26/4/17

Nuevo, ídolo de multitudes
Una de las peores consecuencias del esnobismo es que, de tanto perseguir lo nuevo, lo acaba idealizando. Pasa con muchos hombres y mujeres que tras ingentes esfuerzos son aceptados para una relación y al tiempo descubren que se habían enamorado de fantasías y formas que le impidieron ver el fondo.
La aplicación de la tecnología en centros educativos, con miles de gentiles porteros con poder, es en varios casos una faceta esnob. Se sabe usar un encendedor, ¿se conoce que el fuego requiere un combustible y un comburente? Se conoce la ubicación de las letras en un teclado, ¿para escribir "tkm" a la primera de cambio?
Más de uno cree que la buena enseñanza depende de equipar hasta los pasillos de los colegios y universidades con proyectores power point. Tan absurdo como sacar chapa de mejor cebador de mates por utilizar una pava eléctrica.
Por supuesto que los adelantos tecnológicos condicionan la acogida de los materiales. Basta como ejemplo la cantidad de caracteres de una página de diario de hoy comparada con una de 1917. Pero de ahí a invertir más en las rotativas impresoras que en la selección de los periodistas...
Tras escribir "La tragedia educativa", Guillermo Jaim Etcheverry continuó reflexionando profundamente acerca del tema: "La escuela tiene que ponerse en una situación un poco más modesta, enseñarles a los chicos algo que no van a aprender en otro lado", sostuvo el docente, quien agregó que "demasiado énfasis se pone en la idea de la modernización". "Mientras hacemos estos experimentos, pasan los chicos que no tienen otra oportunidad. Hay que ser un poco más modestos", opinó.
Según la misma nota del diario El Intransigente, el exrector de la Universidad de Buenos Aires "durante una editorial en Radio Mitre, observó que "la tecnología no confiere inteligencia" y recalcó: 'Se necesita mayor capacidad intelectual para escribir un poema que para manejar una tablet'. 'Hay que trabajar, los chicos no van a la escuela a divertirse, van a la escuela a interesarse por el conocimiento".
Las frases aparecen en la edición del 22 de marzo del periódico, hace más de un mes. ¿Serán debido a ello desechadas por numerosas autoridades educativas?



21/4/17

Tela por cortar
Por Pedro Zabalo, tercer año, Colegio San Ignacio

Consigna:
Adrián es dueño de una sedería, él tiene como empleado a su hijo Lucas de 14 años y lo hace trabajar 6 horas al día de lunes a sábados, le paga 50 pesos la hora mientras que al resto de los empleados le paga 200, cuando Lucas se queja, Adrian le dice que al resto de los empleados él no le da un techo, ni de comer y ni tampoco le paga la educación. Lucas aprende en la escuela que lo que su padre está abusando de su poder, pero no se anima a quejarse porque su familia es muy patriarcal donde el trabajo y la obediencia no se discuten.

Respuesta:
En esta situación se observa que Adrián está violando los derechos de Lucas mediante su poder como padre. El hecho de darle un techo, comida y pagarle la educación a su hijo no puede justificar, bajo ningún punto de vista, este abuso de poder. En su rol de padre, se supone que Adrián debe brindarle esta “protección” a su hijo sin recibir a cambio horas de trabajo por parte de este. Recordemos, además, que Lucas tiene tan solo catorce años. En otras palabras, es un niño y no está en edad de trabajar. Al obligarlo a trabajar, su padre le impide realizar otro tipo de actividades que chicos de su edad deberían hacer libremente. Por ejemplo, Lucas debería tener la oportunidad de aprovechar ese tiempo que le dedica al trabajo para estudiar, estar con sus amigos, realizar actividad física, estar al aire libre, y distraerse. No debe, a su edad, cargar con otro tipo de responsabilidades como aquellas que se derivan del trabajo en una sedería.
Si bien los niños no deberían trabajar, si Lucas quiere ayudar a su padre en el trabajo por su propia voluntad está en él tomar esa decisión, pero esto no debería ser para él ninguna obligación ni debería cumplir horarios estrictos. El problema es que la familia de Lucas se caracteriza por ser muy patriarcal, entonces es poco probable que, en primer lugar, Lucas se anime a quejarse, y, en segundo lugar, que, en caso que se queje, lo escuchen. El trabajo y la obediencia deberían poder ser discutidos dentro del contexto familiar.
Es evidente que la situación no puede permanecer así; Lucas no puede seguir siendo víctima del poder que ejerce su padre. Un primer paso para resolver el problema, o al menos intentarlo, es que el niño hable, que se queje y exprese sus sentimientos respecto a la situación. Siendo optimistas podemos pensar que algún miembro de la familia lo escuche e intente ayudarlo. Sin embargo, si este no es el caso, la justicia debería intervenir ya que los derechos del niño están siendo fuertemente violados.

