25/1/15

Lecturas, aprietes y omisiones
Elio está tan convencido de que los clientes se complotan que cuando le dicen "no" él escucha "tampoco".
Abundan los errores de interpretación por el estilo. "Quienes critican al gobierno son acusados de no ser patrióticos o, peor, de ser peones de las potencias occidentales que intentan destruir Turquía", afirma la novelista Elif Shafak.
También son numerosos los que prefieren callar crímenes guiados por el criterio de no dar una mala imagen del país.
El 20 de junio de 1973 quedó marcado para la Argentina por la masacre de Ezeiza, en ocasión del regreso de Juan Domingo Perón al país al cabo de 18 años de exilio. Aún hoy faltan precisiones relativas a la cantidad de muertos que hubo en cercanías del aeropuerto por los enfrentamientos entre violentos sectores justicialistas.
La producción "Documenta", disponible en Youtube, expone con meridiana claridad cómo suele primar el silenciamiento de datos bajo la idea de que divulgarlos perjudica a la nación. Asimismo, demuestra el poder del miedo como mecanismo de control social.
Entrevistado por un periodista, un médico reporta que "fueron lentamente apareciendo heridos y varios muertos que vimos nosotros personalmente". Agrega que "heridos así de importancia después vi en el policlínico de Ezeiza, ahí fundamentalmente con balas a nivel de cráneo, o sea que la mayoría de las balas fueron tiradas desde la altura y que se hablaba que se tiró desde el palco y desde árboles".
Al instante, aparece alguien que le dice al cronista: "Te lo pido por favor, te lo pido por favor. Escuchame, me estás filmando, esto es malo para el país".
La entrevista se reanuda y ahora el diálogo con el médico tiene otro tono:
"Fue una jornada que había un millón, por lo menos dos personas que iban alegremente a disfrutar un día de alegría evidentemente popular y que evidentemente se tronchó totalmente por una actitud que no está muy clara cómo se originó. Evidentemente, nadie de los que estaba ahí vio muy claramente cómo fue el origen o la zona desde donde se estaba...".
El periodista interrumpe para acotar: "Al margen de esta perturbación, doctor, tres millones de personas estaban en Ezeiza. ¿Usted notó que en algún otro lugar de esta extraordinaria aglomeración nunca vista en el país hubiera algún otro tipo de desmán, algún otro tipo de disturbio?".
-No, la zona donde yo estuve y estuvimos recorriendo toda la (autopista) Ricchieri prácticamente no se vio nada más que alegría, gritos y nada más, no había situaciones de tensión prácticamente en ningún momento. 
Todos saben que el sol no puede taparse con la mano. Pero eso porque el sol sale para todos y porque nadie puede impedirlo. Las noticias, en cambio, aparecen si alguien lo decide y de la forma en que alguien lo decide. Lo ilustra la película Argo, basada en el rescate de trabajadores de la embajada estadounidense en Irán en 1979.
Tranquilo, lector, el final de la obra de Ben Affleck no es parte de este relato.

19/1/15

Ejemplar, Centurión
Quizás porque no terminó fracturado. El caso es que Ricardo Centurión, futbolista que sufrió una patada brutal en un partido de fútbol, aceptó las disculpas de quien se la pegó y lo calificó como "un pibe bárbaro".
Mientras tanto, según consigna también Clarín, "varios cientos de afganos protestaron por tercer día consecutivo y quemaron la bandera de Francia mientras coreaban "Muerte a Francia" durante una protesta contra la revista satírica" Charlie Hebdo, que sistemáticamente se ha burlado del profeta Mahoma.
Unos devuelven ofensas a una figura religiosa con crímenes. Otros, cierto es que tras recibir un gesto de arrepentimiento del agresor, prefieren perdonar. Centurión integra este noble grupo.
Reflejos
El sociólogo Pablo Alabarces sostiene que hay futbolistas "malos compañeros" y "tribuneros" capaces de golpear a sus pares y así mejorar en la consideración de los hinchas.
En diálogo con Clarín, el docente apunta magistralmente que los barras bravas que le cantan a la pasión son de lo más racionales para hacer negocios.
El entorno ayuda a unos y a otros. Basta con leer foros en los cuales los fanáticos se expresan para notar que se valora más a un entrenador provocativo que a uno que procura el triunfo sin odiar al rival. "Maestro Amor" es uno de los motes despectivos que se lleva Rodolfo Arruabarrera, DT de Boca, por su perfil conciliador y por perder, madre de los males en cuna exitista.
Los hinchas que no vendemos aliento necesitamos, al menos de vez en cuando, ponernos delante del espejo al levantar un dedo acusador.

