Hay cada ministro...
"Tenemos el derecho a ironizar sobre todas las religiones porque Francia es el país de Voltaire y de la irreverencia. Podemos dibujar todo, incluso un profeta".
El desatino corresponde a la ministra de Justicia francesa, Christiane Taubirá, y está consignado en Clarín del 16 de enero de 2015.
O sea que alguien está facultado hoy a proceder de una manera según el pasado de un ilustre en su país. Para un país que se jacta de su respeto a la libertad es toda una incongruencia: las chances de acción son guiadas por lo que hayan obrado los antecesores.
Además, convalidar ilustraciones que ofenden credos en nombre de la irreverencia resulta peligroso. ¿Qué cabría esperar si alguien dijese "que se la banquen, soy del país de Luis Ventura"?
Tampoco tiene sentido permitirse cualquier burla so pretexto de compartir nacionalidad con un autor renombrado. ¿En honor de Jorge Luis Borges vale la pena comentar que el fútbol es un deporte para imbéciles?
Respetar a escritores no equivale imitarlos a sol y a sombra. Considerar el pasado y aferrarse a él es otra mala idea. Si Francia evaluara cuánto hay de virtuoso en regodearse la irreverencia, quizás concluiría que es tiempo de cambiar. Libre de épocas anteriores, no presa de ellas, un buen día la Argentina cambió y dio paso al voto femenino.
Ojalá la ministra de Justicia atienda la próxima vez que la humildad llame a su puerta.