21/4/17

Tela por cortar
Por Pedro Zabalo, tercer año, Colegio San Ignacio

Consigna:
Adrián es dueño de una sedería, él tiene como empleado a su hijo Lucas de 14 años y lo hace trabajar 6 horas al día de lunes a sábados, le paga 50 pesos la hora mientras que al resto de los empleados le paga 200, cuando Lucas se queja, Adrian le dice que al resto de los empleados él no le da un techo, ni de comer y ni tampoco le paga la educación. Lucas aprende en la escuela que lo que su padre está abusando de su poder, pero no se anima a quejarse porque su familia es muy patriarcal donde el trabajo y la obediencia no se discuten.

Respuesta:
En esta situación se observa que Adrián está violando los derechos de Lucas mediante su poder como padre. El hecho de darle un techo, comida y pagarle la educación a su hijo no puede justificar, bajo ningún punto de vista, este abuso de poder. En su rol de padre, se supone que Adrián debe brindarle esta “protección” a su hijo sin recibir a cambio horas de trabajo por parte de este. Recordemos, además, que Lucas tiene tan solo catorce años. En otras palabras, es un niño y no está en edad de trabajar. Al obligarlo a trabajar, su padre le impide realizar otro tipo de actividades que chicos de su edad deberían hacer libremente. Por ejemplo, Lucas debería tener la oportunidad de aprovechar ese tiempo que le dedica al trabajo para estudiar, estar con sus amigos, realizar actividad física, estar al aire libre, y distraerse. No debe, a su edad, cargar con otro tipo de responsabilidades como aquellas que se derivan del trabajo en una sedería.
Si bien los niños no deberían trabajar, si Lucas quiere ayudar a su padre en el trabajo por su propia voluntad está en él tomar esa decisión, pero esto no debería ser para él ninguna obligación ni debería cumplir horarios estrictos. El problema es que la familia de Lucas se caracteriza por ser muy patriarcal, entonces es poco probable que, en primer lugar, Lucas se anime a quejarse, y, en segundo lugar, que, en caso que se queje, lo escuchen. El trabajo y la obediencia deberían poder ser discutidos dentro del contexto familiar.
Es evidente que la situación no puede permanecer así; Lucas no puede seguir siendo víctima del poder que ejerce su padre. Un primer paso para resolver el problema, o al menos intentarlo, es que el niño hable, que se queje y exprese sus sentimientos respecto a la situación. Siendo optimistas podemos pensar que algún miembro de la familia lo escuche e intente ayudarlo. Sin embargo, si este no es el caso, la justicia debería intervenir ya que los derechos del niño están siendo fuertemente violados.