17/4/17

Un fallecido, varios interrogantes

Sofía Mola comparte preguntas a raíz de otra muerte en el fútbol, la de Emanuel Balbo, arrojado al vacío tras haber sido golpeado por varias personas en una tribuna de Belgrano durante un partido  con Talleres. Oscar "El Sapo" Gómez, señalado como organizador de la agresión, había protagonizado en 2012 una picada que mató a Agustín, hermano de Emanuel.

¿Por qué nadie se decide penar y perseguir las "picadas" como realmente corresponde? ¿Cómo puede ser que "El Sapo" haya estado libre? 
¿Cómo puede ser que, conociendo sus antecedentes y siendo público que "trabaja en la barrabrava de Belgrano", como decía su perfil de Facebook, tenga acceso irrestricto a la cancha? 
¿Cómo puede ser que el Estado haya invertido miles de millones de pesos en "Fútbol para Todos" pero no para prevenir la violencia en el fútbol? 
¿Por qué siguen en sus cargos las personas encargadas de la seguridad en el Fútbol Argentino? 
¿Por qué se difunde y se debate más por el cambio de técnico en la selección o si Higuain pateó el penal a Marte o Saturno, en vez de dar extensa discusión e importancia a estos casos? 
¿Hasta cuándo los argentinos vamos a permitir que nuestra vida y nuestros planes dependan del grado de violencia? 
¿Hasta cuándo vamos a permitir que los responsables no respondan y que quienes nos representan sólo SE representen? 
¿Hasta cuándo vamos a permitir que los intereses sean más fuerte que las convicciones? 
HASTA CUANDO...