17/1/15

Hay cada ministro... 
"Tenemos el derecho a ironizar sobre todas las religiones porque Francia es el país de Voltaire y de la irreverencia. Podemos dibujar todo, incluso un profeta".
El desatino corresponde a la ministra de Justicia francesa, Christiane Taubirá, y está consignado en Clarín del 16 de enero de 2015.
O sea que alguien está facultado hoy a proceder de una manera según el pasado de un ilustre en su país. Para un país que se jacta de su respeto a la libertad es toda una incongruencia: las chances de acción son guiadas por lo que hayan obrado los antecesores.
Además, convalidar ilustraciones que ofenden credos en nombre de la irreverencia resulta peligroso. ¿Qué cabría esperar si alguien dijese "que se la banquen, soy del país de Luis Ventura"? 
Tampoco tiene sentido permitirse cualquier burla so pretexto de compartir nacionalidad con un autor renombrado. ¿En honor de Jorge Luis Borges vale la pena comentar que el fútbol es un deporte para imbéciles? 
Respetar a escritores no equivale imitarlos a sol y a sombra.
Considerar el pasado y aferrarse a él es otra mala idea. Si Francia evaluara cuánto hay de virtuoso en regodearse la irreverencia, quizás concluiría que es tiempo de cambiar. Libre de épocas anteriores, no presa de ellas, un buen día la Argentina cambió y dio paso al voto femenino.
Ojalá la ministra de Justicia atienda la próxima vez que la humildad llame a su puerta.

15/1/15

Amadeo y El Beto
Banda roja bifurcada
Norberto Alonso y Amadeo Carrizo son dos de los grandes ídolos de la historia de River. En Wikipedia, los números favorecen al capitán Beto, con siete títulos nacionales y el inmenso agregado de la primera Libertadores y la única Intercontinental del club frente a siete campeonatos argentinos del arquero.
Del 10 se destacan su cabezazo, sus goles, su estilo atildado y agudo para armar ataques y su valentía para afrontar superclásicos, reconocida por Roberto Passucci, mediocampista de Boca que no ahorraba patadas a los rivales.
Los entendidos aseguran que Carrizo fue seguro, elegante y les ensanchó los límites a sus pares arqueros, como que a partir de él ya no fue extraño verlos fuera del área chica o usando los pies para salir. También alcanzó un record sin recibir goles.
Al Beto le tocaron los cinco últimos años de los 18 de River sin conquistar certámenes y a Carrizo, los once primeros, tal su propia afirmación en una entrevista de profundidad de la revista El Gráfico.
Los datos tientan a pensar que Alonso hizo por los millonarios un aporte superior, máxime si se contempla que él le dio el pase a Alzamendi que el uruguayo transformó en el gol para el 1-0 final que dejó la Copa Intercontinental por vez primera en las vitrinas del club.
Ambos sufrieron decisiones dirigenciales. Carrizo se quedó esperando la promesa de un partido homenaje de su club, lo que motivó que hinchas de River fueron a solicitárselo a Alberto Armando, presidente de... ¡Boca Juniors!
Alonso debió irse a fines de 1981, cuando el titular riverplatense, Rafael Aragón Cabrera, resolvió darle la espalda en su conflicto con el técnico Alfredo Di Stefano.
Uno y otro padecieron cuando River se fue a la B.
Dijo Carrizo que lloró y, ya en 2012, no concebía que su equipo estuviera en la segunda categoría del fútbol argentino.
El sitio de la radio Cadena 3 señala que Alonso debió ir a controlar su presión arterial el domingo 26 de junio de 2011, tras el 1-1 con Belgrano de Córdoba que determinó la caída de River.
Aquí aflora una diferencia capital.
Alonso llenó de nafta los baldes luego de semejante incendio y pidió la renuncia de Daniel Passarella, entonces presidente. Había hecho lo mismo al criticar al entrenador Juan José López antes de la revancha con Belgrano. La sensación era que el rencor pesaba más que la necesidad de apoyar en un momento crucial.
Carrizo tomó por otra banda. Consultado por el descenso, sostuvo: "No quiero castigar a nadie para no andar en polémicas en este momento difícil. Quiero ser positivo y no abrir heridas".
Quizás por recorrer otra edad (86 años, veintiocho más que Alonso) o porque ni Passarella ni JJ López habían sido compañeros suyos, Amadeo Carrizo supo recorrer otra banda, transitar un camino más constructivo. Actuó asumiendo que el club se antepone a cualquiera de sus integrantes.

