg recuerda en una entrevista de Luis Hernández en El Gráfico del 20 de enero de 1987 que de no haber sido por "un cachetazo" que le pegó su entrenador Lennart Bergelin, "no hubiera sido nada". Recuerda que "estaba por debutar en Copa Davis contra Nueva Zelanda a los 15 años". Por un mal golpe, tiró la raqueta e insultó. "Bergelin me lo recriminó -ya una vez me había suspendido por esas cosas- y yo le arrojé una lata de cerveza vacía", acción previa al "cachetazo" del técnico que, según Borg, lo ayudó: "Ahí comprendí que sin disciplina, sin mentalidad y sin concentración no llegaría a nada".
Por supuesto que no es a los manotazos que se construye un quíntuple campeón de Wimbledon (consecutivamente de 1976 a 1980) que también se adjudicó seis veces Roland Garros, en los años 1974, 1975 y de corrido entre 1978 y 1981. Sin embargo, los usos y costumbres de la época quisieron que Björn Borg no viera en Bergelin solo a un adulto que le levantó la mano a un adolescente sino a un formador que lo hizo reaccionar para salir de sus respuestas caprichosas.
Así como al lector de hoy le llama la atención que los chirlos hayan formado parte de la educación formal y de la no formal, ¿qué lo dejará anonadado al del 2030 respecto de lo que hoy se hace?
Las opciones no son excluyentes.
-Que algunos hayan creído en 2012 que cerrando prostíbulos se terminaba la trata de personas, como si los proxenetas habituados al dinero malhabido fueran automáticamente a arrepentirse y pasar a las filas de comerciantes y empleados honestos.
-Que a la par de una provincia con autopistas iluminadas por cientos de kilómetros haya habido otra cuya carpeta asfáltica semejara un rompecabezas.
-Que se usara algo tan grande como el pendrive para archivos informáticos.
-Que al pueblo futbolero argentino lo dejaran todo enero sin competencia oficial.
2/1/13
Carga mortal
César Menotti, gráfico como de costumbre, explicaba el vínculo entre dirigentes y barras bravas parafraseando sus diálogos. Decía algo cercano a esto:
-Mirá, hay un opositor molesto. Andá y hacelo callar.
-Perfecto, pagame 8.
Cumplido el trabajo, el barra reclamaba 10 para no golpear a quien le había hecho el encargo.
Era simple entender que frenar la violencia por medio de violentos no resultaba.
A fines de 2012, en Newton (Connecticut), un joven mató a 27 personas. La reacción inmediata en la localidad fue canjear armas por cheques para comprar alimentos.
Claro que la ciudad no obró el milagro del inmediato cambio cultural en los Estados Unidos. El sitio del diario Chicago Tribune informa que en diciembre el chequeo de antecedentes que realiza el FBI para admitir que los ciudadanos compren armas trepó a 2.8 millones, por encima de los 1.9 millones de noviembre.
Causa estupor leer que diciembre es típicamente el mes de más trabajo en la materia, debido en parte a las ventas de regalos navideños. Sí, un arma de fuego para celebrar el nacimiento de Jesucristo, hombre de paz si los hay.
Aparte el carácter de regalo para Nochebuena, las armas fueron consideradas la estrategia para la autodefensa tras la matanza perpetrada por Adam Lanza contra niños y mujeres en una escuela.
Como para ilustrar el peso de la Asociación Nacional del Rifle (ANR), que horas después del hecho aseguró que para derrotar a un malo armado hace falta un bueno armado.
Las barras bravas en la Argentina y la ANR en los Estados Unidos están institucionalizadas. Y cada tanto, uno o varios inocentes sufren sus efectos.
César Menotti, gráfico como de costumbre, explicaba el vínculo entre dirigentes y barras bravas parafraseando sus diálogos. Decía algo cercano a esto:
-Mirá, hay un opositor molesto. Andá y hacelo callar.
-Perfecto, pagame 8.
Cumplido el trabajo, el barra reclamaba 10 para no golpear a quien le había hecho el encargo.
Era simple entender que frenar la violencia por medio de violentos no resultaba.
A fines de 2012, en Newton (Connecticut), un joven mató a 27 personas. La reacción inmediata en la localidad fue canjear armas por cheques para comprar alimentos.