14/4/17

El Pampa
Casimiro Rocamora había llegado a sexto año de la secundaria después de mucho lidiar. Era un estudiante que todos los años rendía entre 4 y 8 materias. Alguna vez incluso lo salvó la tercera materia previa para no quedarse de año.
   Casimiro era un típico personaje rururbano. Vivía en el pueblo pero se había criado en el campo donde transcurría casi todo su tiempo desde que terminaba la escuela hasta entrada la noche cuando regresaba al pueblo. Juntar las lecheras, dar el balanceado a los cerdos, el maíz a las gallinas y llenar los bebederos era su rutina, una rutina que disfrutaba. Podríamos aplicar a su vida la frase del  cantor de Huanguelén: “Si hasta el bufido del puerco se hace un canto para mí”.
  Tangencialmente y muy a su pesar enfrentaba las responsabilidades escolares aunque la escuela para él era muy importante porque hay tenía varios amigos y de los buenos. La vida en el campo lo fascinaba y procuraba un especial aprecio por los animales, sobre todo los caballos. Tenía un hermoso ejemplar que su padre había bautizado Estrabón. La hermosura del flete no pasaba inadvertida para nadie y por el pelaje del caballo a Casimiro lo apodaban Pampa o El Pampa.
   Casi llegando a fin de ese año las bajas notas lo habían empezado a preocupar, como nunca antes. No podía levantar la puntería y era muy consciente de que para entrar a la universidad no debía tener materias en la espalda. Casimiro quería ser veterinario.
    El profesor Artemio Corbalán Bosco estaba a cargo de la materia planeta redondo y, si bien tenía aspecto bonachón y era amable en el trato con los estudiantes, sabía ponerse firme cuando alguno se quería propasar. Llevaba siempre un saco de tiro corto color ladrillo de corderoy. Aquella mañana se presentó ante el curso. Rezaron el Santo Rosario y luego se dispuso a entregar las pruebas que había corregido el fin de semana. “Cardales, su prueba, Reimundo, Carlincho, Rocamora…”.
-Pero otro cinco más, profesor –exclamó  Casimiro- siempre lo mismo. Desde el año pasado que en todas las pruebas me pone cinco, profe.
-Rocamora, yo no los pongo, usted se los saca, ¿qué quiera que haga?.
-No, profe, es usted. No es posible siempre cinco.
-Mire, Casimiro, no me haga responsable a mí de sus irresponsabilidades. Estudie de una vez, hombre, o cree que por ser duro de boca lo voy a aprobar.
  La discusión se cerró allí pero el profe se fue pensando mientras pedaleaba hacia su casa.
  Como todos los días cenó liviano y se puso a leer un rato. Corbalán Bosco gustaba leer, esta vez Los cincuenta grandes de Daniel Salzano. Antes de meterse en la cama, el asunto Rocamora le cruzó de nuevo por la cabeza y en un rato pegó las pestañas hasta que sonó el despertador a  las siete. Se levantó, tomó un buen café con criollitos y una medialuna y un jugo de naranja natural. Sacó la bici y entornó para la escuela.
    En el curso cautelosamente se acercó  al Pampa y del modo más prudente que pudo le preguntó cuántas se llevaba.
-Entre 6 y 8 parece. La más brava es matemática porque necesito un nueve. La profe es como usted, siempre me pone menos puntos para que no apruebe.
-Pampa, conozco a esa profesora: demasiado seria. No  haría algo así. Y tras una pausa agregó: “¿No será usted el problema, Rocamora, no los docentes?”.
-El tema es muy simple, profe, cuando no te quieren no te quieren.
-Pero, Pampa, dígame cuántas horas estudia, cómo estudia. Y desde ya le digo: me parece que tiene que estudiar más tiempo.
-Yo estudio, profesor…
-Y cómo saca cinco.
-¡¡¡Ya sabe mi respuesta¡¡¡
-Le sugiero algo: si estudia media hora, pase rápidamente a cuarenta y cinco minutos y deje pasar un tiempo para prolongar a una hora el tiempo de estudio. Otro tema: cuando se siente a estudiar concéntrese en la tarea, olvídese de Boca, los caballos y los amigos. ¡¡¡Estudiar es estudiar¡¡¡¡
-No creo que puede estudiar una hora, profe.
-¿Ve lo que le digo? El problema suyo es la actitud. Quiere aprobar, sacar nueve, pero quiere estudiar poco. No, no, no la culpa no es de la profesora de matemática.
  A la clase siguiente el profe escudriñó a Casimiro. Cómo va el estudio –le soltó medio de arrebato- cómo va el esfuerzo, Pampa.
-Ahí vamos, luchando. Me cuesta bastante.
-Otra vez la actitud. ¿Y la voluntad dónde está? Ponga ganas, qué tanto. Yo levanté hasta quince materias –exageró el profe con el propósito de motivar al alumno-. Dígame cómo estudia.
-Y leo, profe, como voy a estudiar.
-¿Repasa o no? A que cierra los libros y se va con los caballos. Casimiro, cuando termine de leer un texto pregúntese qué le dejó, descubra conceptos que le parezcan claves, revise si le faltan elementos a sus definiciones. Repita algunas ideas en voz alta, intente decir la definición de distintas formas dos o tres veces. Piense en el docente, en cómo evalua, qué le interesa y sobre todo siga luchando.
Hasta las últimas clases del año lectivo que pronto llegaron Artemio medía al Pampa.
-¿Qué rinde hoy?, decía.
-Geografía e historia, profe.
-¿Por qué se extinguieron los dinosaurios? -preguntaba el docente.
Con esfuerzo y como un abuelo cascarrabias contestaba Casimiro. Y el profe lo volvía a “hostigar”. Incompleta su definición, a su definición le falta algo, jovencito, no termino de entenderla.
-Pero, profe, bueno…hago lo que puedo.
-Estudie más y no se enoje, haga las cosas, más vale.
Así siguieron en un tire y afloje docente y estudiante hasta fin de año.
Una noche, cerca del día de la Virgen, el profe Artemio entró a su Face y vio con sorpresa un mensaje. Era de Casimiro.  
-Por fin ninguna a rendir. ¡¡¡¡Estoy muy feliz¡¡¡¡
El docente se emocionó también y pensó en los gajes difíciles pero muchas vez hermosos del oficio docente. Rescató en silencio muy en su interior, en su corazón, el temple de ese estudiante que de vez en cuando cruzaba en la Facultad donde se miraban con una sonrisa cómplice. Uno iba de boina, el otro de gorra, como buenos criollos que eran. 
Tristán Pérez


