15/1/15

Amadeo y El Beto
Banda roja bifurcada
Norberto Alonso y Amadeo Carrizo son dos de los grandes ídolos de la historia de River. En Wikipedia, los números favorecen al capitán Beto, con siete títulos nacionales y el inmenso agregado de la primera Libertadores y la única Intercontinental del club frente a siete campeonatos argentinos del arquero.
Del 10 se destacan su cabezazo, sus goles, su estilo atildado y agudo para armar ataques y su valentía para afrontar superclásicos, reconocida por Roberto Passucci, mediocampista de Boca que no ahorraba patadas a los rivales.
Los entendidos aseguran que Carrizo fue seguro, elegante y les ensanchó los límites a sus pares arqueros, como que a partir de él ya no fue extraño verlos fuera del área chica o usando los pies para salir. También alcanzó un record sin recibir goles.
Al Beto le tocaron los cinco últimos años de los 18 de River sin conquistar certámenes y a Carrizo, los once primeros, tal su propia afirmación en una entrevista de profundidad de la revista El Gráfico.
Los datos tientan a pensar que Alonso hizo por los millonarios un aporte superior, máxime si se contempla que él le dio el pase a Alzamendi que el uruguayo transformó en el gol para el 1-0 final que dejó la Copa Intercontinental por vez primera en las vitrinas del club.
Ambos sufrieron decisiones dirigenciales. Carrizo se quedó esperando la promesa de un partido homenaje de su club, lo que motivó que hinchas de River fueron a solicitárselo a Alberto Armando, presidente de... ¡Boca Juniors!
Alonso debió irse a fines de 1981, cuando el titular riverplatense, Rafael Aragón Cabrera, resolvió darle la espalda en su conflicto con el técnico Alfredo Di Stefano.
Uno y otro padecieron cuando River se fue a la B.
Dijo Carrizo que lloró y, ya en 2012, no concebía que su equipo estuviera en la segunda categoría del fútbol argentino.
El sitio de la radio Cadena 3 señala que Alonso debió ir a controlar su presión arterial el domingo 26 de junio de 2011, tras el 1-1 con Belgrano de Córdoba que determinó la caída de River.
Aquí aflora una diferencia capital.
Alonso llenó de nafta los baldes luego de semejante incendio y pidió la renuncia de Daniel Passarella, entonces presidente. Había hecho lo mismo al criticar al entrenador Juan José López antes de la revancha con Belgrano. La sensación era que el rencor pesaba más que la necesidad de apoyar en un momento crucial.
Carrizo tomó por otra banda. Consultado por el descenso, sostuvo: "No quiero castigar a nadie para no andar en polémicas en este momento difícil. Quiero ser positivo y no abrir heridas".
Quizás por recorrer otra edad (86 años, veintiocho más que Alonso) o porque ni Passarella ni JJ López habían sido compañeros suyos, Amadeo Carrizo supo recorrer otra banda, transitar un camino más constructivo. Actuó asumiendo que el club se antepone a cualquiera de sus integrantes.