Claro que la ciudad no obró el milagro del inmediato cambio cultural en los Estados Unidos. El sitio del diario Chicago Tribune informa que en diciembre el chequeo de antecedentes que realiza el FBI para admitir que los ciudadanos compren armas trepó a 2.8 millones, por encima de los 1.9 millones de noviembre.
Causa estupor leer que diciembre es típicamente el mes de más trabajo en la materia, debido en parte a las ventas de regalos navideños. Sí, un arma de fuego para celebrar el nacimiento de Jesucristo, hombre de paz si los hay.
Aparte el carácter de regalo para Nochebuena, las armas fueron consideradas la estrategia para la autodefensa tras la matanza perpetrada por Adam Lanza contra niños y mujeres en una escuela.
Como para ilustrar el peso de la Asociación Nacional del Rifle (ANR), que horas después del hecho aseguró que para derrotar a un malo armado hace falta un bueno armado.
Las barras bravas en la Argentina y la ANR en los Estados Unidos están institucionalizadas. Y cada tanto, uno o varios inocentes sufren sus efectos.
Cine docente
Cuando no podés distinguir quién te miente de quién te dice la verdad, estás en problemas.
La frase de Carlos Brigante es su sentencia en la película Carlito's Way, en la que Al Pacino personifica a un traficante de drogas legendario que tras cinco años en la cárcel se resiste a aceptar cuánto cambió la calle tanto como los demás se resisten a creer en su intención de juntar 75 mil dólares para un emprendimiento comercial y vivir de su trabajo.
En este negocio no hay amigos, asume amargamente cuando su sobrino es degollado por uno a quien creía amigo. Haz lo que yo digo...
Bastante se habló de los celos que acaso sintió Diego Maradona por Lionel Messi, al advertir que no era un muy buen jugador sino su heredero. Psicólogos explicaron que es comprensible el fastidio ante alguien que viene a brillar allí donde uno lo hacía; salvando las distancias, es lo que les ocurre a los hijos cuando llega un hermano. Un día, en el club Paraíso que regentea, Brigante le paga con desprecio a la enfática admiración que le demuestra Bennie Blanco, un novato que trafica en el Bronx. El odio le sale caro, igual que la confianza en Kleinfeld, el abogado gángster de quien era amigo... Pero no lo que yo hago.
Pensá bien
La inteligencia es prejuiciosa, quiere más inteligencia, no más diversidad, señaló Daniel Ulanovsky Sack en Mundos Intimos, su doble página de los sábados en Clarín.
La contracara entre inteligencia y bondad de I'm Sam es categórica. Un nene criado bajo el intelecto competitivo dispara "Tu papá es un retardado" en su fiesta sorpresa a la niña por la que se desvive Sam (Sean Penn), cuyo desarrollo mental equivale al de una criatura de siete años. Claro que hay tareas que no puede hacer, a punto tal que cuando necesita un ascenso en la cafetería intenta preparar las bebidas y no hay caso... lo suyo es recibir los pedidos y entregarlos. Ahora bien, cuando ve a una mujer sufrir por una discusión con su esposo, va y la abraza.
Sus amigos, también con discapacidad, le sirven de poco al momento de argumentar a favor de la tenencia de la niña, pero están siempre dispuestos a sacar dinero del bolsillo para ayudarlo a pagar cuentas.
Desde luego, la solución no es apartarse de la razón, tampoco del cultivo espiritual. Es que a la corta o a la larga, la dimensión afectiva se cruza en nuestra ruta.
En El Padrino III, Michael Corleone (Al Pacino) es un líder mafioso que en la segunda mitad de su vida procura dejarse guiar más por la practicidad que por la sed de venganza. Le enseña a su sobrino que el odio no debe nublar las decisiones. Es multimillonario en dinero y en acciones cuidadosamente razonadas, pero no le alcanza para ser dichoso. Nada de lo que tiene le compra el amor que la gente siente por Don Tomassino, hombre a quien suele consultar. A él lo quieren, a mí me temen, diagnostica con acierto.
La película deja múltiples enseñanzas, entre otras lo que se hace con el pasado. En una escena, Michael le dice a Connie que se vio con un cardenal y le confesó sus pecados, uno de los cuales fue ordenar la muerte de Freddo, su común hermano. La respuesta de quien creció viendo y sufriendo violencia fue no debes contarle tus pecados a un desconocido y el accidente de Freddo fue la voluntad de Dios.
