Ventajas de no hacer la cruz
Quizás sea por los programas televisivos que, sin ser noticieros, viven de errores ajenos. Tal vez por eso crecemos dando a las fallas tamaño de elefante y necesitamos lupa para apreciar virtudes.
No es cuestión de hacer la vista gorda a equivocaciones graves como la violencia, al estilo de la Mamá Cora que en la película Esperando la Carroza recuerda: "Si me habrá levantado la mano, desgraciado" en referencia al difunto esposo que "me tenía como a una reina".
Subestimar algunas acciones como las golpizas a la esposa es no solo peligroso sino injusto.
Claro que antes de este tipo de faltas hay otras, y es peligroso descartar o despreciar a raíz de ellas a quienes las protagonizan.
En El Gráfico del 4 de junio de 1991, César Menotti es consultado sobre qué respuesta dará a sectores santafesinos del justicialismo que fueron a buscarlo. "Nuna fui afiliado a ningún partido y si luché políticamente, fue desde mis lugares de laburo", le dice al periodista Enrique Romero.
Años después, en otra entrevista, el técnico campeón del mundo con Argentina afirma haber estado afiliado al Partido Comunista durante el Mundial de 1978.
La mentira camina hasta que el archivo le corta las patas.
Si se juega al "murió para mí por embustero" se corre el riesgo de quedarse sin pensamientos de Menotti que tiene sentido recuperar. En la misma nota de junio de 1991, año en que Maradona fue descubierto con droga para consumo personal en Buenos Aires y condenado por doping en Italia, el entrenador señala que "el caso de Diego debe ser aprovechado hoy como un mensaje a la juventud: la felicidad no se alcanza ocupando lugares altos en la sociedad, por tener privilegios, por tener un buen pasar, por el éxito. La felicidad no pasa por allí. A lo mejor, teniendo todo esto, lo único que se logra es el aislamiento, la soledad del ídolo". Menotti agrega que "eso le pudo pasar a Diego. Entonces recurrió a cosas que -no nos engañemos- están instaladas en todos los estamentos de la misma sociedad que lo aclamó".