3/4/17

Todos somos Argentina Todos somos América Latina
Siendo estudiante de la Universidad Nacional de Córdoba, durante estos seis años he venido trabajando en pos de la educación pública de calidad, como así también en defensa de la democracia y las instituciones de nuestra Universidad. Una Universidad pública en la cual podemos estudiar de manera no arancelada gracias al aporte de la sociedad toda, siendo ello un beneficio que hace nacer en nosotros la responsabilidad de retribuir en la medida en que nos sea posible. Desempeñándome como Consiliaria Titular por el Claustro Estudiantil, de nuestro Honorable Consejo Superior, siento la necesidad de reflexionar un poco y expresarme sobre ciertos sucesos recientes. En el día de ayer, en nuestro país conmemoramos el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas. Es un día que nos lleva a detener un segundo, huir de la rutina, y ponernos a reflexionar un poco sobre nuestra historia y nuestro presente, sobre nuestro entorno y nuestros alrededores, sobre nuestro país, nuestra región y el mundo. 
En los últimos días, en América Latina hemos presenciado dos abruptos ataques al orden democrático, constitucional e institucional: el día viernes amanecimos con el Tribunal Supremo de Venezuela informando que asumiría por completo la responsabilidad de las competencias parlamentarias, y, el sábado, con un Paraguay desbordado, en donde sectores políticos y de poder se adueñan de la Constitución Nacional para hacer de ella lo que su discrecionalidad y arbitrariedad les indiquen, seguido por un violento ingreso a la sede de uno de los partidos políticos en boga y asesinato a quemarropa de un joven que no hacía más que comprometerse y luchar por sus ideales. Sumado a ello, nos encontramos con una Bolivia en donde ya se ignora hasta las votaciones populares, en donde el poder enceguece a los gobernantes y la independencia de los poderes del Estado es cosa pasada, con una gran represión a los medios de comunicación, y una educación parcializada, con currículum oculto, es decir, adoctrinamiento silencioso. Este panorama de caos, anomia y absoluta arbitrariedad es el que resulta de un desacato a la Constitución Nacional, a las instituciones democráticas y a las limitaciones de los poderes. 
En día sábado, en nuestro país, se llevó a cabo una movilización en las calles, marchando con banderas de nuestra Patria, en defensa del orden democrático, conscientes de las heridas que el desorden nos ha dejado y que cuestan sanar. Por eso hoy, reflexionando sobre la importancia de cuidar nuestras instituciones, nos damos cuenta de que velar por el cumplimiento del orden establecido es una tarea que entre todos debemos ir afianzando, para recobrar las fuerzas de nuestras democracias, que tanta sangre y sudor nos ha costado alcanzar a lo largo de la historia...

