A la par de las probetas
El doctor Agustín Adúriz Bravo manifiesta la
necesidad de derribar muros y romper prejuicios. Vaya si es necesario,
así en la ciencia como en otros planos de la vida.
Cuando un
prejuicio se hace extensivo a un grupo se lo suele rotular como
estereotipo. Flora, la empleada pública encarnada por Antonio Gasalla,
era un ejemplo. Otro, también en el programa televisivo que conducía el
humorista, era Zaranda, profesor de Educación Física que indefectiblemente tenía una pelota bajo el brazo.
Los estereotipos gozan de buena salud, prueba de lo cual es su
velocidad de movimiento y su capacidad para cubrir grandes espacios.
Basta con preguntarle a un niño qué imagen tiene de un científico para
que dibuje un laboratorio, unas probetas, algún tubo de ensayo, un
guardapolvos. Eso es parte del paquete científico, pero no lo agota.
También son científicos un historiador, un lingüista, un comunicador.
Acaso para no quedar en el brete de los estereotipos, integrantes de la
comunidad de Ciencias Exactas despliegan hace tiempo una iniciativa
denominada ARTExactas, en la que ponen manos a la obra y deleitan con lo
que también los constituye como humanos.
Dibujan, pintan con óleo,
acrílico, delinean imágenes con… microorganismos y su temática es
variopinta. Tanto les va un paisaje como figuras geométricas de las que
tanto conversarán en sus clases. Son afectos a los focos selectivos en
fotografía y a jugar con la imaginación de quienes contemplan sus
cuadros, tal como fue visible en el pabellón B del campus, cuando
decenas de sus realizaciones estuvieron en exposición por los 45 años de
la Universidad.
Son científicos, pero no viven en una burbuja.
Tampoco son nerds (zonzos), como se los ve en la serie The Big Bang
Theory. Son hombres y mujeres que desde la comunidad educativa de
Ciencias Exactas (docentes, nodocentes, estudiantes y graduados) miran a
los costados, hacia delante y al pasado.