13/1/15

Grave confusión
-Profesor, ¿es cierto que usted dijo que yo era un maricón?
-No, yo lo que dije fue que vos eras un hijo de mala madre.
El diálogo tuvo como escenario el pasillo de una universidad, acaso para ratificar que el contexto de los altos estudios no garantiza elevada educación.
Al deseo lógico del alumno por confirmar los dichos ajenos lo complementó la franqueza del docente, que lamentablemente no fue acompañada por una disculpa. Es saludable admitir lo hecho, claro que si no media arrepentimiento son de esperar nuevas equivocaciones.
La revista Charlie Hebdo había ridiculizado sistemáticamente a Mahoma así como lo hiciera antes con figuras como el Papa Benedicto XVI, en su afán de "banalizar todas las religiones". En la edición posterior al ataque que sufrió el miércoles 7 de enero de 2015 y costó la vida de 12 personas, su portada es una caricatura de Mahoma que dice "Yo soy Charlie".
Hay un hilo conductor entre el docente que precisó y ratificó su ofensa y la nueva tapa de Charlie Hebdo.
Confundir porfía con perseverancia y disculpas con debilidad es habitual en los soberbios.

12/1/15

Muertos de segunda
Una niña estalla junto con los explosivos que lleva consigo. El atentado mata al menos a 20 personas en un mercado de Nigeria.
Hombres armados asesinan en Francia a 12 personas en la redacción de un periódico satírico que hace de la burla cruel su modo de entender la libertad de expresión. Jefes de Estado -ni qué decir, medios de comunicación- se horrorizan por este hecho que golpeó a París.
Ambos crímenes son aberrantes. Sin embargo, parece que conviene más llorar a periodistas que a otros ciudadanos.

Intolerantes
Irrita que los medios -y gran parte de la dirigencia política mundial- discriminen a los muertos no periodistas.
Fastidia que, en nombre de la expresión, se pretenda darles chapa de mártir a quienes habían hecho de las ofensas su modo de hablar desde la revisa Charlie Hebdo.
No a los fanáticos asesinos. Y no a los que, lápiz en mano, sistemáticamente se revelan intolerantes de credos ajenos. En nombre de un dios unos e invocando la libertad otros, ambos se dan la mano para excluir desde el lugar de la verdad absoluta.
Quien quiera, que sea Charlie. No cuenten conmigo, por favor.