Sofia Mola, consiliaria titular estudiantil, Universidad Nacional de Córdoba
Redondos noveleros 
¿Está bien que el periodismo deportivo se escude en el rating para decidir un enfoque? Comercialmente, aplausos. Desde el plano moral, la idea merece reparos; pregonar, con el peso que tiene el denominado cuarto poder, ideas tales como "dos derrotas seguidas son una crisis" desde una tribuna diaria es cultivar maleza. Y está mal aunque las fieras la pidan.
Abonar la impaciencia desde un deporte tan pesado como el fútbol en nuestra cultura es una forma de sembrar cizaña. Poco ayuda a serenar una sociedad varios de cuyos integrantes hasta consideran lentos los videoclips de los noventa.
El estilo whatsapp va más allá de los celulares y el exitismo se escapa de las pantallas de TV y merodea por nuestras calles.
Las máscaras se caen
Criticar ídolos desde medios de comunicación demanda valentía. Al fanático le duele la verdad que lo contradice, prefiere aferrarse a creencias compartidas por la tribu. Autocrítica al paso, al que escribe le costaba asumir como violento a José Barrita, jefe de la barrabrava de Boca que saludaba, pulgar en alto, a los hinchas que lo miraban sonrientes.
Por eso tiene sentido leer la nota de Eduardo de la Puente publicada por Infobae bajo el título "El Indio es un desquiciado que quiere ser el responsable 'del pogo más grande del mundo'". El hombre se anima a hablar mal del Indio Solari, que a la vuelta de tantos recitales con incidentes y muertes ya no puede decir "nada tengo que ver".
¿Cómo te sentirías, estimado amigo Face, si vinieras a casa y sufrieras lo indecible, aunque no te lo hiciera quien te convoca? ¿Y qué opinión tendrías de mí si, encima, por tu visita y la de otros tantos yo lucrase en gran forma?
A la par de las probetas
El doctor Agustín Adúriz Bravo manifiesta la necesidad de derribar muros y romper prejuicios. Vaya si es necesario, así en la ciencia como en otros planos de la vida.
Cuando un prejuicio se hace extensivo a un grupo se lo suele rotular como estereotipo. Flora, la empleada pública encarnada por Antonio Gasalla, era un ejemplo. Otro, también en el programa televisivo que conducía el humorista, era Zaranda, profesor de Educación Física que indefectiblemente tenía una pelota bajo el brazo.
Los estereotipos gozan de buena salud, prueba de lo cual es su velocidad de movimiento y su capacidad para cubrir grandes espacios. Basta con preguntarle a un niño qué imagen tiene de un científico para que dibuje un laboratorio, unas probetas, algún tubo de ensayo, un guardapolvos. Eso es parte del paquete científico, pero no lo agota. También son científicos un historiador, un lingüista, un comunicador.
Acaso para no quedar en el brete de los estereotipos, integrantes de la comunidad de Ciencias Exactas despliegan hace tiempo una iniciativa denominada ARTExactas, en la que ponen manos a la obra y deleitan con lo que también los constituye como humanos.
Dibujan, pintan con óleo, acrílico, delinean imágenes con… microorganismos y su temática es variopinta. Tanto les va un paisaje como figuras geométricas de las que tanto conversarán en sus clases. Son afectos a los focos selectivos en fotografía y a jugar con la imaginación de quienes contemplan sus cuadros, tal como fue visible en el pabellón B del campus, cuando decenas de sus realizaciones estuvieron en exposición por los 45 años de la Universidad.
Son científicos, pero no viven en una burbuja. Tampoco son nerds (zonzos), como se los ve en la serie The Big Bang Theory. Son hombres y mujeres que desde la comunidad educativa de Ciencias Exactas (docentes, nodocentes, estudiantes y graduados) miran a los costados, hacia delante y al pasado.
Estropicios educativos
En un capítulo de la serie Boston Public, sobre un secundario público estadounidense, el profesor Harvey Lipschultz, próximo a jubilarse, reconocía públicamente que con el tiempo se le habían perdido las ganas en los laberintos de la burocracia.
La Argentina llegó a ser faro educativo a comienzos del siglo 20.
Con el tiempo, el trabajo del aula pasó a ser desgastado, erosionado, con la presentación de proyectos que -sabido por todos y cada uno- por lo común terminan con un sello y, quizás, un visto bueno o una devolución para revisar.
Ser docente es, a juicio de muchos que encima mandan, una tarea más parecida a la redacción formularia que al despliegue en el aula.
Llora por tí, Argentina.
Después de las sonrisas
Rotisería "La intoxicación". Clínica "Antes de la muerte". Radiotaxi "Demorado". Veredas riocuartenses sin mugre canina. Semáforos locales funcionan a pleno tras una tormenta. Argentina sin odios partidarios. Seis fantasías cada vez más parecidas.