Mucho más acá de mafiosos y de ficciones, cada persona tiene delante de sí la oportunidad de reconocer sus errores -chicos, medianos, inmensos- o de negarlos y así crecer en malignidad, una de cuyas estrategias es el autoengaño. Y no hace falta ver Carlito's Way para saber el muy probable final de quienes dejan de distinguir mentiras de verdades.
Cuando no podés distinguir quién te miente de quién te dice la verdad, estás en problemas.
La frase de Carlos Brigante es su sentencia en la película Carlito's Way, en la que Al Pacino personifica a un traficante de drogas legendario que tras cinco años en la cárcel se resiste a aceptar cuánto cambió la calle tanto como los demás se resisten a creer en su intención de juntar 75 mil dólares para un emprendimiento comercial y vivir de su trabajo.
En este negocio no hay amigos, asume amargamente cuando su sobrino es degollado por uno a quien creía amigo. Haz lo que yo digo...
Bastante se habló de los celos que acaso sintió Diego Maradona por Lionel Messi, al advertir que no era un muy buen jugador sino su heredero. Psicólogos explicaron que es comprensible el fastidio ante alguien que viene a brillar allí donde uno lo hacía; salvando las distancias, es lo que les ocurre a los hijos cuando llega un hermano. Un día, en el club Paraíso que regentea, Brigante le paga con desprecio a la enfática admiración que le demuestra Bennie Blanco, un novato que trafica en el Bronx. El odio le sale caro, igual que la confianza en Kleinfeld, el abogado gángster de quien era amigo... Pero no lo que yo hago.
Pensá bien
La inteligencia es prejuiciosa, quiere más inteligencia, no más diversidad, señaló Daniel Ulanovsky Sack en Mundos Intimos, su doble página de los sábados en Clarín.
La contracara entre inteligencia y bondad de I'm Sam es categórica. Un nene criado bajo el intelecto competitivo dispara "Tu papá es un retardado" en su fiesta sorpresa a la niña por la que se desvive Sam (Sean Penn), cuyo desarrollo mental equivale al de una criatura de siete años. Claro que hay tareas que no puede hacer, a punto tal que cuando necesita un ascenso en la cafetería intenta preparar las bebidas y no hay caso... lo suyo es recibir los pedidos y entregarlos. Ahora bien, cuando ve a una mujer sufrir por una discusión con su esposo, va y la abraza.
Sus amigos, también con discapacidad, le sirven de poco al momento de argumentar a favor de la tenencia de la niña, pero están siempre dispuestos a sacar dinero del bolsillo para ayudarlo a pagar cuentas.
Desde luego, la solución no es apartarse de la razón, tampoco del cultivo espiritual. Es que a la corta o a la larga, la dimensión afectiva se cruza en nuestra ruta.
En El Padrino III, Michael Corleone (Al Pacino) es un líder mafioso que en la segunda mitad de su vida procura dejarse guiar más por la practicidad que por la sed de venganza. Le enseña a su sobrino que el odio no debe nublar las decisiones. Es multimillonario en dinero y en acciones cuidadosamente razonadas, pero no le alcanza para ser dichoso. Nada de lo que tiene le compra el amor que la gente siente por Don Tomassino, hombre a quien suele consultar. A él lo quieren, a mí me temen, diagnostica con acierto.
La película deja múltiples enseñanzas, entre otras lo que se hace con el pasado. En una escena, Michael le dice a Connie que se vio con un cardenal y le confesó sus pecados, uno de los cuales fue ordenar la muerte de Freddo, su común hermano. La respuesta de quien creció viendo y sufriendo violencia fue no debes contarle tus pecados a un desconocido y el accidente de Freddo fue la voluntad de Dios.
Mucho más acá de mafiosos y de ficciones, cada persona tiene delante de sí la oportunidad de reconocer sus errores -chicos, medianos, inmensos- o de negarlos y así crecer en malignidad, una de cuyas estrategias es el autoengaño. Y no hace falta ver Carlito's Way para saber el muy probable final de quienes dejan de distinguir mentiras de verdades.
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