11/1/15

A 30 años de la condena
¡Cuánto cuesta superar algunos hechos!
En 2015 se cumplen 30 años de la partida de Oscar Ruggeri, junto con Ricardo Gareca, de Boca a River. Recién ahora empieza a cerrar en algunos hinchas xeneizes la herida, especialmente la causada por Ruggeri, autor de un gol que celebró y marcó el 2-2 final millonario en La Bombonera por la segunda rueda de la temporada 1987/88. El festejo no fue obsceno, pero considerando que en 1985 había salido de la cancha en andas de sus nuevos compañeros al cabo de un triunfo riverplatense por 1-0 sobre Boca por la primera mitad del torneo '85/86, la sangre fanática azul y oro encontraba motivos para hervir.
Ambas situaciones son explicables: demostrar alegría por un gol que significa el empate en un superclásico es sumamente entendible. También lo resulta que sus pares de River lo alzaran sobre sus hombros al término del 1-0 en el cual Roberto Passucci, compañero en Boca de 1981 a 1984, casi lo quiebra de un planchazo.
Esta infracción elevó a Pasucci al altar de la idolatría para cientos de miles de boquenses y lo exculpó de irresponsabilidades costosas tales como estas, tomadas de imborrableboca.blogspot.com.ar y del sitio historiadeboca.com.ar.
-Por el torneo de Primera de 1983 y con el resultado 2-0, Passucci es expulsado; Nueva Chicago aprovecha la ventaja y concluye vapuleando 5-0 a Boca.
-En 1984, por la amistosa Copa Joan Gamper, una patada voladora contra Schuster deja a Boca sin Pasucci y lleva la derrota parcial 2-0 a un final 9-1 ante Barcelona.
-El mismo año, a los 10 minutos, Passucci ve la roja y Boca pierde 4-2 en su visita a Instituto, por el certamen de Primera División.
-En 1985, disconforme con el arbitraje, Passucci se va solo de la cancha a 10 minutos del cierre de un cotejo en el cual Boca es derrotado 6-0 por Guaraní Antonio Franco de Misiones.
La base de datos Historia de Boca da cuenta de que Passucci totalizó 12 expulsiones en 191 encuentros oficiales que disputó en el club.
Ruggeri tampoco escatimaba pierna fuerte ni reacciones, de allí que haya dejado a Boca con uno menos en partidos como el 0-0 con Instituto por el Metro de 1981, el 0-1 sufrido en Mendoza contra Gimnasia por el Nacional de 1982 o el 0-2 frente a River por la segunda rueda de igual año.
Su registro indica 6 expulsiones en sus 147 presentaciones oficiales xeneizes.
Sin ser un ejemplo del juego limpio, Ruggeri queda mejor parado que Passucci en la estadística y en su utilidad para el equipo, como que era titular indispensable mientras su compañero alternaba con suplencias.
No obstante, que Ruggeri haya resuelto irse de Boca a River por no arreglar su contrato hizo que hinchas xeneizes de distintas edades, clases sociales y niveles educativos lo sentenciaran como traidor y mercenario. Se borraba de un plumazo el formidable 1982 de Ruggeri, pieza clave para que un Boca empobrecido consiguiera así mismo el tercer puesto en el Metro de 1982. Quien había sido un defensor bravío, luchador, de cabezazos goleadores y proyección al ataque con la pelota en los pies se convertía en un indeseable. Y Passucci, que poco significaba entre la hinchada, luego de la patada vengadora ganó indulgencia para sus chambonadas y mejoró su status en 1986, cuando tuvo rendimientos clave  (incluidos un gol a San Lorenzo en semifinales y uno a Olimpo en cuartos) que le permitieron a Boca conquistar la Liguilla y volver a la Copa Libertadores.
En un momento de mesura, un hincha podría haberse planteado que Passucci cobró una cuenta personal con Ruggeri en el medio de un partido, a expensas de las chances de Boca de empatar. El mismo hombre, que vio ese revés 1-0 ante River, se replicaría que esa tarde los xeneizes no vencerían a los millonarios ni con los once, de modo que la patada no alteró el marcador. Embanderado con La 12, agregaría: "Entonces estuvo bien, listo".
Acerca del gol que Ruggeri gritó en cancha de Boca el día del 2-2 en 1988, no le vayan al fanático con que tenía derecho. Tampoco le contextualicen recordando que forajidos boquenses le habían incendiado su casa, en un liso y llano atentado que por obra de los vecinos no les costó la vida a sus padres, que dormían. Al hincha visceral, al veneno, le cae mal que uno de los suyos se vaya a la contra más allá de esto o de los siete meses de sueldo que llegó a deberle la institución. Para él, los razonamientos se acaban junto con la clase de matemática.
Hasta que la causa prescribe, 30 años después.